¿Por qué tienen que decidir las pymes su futuro?

Identificar los puntos fuertes, reafirmarlos y focalizarse es un buen punto de partida

Las pymes tienen que decidir su futuro | iStock
Las pymes tienen que decidir su futuro | iStock
director de desarrollo de negocio de Eurecat
Barcelona
12 de Mayo de 2021

Los responsables de las pequeñas y medianas empresas tienen que tomar decisiones estratégicas que determinan el futuro de sus organizaciones, en un contexto de cambios radicales sociales y económicos, con enormes incertidumbres y dudas relativas al futuro inmediato y a medio plazo. Se trata de decisiones difíciles y arriesgadas, con márgenes de error reducidos y que, coincidiendo con el Día Europeo de la Pyme, merece la pena poner en valor, para reflexionar sobre cuáles son las prioridades y las perspectivas para un segmento de empresas que representa el 70% del empleo en Catalunya.

La tentación de dejarse llevar por los acontecimientos, inmersos en el día a día que se lo come todo, e ir dando respuestas en cada momento sin una perspectiva, es comprensible. A la saturación y dispersión de informaciones, se añade la dificultad para entender la oportunidad y el impacto que ofrecen innovaciones tecnológicas con un potencial extraordinario, dado que a menudo se traducen más en amenazas por parte de nuevos competidores procedentes de otros sectores o en dudas en el retorno de las inversiones que requieren.

No decidir el propio futuro no es la mejor opción. Las grandes empresas pesan mucho, ciertamente, pero representan solo el 0,17% del total de empresas y un 35,64% del empleo a nivel estatal. La fuerza agregada del tejido de pymes tiene una influencia muy relevante.

Las grandes empresas pesan mucho, ciertamente, pero representan solo el 0,17% del total de empresas y un 35,64% del empleo a nivel estatal

Las pymes tienen que decidir su futuro y tienen los elementos para hacerlo. Identificar los puntos fuertes, reafirmarlos y focalizarse sería un buen punto de partida. La agilidad de las organizaciones más pequeñas, la gestión de cambio más sencilla o la toma de decisiones más rápida son ventajas a su favor. La dirección de la pyme, la propiedad en muchos de los casos, conoce mucho su organización, su equipo, sus productos y el sector. Puede identificar muy bien sus fortalezas y decidir su estrategia, donde poner el foco y cómo complementarlo con las colaboraciones necesarias para lograr sus objetivos.

La clave, la colaboración

La expertise en la aplicación de la innovación tecnológica o las alianzas para la transformación digital más conveniente ya las tiene a su alcance en el ecosistema del entorno. Las puede encontrar en centros tecnológicos, consultorías especializadas, universidades y otras empresas de la cadena o colaborando con entidades sectoriales como los clústeres o con otras pymes en las organizaciones empresariales. Colaborar es clave para tener visión periférica, reducir riesgo y acelerar la innovación.

En este escenario, las decisiones de inversión, de cambios en el producto o en el lanzamiento de nuevos productos, de nuevos mercados territoriales o sectoriales o en nuevos procesos o ajustes en los equipos tienen que ser claras. Se tienen que basar en indicadores conocidos de situación y de alcance, con pruebas de concepto, prototipo y pilotos con resultados a corto plazo, con retornos claros, y puntos de control que permitan decidir objetivamente si seguir invirtiendo o no. La velocidad en este proceso, afino y corrección, si procede, permitirá la consolidación de decisiones acertadas y será el inicio de una buena sistemática de gestión de la innovación, clave por la competitividad por lo que ofrece de mejora de márgenes, ya sea gracias a la reducción de costes logrados a raíz de mejoras de proceso o el incremento de ingresos a través de la diferenciación consecuencia de mejorar el producto.

La previsión de ayudas ha supuesto una disminución o atraso de proyectos, todo lo contrario de lo que hace falta

También es fundamental la colaboración con los agentes públicos y privados del sistema y la coordinación de esfuerzos con las entidades que trabajan por los intereses del colectivo de las pymes, para la mejora de los plazos de cobro y la disminución de la morosidad, la formación de las personas que necesitan, también, las pymes, y sistemas de ayudas a la innovación más flexibles, entre otros elementos.

La situación de especial complejidad generada por la pandemia y por los cambios asociados a la transformación digital y la sostenibilidad, fortalecen la necesidad de decisiones estratégicas y la adopción de las líneas de actuación derivadas, en un contexto de máxima dificultad e incertidumbre. El aprovechamiento del apoyo de las administraciones, efectivo de forma relevante a corto plazo y de un entorno especialmente sensible al acompañamiento de la pyme tienen que suponer la recuperación, el fortalecimiento y el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas y de las personas que colaboran con ellas, directa o indirectamente. Desgraciadamente, a corto plazo, la previsión de ayudas ha supuesto una disminución o atraso de proyectos, todo lo contrario de lo que hace falta, de forma que lo tenemos que revertir lo antes posible. Agilidad, colaboración, foco, acciones rápidas de ejecución y de evaluación constituyen, por lo tanto, vectores fundamentales para conseguirlo y para facilitar que la pyme decida su futuro, nuestro futuro.