El 24 de octubre es el día de Naciones Unidas porque es ese día del 1945 entró en vigor la Carta de Naciones Unidas, y una vez los firmantes la aprobaron, se creó la propia organización. Esto es lo que dice la Carta en su portal:
"Nosotros, los países de Naciones Unidas, queremos proteger a las generaciones futuras de los efectos de la guerra que ha causado un sufrimiento incalculable a la humanidad dos veces a lo largo de su vida. Y confirmamos nuestra fe en los derechos humanos básicos, en la dignidad y el valor humano, y en la igualdad de derechos entre hombres y mujeres”.
Lo que se dice en aquella introducción debe entenderse en contexto, porque sabiendo todo lo que pasó después, parece algo ingenuo. Los grandes conflictos que llevaron al mundo al borde del abismo demostraron claramente que era necesaria otra estrategia para salir de ese puerto, un lugar donde la gente se escuchara, para trabajar desde el consenso en objetivos comunes.
Para que lo que decimos tenga sentido no es suficiente con la repetición: necesitamos la reacción de los demás, inevitablemente, para saber si vamos por el buen camino
Se ha hablado mucho de ese valor, pero no hemos logrado entendernos. En todo ese tiempo hemos vivido una vez más sufrimientos indescriptibles. Las cosas han cambiado a mejor en el ámbito de la máquina, pero lo esencial sigue siendo lo mismo: las guerras son las metodologías de facto para adquirir poder y resolver desacuerdos, y no hemos inventado nada que las sustituya. No hay otro remedio que admitir que hemos fracasado, pero al mismo tiempo, no hay más remedio que profundizar en ese esfuerzo por escucharnos.
Quizás los pueblos del mundo deberían volver al principio, para ver si realmente sentimos lo que nos dijimos en 1945.
Como somos bebés de unos meses, empezamos a articular palabras. Este inicio, como todos los inicios, es incómodo, porque ocurre con pura imitación. Los sonidos se convierten en sílabas y después encadenamos estas sílabas con otros sonidos nuevos. Hablamos, sí, pero porque lo que decimos tenga sentido no es suficiente con la repetición: necesitamos la reacción de los demás, inevitablemente, para saber si vamos por el buen camino. Necesitamos a alguien, con su ejemplo y paciencia, que nos enseñe a hablar.
Meryl Streep guardó para el final la regla de oro de la interpretación: "el más importante es escuchar"
Me pregunto si este mundo no sería un sitio más habitable si aprendiéramos a escuchar antes de aprender a hablar.
Haga lo que haga, aparezca donde aparezca, diga lo que diga, yo siempre —repito: siempre— escucho a Meryl Streep con mucha atención. Acaba de recibir uno de los principales premios del Principado de Asturias y en su discurso de agradecimiento, con su habitual fluir de palabras lento y profundo, habló del papel de los actores en el mundo. Guardó para el final la regla de oro de la interpretación: "lo importante es escuchar", concluyó. Y permaneció en silencio.