El pasado día 20, después de horas de reunión, los estados miembros de la Unión Europea (UE) llegaron a un acuerdo para que la Comisión presente un plan que permita luchar contra los efectos del coste de las energías, principalmente del gas natural. Siendo la española -y, por tanto, la catalana- economías arrastradas -es decir, dependientas totalmente de lo que hacen los demás socios- este acuerdo es fundamental para nosotros y nuestras empresas.
Antes, pero algunos datos. La UE estima que la inflación media para 2023 en la Unión será del 5,5%, mientras que la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) prevé que sea del 6%. Y se espera que el crecimiento del PIB será casi nulo, ya que cerrar las importaciones de gas ruso significa una reducción del 1% en el crecimiento y este hecho ya ha ocurrido casi. Ahora, de gas ruso, se consume lo mínimo. Primera, pues, idea clara de que debemos asumir: el consumo de gas ruso en la UE será casi cero. ¿Alternativas? Muchas, pero caras.
¿Por qué digo caras? Pues porque en este mundo –usted ya lo saben– todo el mundo es amigo hasta que se habla de dinero. Se está negociando con los noruegos -que parecen ser los más flexibles-, con Argelia y Qatar -con ambos habla Francia, sobre todo- y con Estados Unidos que nos vende el gas natural cuatro veces más caro de lo que lo pagan ellos - cosa que debería hacernos subir la mosca a la nariz en cuanto a la guerra de Ucrania y el escaso interés americano en que lo que acabe lo antes posible-. Además, el euro se ha debilitado frente al dólar que es la moneda de referencia para las transacciones energéticas. Insisto: la guerra de Ucrania consiste en patadas que Rusia y Estados Unidos se dan mutuamente, pero... en el culo de Europa.
El consumo de gas ruso a la UE será casi cero. ¿Alternativas? Muchas, pero caras
El think-tank Bruegel ha previsto cinco escenarios en lo que respecta al precio de la energía. Les detallo los dos extremos, máximo y mínimo:
· Parada total de compra en Rusia, invierno frío y fracaso de las políticas de ahorro: Precios un 20% superiores a los actuales.
· Buenos precios de los proveedores, invierno benigno y éxito en las políticas de ahorro: Precios un 40% inferiores a los actuales (el equivalente a febrero de 2022, antes de la invasión rusa).
Aquí intervienen muchos factores, como pueden observar:
· Buenas negociaciones con Rusia (depende de la guerra).
· Buenas negociaciones con los proveedores (política de compra).
· Meteorología (cada grado de temperatura exterior que varía implica una variación del consumo del 4%).
· Política de ahorro (se persigue una reducción del consumo eléctrico del 10%, mientras que para el gas el objetivo es del 15%)
El invierno será duro, sobre todo porque hay causas que afectan a los precios de la energía que no se pueden controlar del todo (Rusia y la meteorología). Los demás parecen medio encarrilados
Como pueden observar, existen factores que dependen de la suerte: la meteorología y, hasta cierto punto, la evolución de las negociaciones con Rusia, hoy inexistentes. Pero otros dependen de la buena gobernanza que, por suerte, está en manos europeas y no nuestras.
La reunión que mantuvieron los 27 en Bruselas no fue fácil. Un ejemplo: Alemania era contraria al tope del precio del gas porque piensa que un tope demasiado bajo podría hacer que la población no ahorrara -hecho verosímil en un país rico como Alemania-. España piensa que el tope es necesario, y debe ser bajo, porque la gente no puede pagar la energía tan cara. Al final siempre acaban chocando los buenos gobernados con los malos gobernantes. Gracias a Dios se ha alcanzado un principio de acuerdo. El invierno será duro, sobre todo porque hay causas que afectan a los precios de la energía que no se pueden controlar del todo (Rusia y la meteorología). Los demás parecen medio encarrilados. ¡Suerte!