Los socios hemos perdido el control del Barça

Si no hacemos las cosas bien en los despachos, no podremos emprender operaciones deportivas ambiciosas

La Asamblea del Barça aprueba las cuentas del ejercicio 23/24 pese a las pérdidas netas | EP
La Asamblea del Barça aprueba las cuentas del ejercicio 23/24 pese a las pérdidas netas | EP
Marc Duch, presidente de Manifiesto Azulgrana y socio del Barça
Barcelona
06 de Noviembre de 2024
Act. 14 de Noviembre de 2024

Una vez cerrado el ejercicio 2023-24, la situación económica y financiera del FC Barcelonaes ya suficientemente conocida para cualquier socio o seguidor interesado en nuestro club. Por tanto, no entraremos a evaluarla de manera detallada. Solo pondremos el foco en un par de conceptos relevantes. Por un lado, la particular excepción que el auditor ha indicado en las cuentas, alegando que las pérdidas deberían ser, como mínimo, 130 millones de euros superiores a las declaradas. Por otro lado, la repetida incapacidad de esta directiva para obtener de la LFP la famosa regla del 1:1, estándar que habría permitido operaciones en el mercado de fichajes con cierta soltura. Al margen de los habituales rumores de pretemporada y el desfile de posibles refuerzos que, evidentemente, no podemos costear, debemos recordar una realidad evidente: el Barça no puede permitirse el precio de estos fichajes, y, en consecuencia, sigue vigente la norma de los últimos años: antes de entrar, dejen salir. El segundo factor depende del primero. Si no hacemos las cosas bien en los despachos, no podremos emprender operaciones deportivas ambiciosas.

Si hablamos de hacer las cosas bien en los despachos, en octubre de 2021 el club planteó a la Asamblea la venta del 49% de Barça Studios, que debía ser la nueva fuente de ingresos digitales del club, sin que hasta la fecha se haya materializado de ninguna forma, tras pasar tres años. En aquel momento advertimos, junto con otros socios, que la venta de activos no era una solución válida. Nunca es una buena idea vender ingresos futuros para hacer caja a corto plazo; resulta evidente.

Había muchas otras fórmulas, y las explicamos en público como de costumbre, pero también, como es habitual, ninguno de los responsables hizo caso:

  1. Se podía buscar un socio comercial que invirtiera de entrada y con quien compartir beneficios, realizando un adelanto sobre el resultado de explotación futuro.
  2. Se podía buscar un proyecto sell/buy-back, un repo (repurchase agreement), mediante el cual se vendiera con recompra obligatoria, es decir, una forma de capitalizarse con una garantía del inversor.
  3. Se podían ceder realmente los derechos de producción y explotación en el porcentaje que quisiera el club, incluso el 100%, con una fecha de vencimiento determinada (como se hizo con Nike).
  4. ... Y así, un sinfín de alternativas prácticamente inagotables.

En cambio, los hechos son los que son. El FC Barcelona decidió empaquetar una serie de activos digitales presentes y futuros y venderlos a través de una filial (Bridgeburg Invest, S.L.). Se transmitió el 49% de esta filial a Socios.com y Orpheus Media (Jaume Roures), hubo 'desacuerdos' en los pagos, se revendió el 30% de la sociedad a Libero Football Finance y a Nipa Capital (dos fondos de inversión), luego a Vestigia Holdings Ltd y Hellgas Holdings (entidades muy opacas con sede en Chipre y que ocultan las identidades de alguien desconocido). Hoy día, seguimos haciendo esfuerzos para conseguir cobrar lo que nos deben, que es casi todo.

El president del Barça, Joan Laporta, durant la roda de premsa el 3 de setembre de 2024 | EP
El presidente del Barça, Joan Laporta, durante la rueda de prensa el 3 de septiembre de 2024 | EP

Más allá de la idoneidad o no de la operación y de las cuestiones puramente empresariales y financieras, hoy debemos resaltar un hecho evidente y comprobado: los socios hemos perdido totalmente el control.

Esto es lo que ocurre cuando vendes cosas: al transferir la propiedad, dejan de ser tuyas y pierdes el control

Es cierto que la Asamblea autorizó la venta del 49% de Bridgeburg Invest SL, de la misma forma que ahora mismo el 30% de los derechos sobre activos digitales del FC Barcelona están en manos de personas que no sabemos quiénes son. Y mañana, los puedes tener tú, si los compras. Y pasado mañana, puede tenerlos el jeque de Qatar, si los compra. Y al día siguiente, Florentino Pérez si paga el precio que el jeque le pida. Esto es lo que sucede cuando vendes cosas: al transferir la propiedad, dejan de ser tuyas y pierdes el control.

En un futuro no muy lejano, lamentaremos esta venta, justo cuando la industria del deporte y el entretenimiento encuentre la forma de monetizar de forma ordenada, solvente y escalable los activos digitales. En ese caso, mientras nuestros competidores ingresen 100, nosotros ganaremos 51. Año tras año, una herencia inasumible para futuros gestores. La pregunta que corresponde ahora y aquí es si volveremos a permitirlo.

Cada día que pasa, el Barça es menos propiedad de sus socios. Por desgracia, no es una forma de hablar, sino la cruda realidad

En junio de 2022, la junta directiva llevó a la Asamblea de compromisarios la posibilidad de vender el 49% de Barça Licensing and Merchandising (BLM), la sociedad que gestiona el merchandising y las licencias de productos del FC Barcelona. Como casi siempre, la Asamblea aprobó lo que la Junta propuso, dada la delicada situación financiera del club. Y, como siempre, no se explicaron ni se quisieron contar los riesgos a corto y largo plazo de perder la propiedad de una rama de negocio tan significativa como BLM (el último ejercicio auditado muestra una facturación de 107 millones de euros). Ahora mismo, la junta tiene autorización de los socios para hacer lo que desee con el 49% de una de las principales fuentes de negocio del club. Y la obstinada realidad confirma que, una vez más, los socios no tendremos absolutamente ningún control ni sobre el comprador, ni sobre las condiciones, ni sobre futuras transacciones, ni nada de nada. Con los volúmenes de facturación y márgenes con que opera BLM, una valoración mercantil que supere los 800 millones es más que plausible y razonable. No faltarán voces en la planta noble del club que vean con buenos ojos esta venta que puede, de una vez por todas, tapar las desviaciones y agujeros, los desórdenes y errores, y hacer "limpieza" de un solo golpe. Siempre pensando en el corto plazo (el “yo", "mi mandato”), nunca en el largo plazo (la solvencia económica del club, la viabilidad de la institución, la competitividad deportiva del mañana).

Cada día que pasa, el Barça es menos propiedad de sus socios. Por desgracia, no es una forma de hablar, sino la cruda realidad: Hemos perdido la propiedad del 25% de los derechos de televisión de la Liga durante 25 años; hemos perdido la propiedad del 49% de los derechos sobre activos digitales para siempre; y podemos perder la propiedad del 49% de nuestra línea de negocio de merchandising y licencias. Poco a poco, vamos perdiendo el escaso control que nos quedaba como socios y, ciertamente, no hemos hecho gran cosa para retenerlo.

Cuando mantienes algo en el mercado, es, sencillamente, porque lo quieres vender. En caso contrario y según la lógica, lo retiras del escaparate, ¿verdad?

De todas maneras, siempre podemos corregir nuestros propios errores y los inducidos, porque tenemos y tendremos herramientas para hacerlo. Por ejemplo, revertir la autorización para la venta de BLM y evitar así que un socio comercial nos imponga sus criterios o, al menos, cuestione los nuestros. Debemos evitar la pérdida de ingresos futuros a cambio de tapar agujeros presentes y evitar, en última instancia, que caiga en manos desconocidas y con el riesgo de que nunca podamos recuperarlo. Todo lo que hemos expuesto de manera argumentada podría hacerlo el club por iniciativa propia, una acción que sería una auténtica declaración de intenciones y un mensaje a los excelentes profesionales de la casa: la Masia comercial no se toca.

Si esto no se hace, se envía a todos un mensaje claro en sentido contrario. Cuando mantienes algo en el mercado, es, sencillamente, porque lo quieres vender. En caso contrario y según la lógica, lo retiras del escaparate, ¿verdad?