Supongo que como la mayoría de ustedes, yo siempre desconfío de aquel individuo u organización que siempre, indefectiblemente, tiene mala suerte. La mala suerte estructural, para mí, consiste en, por ejemplo, haber nacido en Burkina Faso en el seno de una familia pobre. Ahora, haber nacido en Occidente y tener siempre mala suerte, es motivo de sospecha. Pero este es el caso español.
Todo lo bien que íbamos y, catacrack, la Gran Recesión del 2008. ¿La culpa? De los "mercados". Distracción en estado puro, puesto que la burbuja inmobiliaria europea iba liderada por España. Por eso se tuvo que rescatar la banca. Llega el 2019. Ahora que nos estábamos recuperando de la Gran Recesión (axioma falso), llega la covid-19 y catacrack otra vez. ¿Culpa? Los chinos, está claro. Estamos saliendo de los malvados efectos la covid-19, que hemos gestionado tan y tan bien - ¿Qué hubiera sido de nosotros sin las vacunas provistas por la Unión Europea? - y el malvado Putin invade Ucrania y hace subir el gas.
La verdad sobre la economía española la ha explicado no hace mucho el señor Niño Becerra, y es sencilla. Algunos la han tildado de desmontaje de uno de los mitos de Transición. La realidad es que se nos ha vendido la idea de que España es un país rico, la cual no es cierta. Los españoles hemos comprado -los catalanes más que nadie, puesto que sufrimos ínfulas de sueco- esta historia que los sucesivos gobernantes han ido vendiendo. La sensación de que somos ricos empezó al ingresar en la entonces Comunidad Económica Europea. Al ser España un miembro grande en número de habitantes se nos ha tenido una cierta consideración. Pero nada más. Hasta la llegada de la Gran Recesión las ayudas europeas llegaron a significar, anualmente, casi un punto del PIB. Después, ya lo sabemos: rescate de la banca, ahora ayudas por la covid-19 (NextGen, quiere decir 140 mil millones de inyección en ayudas, un 11,2% del PIB) y así vamos pasando. ¿La realidad? España sin subsidios no puede sobrevivir.
La sensación de que somos ricos empezó al ingresar en la entonces Comunidad Económica Europea. Al ser España un miembro grande en número de habitantes se nos ha tenido una cierta consideración
Esta evidencia ningún gobernante la explica. Ahora el primer ministro Sánchez habla de las excepciones energéticas a consecuencia de "la invasión de Putin". Demagogia y populismo otra vez. Para su información les explico el tema del gas, hasta donde yo sé.
Primer dato para reflexionar. En los últimos doce meses el precio medio del gas ha aumentado un 52%. Después del inicio de año lo ha hecho un 8,7%. Viendo esto ya se puede deducir que el aumento del precio del gas no viene provocado por la guerra de Putin. La realidad es que ya el último trimestre del 2021 hubo una gran subida porque la demanda se disparó. ¿Por qué? Por un lado, reservas, puesto que se aproximaba el invierno, también por la rápida reanudación de la actividad después de la pandemia. Pero lo más remarcable fue el inicio de la sustitución, en muchos países, del carbón por el gas. Y la razón viene provocada por el acuerdo de una transición rápida hacia una economía verde que se cerró a mediados del 2021. En otro artículo (Ucrania: los intereses europeos ya no son anglosajones) ya les expliqué cómo personalmente había visto los kilométricos trenes de carbón que en Ulan-Udé (Siberia, al norte de Mongolia) cogían la bifurcación de la ruta del Trans-Mongolia para llevar material a China. China y otros países asiáticos, junto con la Unión Europea incrementarán el consumo de gas los próximos años. Y lo harán de manera importantísima.
Esta demagogia de los primeros ministros españoles de la que hablo combina a la perfección, ahora oportunamente, con la de los de Unidas Podemos, que no tienen narices de decirle a la población que la transición energética no saldrá gratis. Y que ser "verde" ha sido un tema de postura populista hasta que los gobiernos importantes han tomado posición. Ahora es la hora de defender las acciones ecológicas que van más allá de la verbosidad inflamada de nuestro progresismo. Y esto cuesta dinero.
En España vamos tirando con la última excusa: el malvado Putin
Es cierto que unos determinados picos de aumento del precio del gas vienen motivados por la guerra de Ucrania. Pero en ningún caso por el hecho de que Rusia haya subido el precio. Esto no ha tenido lugar... todavía. El aumento debido a la guerra viene motivado por la incertidumbre, porque el mercado del gas es muy volátil y cualquier mala noticia lo hace aumentar de precio.
De momento, en España vamos tirando con la última excusa: el malvado Putin. Nos mantendremos atentos a la próxima autojustificación. Bien seguro que los "cerebros" de la Moncloa deben de estar inventando la siguiente. Práctica no les falta.