La penúltima vez que hablé con un robot fue deprimente. Ahora hace un año tuve el placer de hablar con la famosa robot Sofia, aquella que tiene la cabeza pelada y transparente. Recientemente se ha hecho famosa porque Arabia Saudí le otorgó la nacionalidad (oh! gran noticia) y porque el Will Smith le echó la caña en una entrevista. También he visto que a Àlex Gutiérrez publicaba una entrevista en el diario Ahora que especificaba que era editada por cuestiones de claridad.
La Sofía me pareció más estulta que la Siri que traigo al bolsillo. La charla duró menos de un minuto. En ningún momento me dio la impresión que tuviera un comportamiento mínimamente inteligente y sí de presa de pelo. A banda, la Sofía produce un efecto inmediato de "valle inquietante", que es el efecto que se produce cuando una réplica antropomórfica se acerca en exceso a la apariencia y comportamiento de un ser humano real, causando una respuesta de rechazo entre los observadores humanos. El efecto extraño que nos produce un humanoide es muy diferente que el que nos produce un brazo robótico de una cadena de producción o la Roomba.
La última vez que hablé con un robot fue por teléfono. Fue todo mucho más prosaic; para pedir cita al taller. Premio uno, diga el día, la hora, diga sí si está de acuerdo y le enviaremos un SMS con la información de la cita. Una voz metálica, monótona que no engaña nadie y que se mantiene a una distancia prudencial del "valle inquietante". Todo relativamente indoloro hasta la hora de pagar, está claro.
"El efecto extraño que nos produce un humanoide es muy diferente que el que nos produce un brazo robótico de una cadena de producción o la Roomba"
Google, en su conferencia anual Y/O, presentó este martes todas sus novedades prêt-à-developer de la temporada a una audiencia de programadores entusiasmados. Mención especial por el auditorio a cielo abierto y a pleno solo, formado Isla Fantasea. Las palabras clave fueron inteligencia artificial, aprendizaje máquina, redes neuronales y aprendizaje profundo, palabras comodín que sirven tanto para definir tecnologías como estrategias de marketing.
La novedad que acaparó todos los focos fue el Google Dúplex, la nueva tecnología que permite los algoritmos de inteligencia artificial de Google traer una conversación de voz y en lenguaje natural con un humano. Como ejemplo pusieron dos conversas (grabadas, no en directo) de llamada —una a una peluquería y la otra a un restaurante— para pedir hora. La "persona" que trucaba era el robot de Google y la conversación demostraba no con sólo que era capaz de entender el que decía la otra persona, sino que podía también interpretar las inflexiones del lenguaje y reaccionar a sus pausas con interjecciones como "mm-mm" y "sssí", como lo hacemos los humanos cuando hablamos por teléfono. Las dos personas que atendieron las llamadas en ningún momento se dieron cuenta que no estaban hablando a un humano y, por lo tanto, nunca transitaron por el "valle inquietante". Vale la pena que escucháis las conversaciones.
Google todavía no ha tirado su Google Dúplex al mercado, se espera que sea a finales de año. Cuando lo haga llegará además de 500 millones de aparatos que incluyen teles, móviles, mesitas, ordenadores y asistentes de voz. Diría que a estas alturas no hay demasiadas barreras tecnológicas para resolver, pero los problemas más difíciles de resolver no son los tecnológicos sino los éticos y sociales.
"Nos venderán detectores de robots que cortarán la llamada en caso de que no deseamos hablar con máquinas?"
Cuando 500 millones de aparatos (inicialmente) puedan trucar incansablemente todo el mundo las 24 horas al día, quien responderá al teléfono? Cómo sabremos si nos truca un robot o una persona? Será obligatorio por los robots-telefonista identificarse al iniciar la llamada? Si la llamada se hace desde los servidores de Google, y no del móvil del usuario, quién es responsable civil o penalti en caso de litigio? Nos venderán detectores de robots que cortarán la llamada en caso de que no deseamos hablar con máquinas? Tendremos roboBlockers como por ejemplo tenemos adBlockers?
"Su tabaco, gracias".
Si los clientes pueden trucar vía Google a un restaurante, nada me hace pensar que el propietario de un restaurante no pueda hacer el mismo y pueda poner un robot a responder el teléfono, tanto a humanos como otros robots. Y quien dice restaurantes dice bares, museos, taxidermistes y, por extensión, el resto de mortales, autónomos incluidos. Una persona, un bot. Yo espero con deleite mi robot conversacional porque responda por mí que soy a un funeral cuando el robot de Google truque con un modulado acento caribeny preguntando "¿estoy hablando cono el propietario de la línea?". Porque tenéis claro que esta será la primera aplicación de los bots de Google Dúplex cuando se comercialicen, oi?