Un amigo experto en marketing digital me recomendó hace años que cuando impartiera una charla en público procurara dar ideas muy sencillas, con frases cortas y en los 140 caracteres de un tuit de la época; los asistentes las compartirían en las redes sociales y me amplificarían la audiencia. No me consta que mi amigo haya ejercido nunca de spin doctor pero el mensaje también les llegó a los políticos, y algunos han acontecido auténticos maestros del oficio. Más allá del dominio de Twitter propiamente —la leyenda dice que un tuit de reminiscencias bíblicas cambió la historia reciente de Cataluña— hay verdaderos expertos en el arte de generar twitulares.
"Más allá del dominio de Twitter propiamente —la leyenda dice que un tuit de reminiscencias bíblicas cambió la historia reciente de Catalunya— hay verdaderos expertos en el arte de generar twitulares"
En mítines, intervenciones en el Parlament, al Congreso, entrevistas y declaraciones hemos visto políticos de todo el espectro ideológico hablante con frases cortas, simples, directas y que buscan la reacción inmediata de la audiencia; el que vendría a ser un tuit, vaya. Algunos han llegado a dominar como nadie incluso el arte del meme, añadiendo a sus intervenciones un componente visual con gestos, tics, y todo tipos de parafernalia que las redes sociales amplifican, no siempre en el sentido deseado, haciendo buena la máxima que está bien que hablen de tí aunque sea bueno.
Pero todo esto es muy 2018.
En el 2019 la conversación está en otra red social. Si preguntáis a vuestra hermana pequeña / hija / sobrina / nieta qué es la red social que más usa no os dirá Twitter o Facebook que son de viejos, ni Snapchat, ni Instagram a pesar de usarla mucho… os dirá Whatsapp! Aquello que para un hermano mayor / padre / tio / abuelo es una aplicación de mensajería, una versión mejorada de los SMS (qué?) por los jóvenes es una red social, la red social. Debe ser por ello que los mensajes de las últimas campañas políticas han pasado de articularse en tuits (Twitters en legal) a articularse en mensajes de Whatsapp, en contenidos, tono y estilo.
"Los mensajes de las últimas campañas políticas han pasado de articularse en tuits (Twitters en legal) a articularse en mensajes de Whatsapp, en contenidos, tono y estilo"
Los mensajes que sentimos en campaña el 2019 se asemejan más a los que podemos encontrar en un grupo de Whatsapp que no a los que podemos encontrar en una red social abierta: mensajes simples, exagerados, reiterativos, plenos de emoticonos y con poca cura por la ortografía y la gramática. Son mensajes que van dirigidos al grupo, que apelan a los sentimientos más básicos y que la única reacción a la cual aspiran es a la redifusión a otros convencidos. Ya no hay que hacer un tuit brillante capaz de romper burbujas ideológicas y que eventualmente llegue a quienes no piensa como su emisor, sólo hay que hacer un mensaje que apetezca reenviar muy convencido, sin comprobar la veracidad, porque si me lo envía alguien que tiene mi número, alguien que tengo en mi lista de contactos, me da igual lo que diga. Estamos aquí y lo saben.