El mundo empresarial ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, y con ello, también lo ha hecho la forma en que entendemos y ejercemos el liderazgo. Si bien antes se pensaba que un líder exitoso era aquel que tenía un estilo autoritario, que imponía sus decisiones sin escuchar a los demás, hoy en día, la realidad es muy diferente. La nueva era del liderazgo exige un enfoque centrado en las personas, la innovación y la colaboración.
El liderazgo actual se enfoca en el factor humano, en comprender que las organizaciones están compuestas por personas con necesidades, emociones, expectativas y talentos. Por lo tanto, un líder innovador es aquel que comprende que su rol no es simplemente el de controlar y dirigir, sino el de inspirar, motivar y apoyar a su equipo de trabajo para lograr objetivos conjuntos y crecimiento mutuo.
La organización crece, los equipos crecen y sus líderes crecen. Un líder innovador sabe que su equipo es su mayor activo y que su éxito depende de la capacidad de sus colaboradores (que no subordinados) para desarrollar su potencial y contribuir de manera significativa a la organización. Los miembros de nuestro equipo no trabajan para nosotros, trabajan con nosotros. Como muy bien dice mi buen amigo Xavier Marcet, liderar es servir, no servirse.
Pero, ¿cómo podemos convertirnos en líderes innovadores? Es muy fácil ponerle un nuevo adjetivo al liderazgo y esperar que los líderes cambien su forma de actuar para adaptarse, pero no es tan sencillo lograr ese cambio. Veamos al menos tres claves por las que podríamos empezar.
En primer lugar, debemos ser conscientes de que el liderazgo es un proceso (no un estado) constante de aprendizaje y crecimiento personal. Para ser líderes innovadores debemos estar abiertos a nuevas ideas, a escuchar las opiniones y sugerencias de nuestro equipo y estar dispuestos a cambiar cómo hacemos las cosas si eso significa mejorar los resultados.
En segundo lugar, debemos desarrollar habilidades de comunicación efectiva y empatía para poder conectar con nuestro equipo y entender sus necesidades y expectativas. Esto implica saber escuchar de verdad, saber dar un feedback apreciativo (otro día ya profundizaremos en esto), y saber trabajar realmente en equipo, generando confianza para resolver nuestros problemas.
En tercer lugar, debemos estar dispuestos a tomar riesgos y experimentar nuevas formas de hacer las cosas. Un líder innovador no tiene miedo a fallar, porque sabe que el fallo es un efecto imprescindible para aprender y mejorar. ¿Acaso se aprende algo importante sin fallar? Debemos estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort y probar nuevas estrategias y enfoques mirando al fallo, no como algo a evitar, sino como algo de lo que aprender.
Finalmente, debemos ser conscientes de que el liderazgo no se trata solo de nosotros como individuos, sino también de la forma que trabajamos con nuestro equipo y nos relacionamos con la comunidad empresarial en general. Un líder innovador se enfoca en el bienestar de su equipo, en la sostenibilidad de la organización y en cómo su trabajo puede impactar positivamente en la sociedad.
¿Suena bien esto de liderar de forma innovadora, verdad? Pero ¿cómo podemos saber si ya lo hacemos? Para empezar, podríamos darnos respuesta a cada una de estas preguntas de autorreflexión:
• ¿Cómo me involucro con mi equipo de trabajo? ¿Los escucho y tomo en cuenta sus ideas y sugerencias?
• ¿Cómo estoy fomentando la creatividad y la innovación en mi equipo?¿Me abro a nuevas ideas y me dispongo a experimentar y tomar riesgos?
• ¿Está alineado mi liderazgo con los valores y la visión de mi organización? ¿Estoy trabajando para crear un impacto positivo en mi entorno más cercano y en la sociedad en general?
• ¿Cómo estoy manejando los conflictos en mi equipo? ¿Estoy fomentando una cultura de colaboración y resolución creativa de problemas contando con todos?
• ¿Cómo estoy desarrollando y fomentando el crecimiento profesional de mi equipo? ¿Estoy brindando las herramientas y recursos necesarios para su desarrollo?
• ¿Cómo estoy comunicando mis expectativas y objetivos a mi equipo? ¿Estoy generando claridad y concreción en mi comunicación?
• ¿Cómo estoy fomentando la diversidad e inclusión en mi equipo? ¿Estoy liderando con inclusividad y equidad?
• ¿Cómo estoy brindando un feedback, o retroalimentación apreciativa a mi equipo? ¿Estoy reconociendo y valorando su trabajo?
• ¿Cómo estoy manejando mi tiempo y recursos para lograr los objetivos de mi organización? ¿Diría mi equipo que estoy siendo una persona eficiente y efectiva?
• ¿Cómo estoy manteniendo un equilibrio entre mi trabajo y mi vida personal? ¿Estoy cuidando mi bienestar y el de mi equipo?
Si después de contestarnos a estas preguntas, nos queda la sensación de que sí que hacemos algunas de estas cosas, pero no con la frecuencia que nos gustaría, entonces podríamos tomar alguna de estas medidas para mejorar nuestros resultados:
• Buscar oportunidades para aprender y crecer. Participar en programas de entrenamiento, cursos, seminarios y conferencias relacionados con liderazgo e innovación.
• Pedir un feedback sincero a nuestro equipo de trabajo y a otros colegas. Escuchar con una actitud humilde sus sugerencias y tomar en cuenta sus comentarios para mejorar nuestras habilidades de liderazgo. Adopta una mentalidad de aprendiz, aunque nos consideremos maestros en la materia.
• Fomentar una cultura de innovación y creatividad en nuestro equipo. Animar a cada persona del equipo (sean o no las más cercanas a nosotros) a compartir sus ideas y experimentar con nuevas formas de hacer las cosas.
• Trabajar en nuestra capacidad de comunicación. Practicar la escucha activa y auténtica, escuchar para comprender, no para hablar a continuación, y comunicar de manera efectiva nuestras expectativas y objetivos, demostrando interés y aprecio por la persona.
• Fomentar la colaboración y la diversidad en nuestro equipo. Trabajar en crear un ambiente inclusivo y equitativo. Por duro y difícil que nos parezca.
• Manejar los conflictos de manera efectiva. Buscar soluciones conjuntas y fomentar una cultura de respeto y colaboración.
• Reconocer y valorar el trabajo de nuestro equipo y celebrar los logros conjuntos.
• Gestionar los recursos de manera efectiva. Establecer prioridades y trabajar en ser eficientes y efectivos. Dejar de considerar a las personas como recursos, son seres humanos con ideas propias a quienes necesitamos involucrar, no fichas en un tablero esperando a ser movidas por nosotros.
• Cuidar nuestro bienestar y el de nuestro equipo. Fomentar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal y trabajar en mantener una actitud positiva y resiliente. No será fácil, y no estará exento de problemas, pero si nos preparamos (no solo lo intentamos), lo superaremos con buena nota y nuestro equipo acabará reconociéndolo a su debido tiempo.
En conclusión, el liderazgo innovador es esencial para el éxito de cualquier organización en la actualidad. Al enfocarnos en el factor humano, en la innovación y en la colaboración, podemos crear un ambiente de trabajo productivo, motivador y enriquecedor para nuestro equipo y para nosotros mismos. Si estamos dispuestos a aprender, a escuchar y a tomar riesgos, podemos convertirnos en líderes innovadores que marquen la diferencia en nuestras organizaciones y en el mundo empresarial en general. ¿Te imaginas lo que podríamos conseguir si todas las organizaciones estuvieran lideradas de esta forma? ¿Cómo te ves tú ante este nuevo modelo?