Trump está enfadado. Esto no sería demasiada noticia si no fuera porque con quien se ha enfadado es con Google. Resulta que haciendo egosurfing a Google ha encontrado que las noticias que el popular buscador enlaza en los primeros resultados no lo dejan demasiado muy parado. Esto tampoco sería noticia. Trump ha hecho el que hagamos todos cuando queremos denunciar una situación injusta o cuando queremos con Vueling: hacer un tuit.
Con su retórica de patio de colegio habitual (faltas de ortografía, utilización de superlativos inexistentes, profusión de mayúsculas y carencia de vocabulario) el presidente norteamericano hizo una cadena de Tuits donde disparaba contra todos medios —que no sería tampoco noticia— con la novedad de Google.
Con las habituales expresiones, vacías ya de significado, como Fake News Media, Left-Wing Media, Fake CNN, RIGGED, BAD, Fair Media (sic) se quejaba que el 96% de las buscas del término Trump News eran contra él, que eran provenientes de mediados de izquierda y que esto era muy peligroso. El hilo de dos tuits acababa con un amenazante "Ellos controlan el que podemos y no podemos ver. Es un tema muy serio y nosocuparemos!".
"La queja que se hace a Google es que el grueso de ingenieros son hombres, de origen caucásico y de inclinación progresista"
Dejamos las amenazas a Google (Trump tiene un historial de prometidas, coacciones y amenazas por Twitter que nunca ha cumplido) y centrémonos en aquello en que basa su ira este golpe. De donde sale este 96% de buscas en contra? Qué quiere decir un 96% de buscas a Google? Tiene sentido? El mensaje sale de su burbuja mediática (en esto no somos nada diferentes).
Trump basa su argumentación en una estadística dudosa originada en el web de derechas PJ Media en un artículo que trae por título "96 Percent of Google Search Results for Trump News Are from Liberal Media Outlets" donde la autora, Paula Boyard, afirma que buscó a Google el nombre de Trump varios golpes en diferentes ordenadores y clasificó los 100 primeros resultados en "a favor" y "en contra" de Trump. Para decidir si el medio que aparecía en los resultados era de izquierdas o derechas se basó en un gráfico creado por la periodista Sharyl Attkisson que afirma que los medios nos están mostrando una "realidad artificial" (viura al Matris en catalán incorrecto), que tampoco sería noticia.
Y aquí ya cerramos el círculo virtuoso: un medio de comunicación de masas como Fox recoge el titular del PJ Media, Trump mira Fox de madrugada mientras come pizza y se hace los tuits encima. A partir de aquí todo vuelve a empezar: PJ Media hace un artículo explicando la influencia de su estudio en el tuit de Trump, Foxrecoge las reacciones que Trump vuelve a tuitar. Talmente como si fuera un algoritmo.
Google que ha notado el aliento presidencial a la nuca (perdón por la imagen) ha reaccionado con una nota de prensa donde explica en buenas palabras porque la queja de Trump es infundada y el estudio no tiene sentido. "Cuando los usuarios escriben consultas a la barra de busca de Google, nuestro objetivo es asegurarnos que reciben las respuestas más relevantes en cuestión de segundos. La busca no se utiliza para establecer una agenda política y no sesgamos nuestros resultados hacia ninguna ideología política. Cada año, emitimos centenares de mejoras a nuestros algoritmos para asegurarnos que contienen contenido de alta calidad en respuesta a las consultas de los usuarios. Trabajamos continuamente para mejorar la busca de Google y nunca clasificamos los resultados de la busca para manipular el sentimiento político."
"Os imagináis un Silicon Valley mayoritariamente conservador, o peor, del alto-right?"
Tampoco acaban de decir la verdad, porqués sí que es cierto que las buscas de Google tienen sesgos aunque de manera indirecta. Los algoritmos heredan los sesgos de quienes los programan y estos de las sociedades y los tiempos en que viven. La queja que se hace a Google (y que se hacen internamente me consta) es que el grueso de ingenieros son hombres, de origen caucásico y de inclinación progresista. El mismo Trump ha criticado públicamente que los trabajadores y dirigentes de Facebook, Twitter y Google sean mayoritariamente progresistas. Y suertetenemos, os imagináis un Silicon Valley mayoritariamente conservador, o peor, del alto-right?
Pues aquí hay el debate. Es fácil posicionarse contra Trump y a favor de Google cuando Trump hace suyos los postulados de la extrema derecha mientras Google, Apple, Twitter, Facebook, Spotify y Youtube cierran perfiles que hacen apología del odio, como el reciente veto al polémico locutor Alex Jones. Trump los considera un ataque a la libertad de expresión, mientras que el común de los mortales lo consideramos como un cortafuego al discurso del odio y la discriminación, demasiado presente a las redes sociales.
Qué pasaría si fuera al revés? Estas grandes tecnológicas son conscientes que pueden crear estados de opinión e influir en la vida política de los estados. De hecho, Trumpes la demostración, tanto por cómo llegó a la presidencia, como por la utilización política que hace de las redes sociales. Todos tenemos la mosca última la oreja después del escándalo de Cambridge Analytica y todos hemos elucubrado si los estados del futuro serán estados virtuales en red con capital a Silicon Valley. El riesgoestá, algunos indicios también, pero no son ni los que dice Trump ni la solución es mucho menos la de más control vertical como deja intuir. Viendo los patrones de publicación de Trump podríamos pensar que se comporta como un algoritmo, y que incluso su actividad a las redes la podría hacer un algoritmo. Ademanes a elegir Gran Hermano, de momento me quedo con el algoritmo.