Filosofía, medicina y empresa

21 de Febrero de 2019
Jordi Tarragona

Sócrates (470-399 AC) fue inmortalizado con su discípulo Platón, y el de este que era Aristóteles, al cuadro La Escuela de Atenas de Rafael. Murió ejecutado bebiendo una copa de cicuta, en una escena inmortalizada por Jaques-Louis David. Explicitó un método infal·lible de investigación, no superado ni por Sherlock-Holmes, ni por el detective Colombo que siempre tenía una pregunta sorprendida para hacer al momento de irse. El método dialéctico, también conocido como socrático, es seguido por las escuelas de negocios para hacer análisis de los casos. Se trata de hacer una proposición y someterla a un llevar interrogatorio consistente al responder "Qué? Por qué? Cuándo? Cómo? Quién? Para qué? Cuánto? Dónde?..." Decía que la sabiduría no estaba en el conocimiento, sino en la capacidad de dudar de estos que se tienen, para cambiarlos por unos de más sólidos y verdaderos.

"El método dialéctico, también conocido como socrático, es seguido por las escuelas de negocios para hacer análisis de los casos"

Hipòcrates (460-370 AC) está reconocido como el padre de la medicina. Se le atribuye el avance en el estudio sistemático de la medicina clínica. Con el juramento hipocràtic va arraigar la ética a la medicina. Los buenos médicos son humanos y como tales, pueden al igual que los empresarios, equivocarse. Pero tienen una disciplina de diagnóstico que es bueno tener en cuenta a la empresa. Sobre todo desde la perspectiva de la consultoría. Antes de recetar hay que diagnosticar y hacerlo procurando separar los síntomas de las causas; explorando todas las alternativas. Por eso el primer paso es sondear el paciente con las preguntas pertinentes. Hacen exploración física, y en su caso, encargan las pruebas que cruzan adecuadas. Documentan todo el proceso para poderlo revisar en caso de necesidad (y hoy en día para poderse defender en caso de acciones de responsabilidad). Analizan el entorno y los antecedentes. Preguntan, por ejemplo, qué medicación está tomando, antes de recetar una de nueva. Un mal al muslo puede tener como causa un golpe, un mal gesto, un coágulo, una hernia... al igual que un colaborador descontento a la empresa lo puede ser por un tema salarial, de reconocimiento, de capacidad, de promoción, familiar.... Para saber hacer todo esto, los médicos han hecho seis años de carrera universitaria y cuatro de especialización cobrando cómo mileuristas. Todo esto los permite pronosticar la evolución de la enfermedad según el tratamiento que apliquen. Pero como toda ciencia no exacta, puesto que cada paciente es un mundo se practica el seguimiento evolutivo, es decir, la modificación del algoritmo terapéutico en función de la evolución clínica. Y dejan la cirugía como último recurso. Hay médicos que lo son por tradición familiar, como muchos empresarios; pero si no tuvieran pasión no lo serien. El buen médico, añade a su saber, el buen trato humano.

"Al igual que los médicos y los bomberos, los empresarios en una situación de crisis tienen que actuar con rapidez y acierto pero las presiones, en términos de temporalidad, no suelen ser las mismas"

Los empresarios son gente de acción, y pueden creer que conocen la empresa y el sector mejor que nadie. El éxito, fruto de un esfuerzo e intuición inigualable, muchas veces los ha hecho llegar hasta dónde son. Al igual que los médicos y los bomberos, los empresarios en una situación de crisis tienen que actuar con rapidez y acierto pero las presiones, en términos de temporalidad, no suelen ser las mismas. Hay que evitar las actuaciones de bombero-pirómano y de bombero-torero. Hay que reflexionar antes de actuar, sin caer en la "parálisis por análisis". Los médicos juegan con vidas humanas, a veces con decisiones del cariz de vida o muerto. Los empresarios no tanto, pero podemos aprender mucho en cuanto a protocolos de actuación, sin perder necesariamente la intuición para aprovechar las oportunidades en un futuro disruptiu. Siguiendo el dicho castellano arrimar el ascua a la sardina, diré que a veces conviene que los empresarios tengan un consejero independiente que ayude a decidir siguiendo los principios de Sócrates e Hipòcrates.