Más allá de la pandemia que lo está alterando todo, el mundo ya estaba inmerso en una profunda transformación general. Todo pedía y continúa pidiendo a gritos que hagamos cambios serios porque todo se nos estaba quedando viejo y pedía una revisión hacia modelos más contemporáneos. Con la excusa de la tecnología, pero sobre todo por la fuerza de atreverse a repensar el cómo y el porqué de las cosas, estamos claramente inmersos en la revisión de todo lo que nos rodea, o al menos en la reivindicación de que se haga. La banca, el comercio, los medios de comunicación, el sistema universitario, las instituciones democráticas, la movilidad urbana, el modelo energético, la sostenibilidad ambiental, los modelos de negocio… todo está llamado a ser revisado, todo da síntomas de fatiga y todo pide energía.
Si te toca dirigir una empresa, gobernar un país, presidir un club de futbol o gestionar una entidad cultural, se esperará de ti que tomes decisiones valientes
Ahora mismo cualquiera que asuma una responsabilidad está asumiendo el reto de introducir cambios profundos para tratar de tener un futuro, pero sin que nada de lo que tenemos ahora deje de funcionar. Si te toca dirigir una empresa, gobernar un país, presidir un club de futbol o gestionar una entidad cultural, se esperará de ti que tomes decisiones valientes. Pese a no tener ni presupuesto, ni garantías ni certezas, se espera que explores el futuro de manera decidida a la vez que mantienes en funcionamiento todas las operaciones actuales.
A tu alrededor necesitas disponer de personas tanto con el perfil de exploración como con el de operación. Unas con una clara tendencia a buscar nuevas maneras de hacer, nuevos puntos de vista, nuevos planteamientos, pero también otras que se orienten a ordenar y estabilizar, a procedimentar y normalizar. Unas se saltan las normas, las otras las dictan, y necesitas que trabajen juntas. Las dos maneras de hacer son correctas e indispensables, pero son maneras de hacer diferentes y a menudo difíciles de conjugar dentro de una misma organización.
Las personas exploradoras están muy orientadas a la innovación, son emprendedoras y ponen foco en el desarrollo de nuevos productos, las innovaciones y la rápida adaptación a las novedades del entorno. Piden estructuras flexibles y adaptables, y su cultura es la velocidad, la flexibilidad, la experimentación y la asunción de riesgos. Las personas de operaciones se orientan al coste y el beneficio, son operativas y ponen foco en la eficacia, las operaciones y la innovación progresiva. Piden estructuras formales y mecanicistas, y su cultura es la eficiencia, el riesgo bajo control, la calidad y los clientes.
Todo nuestro entorno pide urgentemente nuevos liderazgos que sepan combinar perfiles de exploración y de operación capaces de trabajar juntos en un mismo proyecto
Si en tu organización sólo hay personas exploradoras os arruinaréis pues la falta de sistematización os alejará de la rentabilidad. Pero si la mayoría sois de operaciones cerraréis porque lo que hacéis acabará siendo obsoleto. El verdadero éxito es saber conjugar ambas características de la manera adecuada.
Todo nuestro entorno pide urgentemente nuevos liderazgos que sepan combinar perfiles de exploración y de operación capaces de trabajar juntos en un mismo proyecto. Lo necesitamos en las empresas donde trabajamos, en las entidades culturales que amamos y en los clubs de futbol que seguimos, pero sobre todo lo necesitamos en el Gobierno. Y es urgente.