Los pequeños cambios son poderosos decía el Capità Enciam. Y en esto también coincidía con Tim Berners-Lee, el creador de la web. La fecha de su creación se sitúa en 1989, ahora hace 30 años y martes celebramos el aniversario. Los que habéis vivido siempre con Google os parecerá extraño un mundo sin web; un mundo donde todavía había apuestas de bar sobre si un actor salía en una película o sobre los goles de un jugador del Barça. Esto (y nuestra vida) empezó a cambiar a principios de los 80 cuando un joven ingeniero del CERN resolvió un problema que tenía de gestión de información.
En 1984 el problema de Tim Berners-Lee era gestionar múltiples proyectos de investigación con la participación de mucha gente, distribuida en varios centros en toda Europa. Diferentes participantes utilizaban sistemas, programas y formatos distintos en una torre de Babel digital imposible de gestionar. El pequeño cambio fue apartarse del centro y ser uno más de la telaraña de información (web).
"Hay un detalle que se menciona poco: la web es de balde. Berners-Lee y el CERN decidieron abrir la tecnología y no poner royalties para su utilización"
Tim Berners-Lee escribía: "Los sistemas de información empiezan pequeños y crecen. Empiezan aislados y se fusionan. El nuevo sistema tendrá que permitir los sistemas existentes de enlazarse sin ninguna entidad central de coordinación". El truco era que su equipo no mantendría un servidor central con toda la información de los equipos de los proyectos, sino que cada equipo se mantendría el suyo y enlazaría con los otros. A partir de aquí "sólo" le faltó programar el primer navegador, el primer servidor web, un lenguaje para hacer webs (HTML) y un protocolo de intercambio de información entre servidores y navegadores (HTTP).
Esto solo, ya representaría un cambio tectónico en cuanto a la distribución de la información, pero seguramente sólo habría sido una solución tecnológica de tantas. Y aquí acabaría la crónica del 30 aniversario del web. Pero los cambios que tienen impacto social a menudo son invisibles y el del nacimiento del web es uno de estos. Hay un detalle que pocas veces se menciona cuando hablamos de lo que pasó en 1989 en el CERN: la web es gratis. Si hoy podéis leer este artículo, diseñar webes, consultar la Wiquipèdia, "lanzar Twitters" y ver vídeos de gatitos es porque Tim Berners-Lee y el CERN decidieron abrir la tecnología y no poner royalties para su utilización. Este pequeño cambio es lo que es realmente poderoso.
En 1989 en el CERN la información era imposible de gestionar, distribuida en innumerables centros, ordenadores y formatos. Tim Berners-Lee resolvió su problema y liberando la tecnología resolvió el de millones de personas: el del acceso libre y la creación de información. Hoy, 30 años después la World Wide Web que pensó su creador está compartimentada por los Google, Apple, Facebook, Amazon, Baidu, Alibaba y Tencent que tienen las claves; que lo sea sólo depende de cómo la usamos, y que usamos, en definitiva, depende de los millones pequeños cambios de los 4.100 millones de usuarios que la usamos cada día.