El 9 de diciembre el mundo se enteraba del brote de coronavirus en Wuhan por un comunicado oficial de la OMS. Hasta entonces, y desde el 31 de diciembre, sólo lo sabían las autoridades chinas y los clientes de la empresa canadiense Bluedot.
Las autoridades chinas porque tenían los datos de sus hospitales, Bluedot porque los había avisado su sistema de monitorización de epidemias basado en IA. Y no sólo esto, sus sistemas de IA detectaron que el virus saltaría de Wuhan en Bangkok, Seúl, Taipeh, y Tokyo en los días siguientes al brote.
La IA de la empresa canadiense Bluedot previó el brote de coronavirus antes de que la OMS lo hiciera oficial
Añadís a este breve las imágenes de los 11 millones de habitantes de Wuhan cerrados en cuarentena a sus edificios gritando "Jiāyóu" (aguantad), y ya tenéis un capítulo de BlackMirror.
Cómo se lo hicieron los de Bluedot? La respuesta fácil es que lo hicieron con IA; la difícil es que lo hicieron con IA. Es fácil responder el qué y afirmar que un algoritmo inteligente ya lo predijo (es el que sentiréis en todos los noticiarios). Pasó en el caso de las presidenciales norteamericanas del 2016 cuando la empresa india MogIA predijo que las ganaría Trump cuando todas las estadísticas apuntaban a Clinton. A menudo nos quedamos aquí y la impresión (interesada) que queda es que la IA está en un punto que es capaz de predecir el futuro. Gurús, futuristas y Googles diversos, así nos lo hacen creer.
La difícil es preguntarse el cómo, que se tiene que hacer con todo a la vida pero que es especialmente necesario en el caso de grandes las promesas. Los sistemas de recogida de datos de Bluedot monitorizan blogs, foros, diarios y en general publicaciones locales de todo el mundo, en más de 65 idiomas diferentes; buscan indicios de epidemias, muertos por infección sin explicación aparente y otros temas relacionados con la salud. Un hecho muy relevante es que no monitorizan la actividad en los medios sociales porque consideran el contenido poco fiable, según explica el Dr. Kamran Kahn, CEO y fundador de Bluedot.
La segunda parte del cómo es todavía más interesante y rae en la monitorización de las vías de difusión de la epidemia; el sistema de Bluedot monitora los vuelos de salida de las regiones donde se detecta el virus, mira los destinos y computa los flujos de viajeros de cada vuelo. Los datos son públicos.
"Bluedot monitoriza blogs, foros, diarios y en general publicaciones locales de todo el mundo buscando indicios de epidemias, muertos por infección sin explicación y otros temas de salud"
El sistema de Bluedot me ha recordado uno que impresionó el mundo de la salud en 2009: el Google Flu Trends. Google montó un servicio que mostraba prácticamente en directo como se extendía la gripe por los Estados Unidos basándose en las búsuqedas que la gente hacía de los síntomas. Si alguien sabe qué nos inquieta, es Google. El titular era que Google se avanzaba de una semana a las previsiones del Departamento de Salud de los EE.UU. Hasta que en su punto más álgido de la epidemia de gripe del 2013 falló estrepitosamente, por un 140% de margen. Entre las víctimas de aquella campaña encontramos el Google Flu Trends que Google sacrificó el 2014.
El tercero y definitivo punto del cómo, es la inteligencia natural. Bluedot tiene 40 trabajadores entre médicos y programadores que una vez la inteligencia artificial de los algoritmos ha hecho su trabajo con los datos masivos analizan los resultados. La llamada final a la OMS no la hace un bot; la hace un epidemiólogo una vez ha llegado a las conclusiones con sus colegas.
Demasiado a menudo leemos artículos que hablan de IA que sólo nos explican el que sólo según casos de éxito, que revelan el método utilizado, los conjuntos de datos o los entornos de aplicación (siempre muy controlados). Pensad siempre en el cómo cuando leáis sobre hitos y logros cargadas de sobreoptimismo y de promesas sobre la inteligencia artificial, que como el coronavirus, también hay pasa y pueden ser letales si no se tratan a tiempo.