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Emprendeduría a la empresa familiar: renovarse o morir

29 de Junio de 2018
Jordi Tarragona

La empresa familiar empezó por la emprendeduría de alguien. Por alguien dispuesto a aceptar riesgos, con sensación de controlar su destino, que veía oportunidades donde otras veían problemas, con intuición y proactivitat, con energía y perseverancia; seguro de si mismo.

Si se pierde este espíritu emprendedor, es difícil que la familia empresaria afronte con éxito la regeneración estratégica que en algún momento del futuro será necesaria para su continuidad como familia empresaria.

Los negocios y mercados tienen un ciclo de vida. Los coches de caballos fueron sustituidos por los de gasolina, y estos quizás lo serán por los eléctricos. Hay que adaptarse a los cambios del mercado, e incluido estar dispuesto a abandonarlos. Los alrededores del Borne del siglo XIX y del XXI tienen poca similitud por el que respeta a la actividad económica.

Hay emprendidas zombi que están muertas y continúan andando. Su sector ha cambiado y ellas no se han adaptado. Continúan existiendo, por ejemplo, porque pagan alquileres bajos; porque no ve alternativa a dejar de pedalejar, o porque no pueden asumir el coste de dejar de hacerlo.

La familia empresaria tiene que reflexionar, por ejemplo, sobre cómo afectará la omnicanalitat, la inteligencia artificial, la impresión 3D, la robótica y la economía circular a su negocio. Sobre cuáles son las habilidades (capacidades desarrolladas) que serán claves al futuro de la empresa, por sus integrantes y para los propietarios. Hay que tener en cuenta que nuestra capacidad de reciclaje es más lenta que la evolución de la tecnología; que el más difícil de aprender el que es nuevo es olvidar el que es viejo. Acertar el futuro es bien difícil, una cosa segura es que será diferente de cómo imaginamos. Otra cosa cierta es que el futuro empezó ayer; no empieza mañana, estamos construyendo hoy.

Curiosamente a las empresas familiares es dónde en principio se respeta más la tradición. Los directivos y gobernadores familiares suelen estar más tiempo a los cargos que los no familiares, esto tiene la ventaja de la coherencia y perseverancia de las políticas, pero tiene el inconveniente de retrasar la incorporación de nuevas formas de hacer, de nuevos productos.

Además, hoy el problema se ve agravado por el hecho que el ciclo de vida de los negocios se está acortando, mientras que el de las personas se está alargando. Una forma de potenciar la emprendeduría es apoyando, con requisitos profesionales, los nuevos proyectos empresariales que planteen las nuevas generaciones. Mejor inclús incentivándolas, y premiando el fracaso. Un problema es el excesivo respecto a la tradición que suele haber a la empresa familiar. El demasiadas pes de la dicha "zapatero a tus zapatos". No es extraño que la familia considere una "traición" que alguien comience un negocio diferente del familiar.

También pueden existir los imprevistos, como el de la Inmobiliaria Amat en la cual lo joven fundador murió dejando a una viuda con una hija de dos años y otra que nació el día siguiente del entierro. Sin la emprendeduría de Concepció Amigo, la empresa hoy no existiría.