A comienzos de cada año, los precios y las tarifas de los varios servicios son objeto de discusión a muchos entornos. En el caso de la electricidad, medios de comunicación, clientes y las mismas empresas del sector han mostrado su preocupación por el incremento del precio de la factura que se ha experimentado en los últimos años, puesto que, sin duda, el acceso a la energía eléctrica y su consumo tienen un peso fundamental en el bienestar de las personas y el conjunto de la economía. Pero... sabemos qué estamos pagando en cada recibo de la luz? Si nos fijamos en el detalle de la factura, podríamos destacar tres grandes áreas:
El primero es el coste de producción de la energía eléctrica que consumimos, que supone aproximadamente el 35% del total de la cuota. Un segundo aspecto son los llamados "peajes", un 43% del total, que se destinan a financiar los costes regulados por el sistema eléctrico, como el transporte, la distribución, la retribución del operador del mercado y el operador del sistema, los pagos por capacidad... pero también las políticas públicas como las subvenciones a la producción de energías renovables, la extracost de producción a las islas o el pago de deudas como las anualidades del déficit de tarifa de los años anteriores. Finalmente, tenemos el IVA e impuesto eléctrico que tienen un peso del 22%.
Sólo el 35% del coste de la factura responde a nuestro consumo personal
Del mismo modo que cuando compramos pescado el precio incluye el sueldo del pescador, el transportista que lo distribuye y el margen de la pescadería que lo vende, la factura de la luz incluye el pago por el suministro eléctrico, es decir, la producción de electricidad para poderla distribuir mediante las redes eléctricas y para comercializarla. Además, pero, seincluyen conceptos externos en el suministro, como las políticas públicas de subvención, ya comentadas, y los impuestos, que encarecen el coste final de la factura de la luz. Si se redujera la elevada carga impositiva y se excluyera aquellos costes de política energética ajenos al suministro, definidos por el Estado, la tarifa eléctrica podría reducirse sustancialmente.
Cómo se fija el precio de la luz?
A pesar de que este año no se prevé quehaya ningún cambio en la parte regulada del recibo, que parece que se mantendrá congelada por quinto año consecutivo, la evolución del precio final de la luz dependerá de cómo se comporte el mercado mayorista de energía eléctrica. En enero del año pasado, el precio de la energía se situaba en los 50 euros por megawatt hora, pero a lo largo del 2018 se ha elevado hasta un máximo de 70 euros por megawatt hora. A pesar de que hemos cerrado el año en 57 euros por megawatt hora, es él precio de cierre anual más alto de la última década.
La mayoría de países de la OCDE usan un sistema de subasta energética
Cuáles son las razones de este incremento? La clave se encuentra en el mecanismo de funcionamiento del mismo mercado eléctrico, que es similar al de la mayoría de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Cómo que actualmente la energía no se puede almacenar, es necesario que diariamente se realice una subasta con una previsión del que se consumirá para asegurar la disponibilidad del suministro.
A la subasta se comparan, primero, las energías con un coste operativo más barato, es decir la nuclear y las renovables (que son las que ofrecen unos precios más bajos), y,en último término, las energías más caras. Estas son las que establecerán el precio diario de todo el lote energético en el mercado mayorista. Si volvemos al símil del palco, es cómo si el precio de todo el pescado que se vende cada día el marqués el pescado más caro de conseguir. A diferencia de la merluza o los langostinos, pero, en la electricidad todos los electrones son iguales y el mercado tiene que operar para asegurar el suministro con todas las tecnologías disponibles al menor precio posible. Si no fuera así, en época de Nadal podríamos quedarnos sin marisco si todo el mundo en quisiera comprar y el precio acabaría por las nubes.
La energía más cara de producir marca el precio de todo el lote energético
A lo largo del 2018, la fuerte demanda eléctrica requirió una mayor producción eléctrica con carbón y gas, que tienen que un coste de producción más elevado por la subida del precio de los hidrocarburos. A esto setiene que añadir el encarecimiento del precio de los derechos de emisión por tonelada de CO2, que en un año se ha multiplicado por cuatro. Y a pesar de que a final de año los precios se han ajustado nuevamente a la baja gracias a una meteorología favorable para la producción eléctrica de fuentes renovables, así como la suspensión temporal por parte del Gobierno del impuesto a la generación eléctrica, la factura de la luz ha cerrado el 2018 con un encarecimiento interanual por encima del 2%.
La solución: tarifas fijas en el mercado libre para garantizar un precio estable
Hay que destacar que la subida del precio no es la misma para todas las tarifas. En el estado español, aproximadamente la mitad de la población tiene contratada su factura al mercado libre y la otra mitad al regulado. Hacer el cambio del una a la otra es rápido, gratuito y sencillo.
Contratar la factura al mercado regulado refleja las oscilaciones diarias del mercado mayorista
Mientras que al mercado libre hay la opción de fijar los precios en el momento en que se hace el contrato, de forma que el cliente mantiene la misma tarifa durante todo el año, quien tiene contratado el servicio al mercado regulado sufre más los cambios de precio vinculados a la subasta diaria. Esto pasa porque al mercado regulado existe una sola tarifa, la PVPC, con un precio estipulado que varía cada hora del día en función de la oferta y la demanda. Con todo, no quiere decir que la PVPC sea una cuota superior a las del mercado libre, pero sí la que tiene más volatilidad, puesto que refleja las oscilaciones diarias del precio del mercado mayorista de energía eléctrica.