Etnógrafo digital

Entender la pregunta

05 de Marzo de 2020
Josep Maria Ganyet | VIA Empresa

El entrenador del Liverpool Jurgen Klopp es preguntado en rueda de prensa por el impacto del coronavirus. Responde que no entiende, que porque él sea famoso su opinión no es relevante porque él no tiene el conocimiento necesario y que tenemos que dejar hacer a los expertos. Remata su respuesta con un "yo sólo soy un tipo que lleva gorra de béisbol y que va mal afeitado". El vídeo tiene todos los ingredientes para ser viral.

 

"El entrenador del Liverpool es preguntado en rueda de prensa por el impacto del coronavirus. Responde que no entiende, que porque él sea famoso su opinión no es relevante porque él no tiene el conocimiento necesario y que tenemos que dejar hacer a los expertos"

De entrada el mensaje lo emite alguien muy conocido. El hecho de ser famoso ya le garantiza una repercusión inicial, pero Klopp no es sólo famoso, es un futbolista; ídolo para los seguidores del Mainz donde jugaba, del Liverpool donde entrena y parar los amantes del fútbol en general. Pertenecer a una de las grandes religiones seculares de nuestro tiempo da un valor adicional a su mensaje.

El fondo es todavía más interesante. Klopp utiliza un tono molesto, admite que él no entiende una pizca de coronavirus, deja de ser por un momento un ídolo infalible y dice que esto se lo tienen que preguntar a los expertos, baja del púlpito y se sienta con la gente normal que lleva gorra y va mal afeitada. Su respuesta es antídoto perfecto al virus de la desinformación (no se ha dicho nunca) que propagan opinadors, tertulians, gurús del humo, cuñados y twitstars; una crítica a la difusión incontrolada de información sin fundamento que los de antes ahora denominan "infodemia" (no se ha dicho nunca bis). El antídoto del coronavirus dejémoslo para los expertos.

 

Que Klopp no hubiera leído el tuit del Director Asociado del Barcelona Supercomputing Center Pep Martorell, que hablando de Inteligencia Artificial decía el día antes: "Una constante en los últimos paneles sobre IA que he escuchado, aquí y fuera: la dimensión y proximidad de los cambios previstos son inversamente proporcionales a la expertesa técnica de quién habla. Para pensar."

La "infodemia" en el ámbito de la IA tiene muchas similitudes con la del Covid19, también en aquello apocalíptico: que si perderemos todos el trabajo, que la "singularidad" —la IA supera a la humana— está cerca, que trascenderemos la jaula que es nuestro cuerpo físico, y todo ello pasado mañana. Veo en la esperanza en que la IA resuelva los problemas que hemos creado con la inteligencia natural como un tipo de tecnoreligión de cariz mesiánico con demasiados profetas. Lo que nos lleva a otros que también van sobrados: el Vaticano.

El pasado 28 de febrero el Vaticano, la FAO, el Gobierno Italiano, IBM y Microsoft firmaban en Roma el documento "Rome Call for AI Ethics" que valora el impacto que la IA tiene en personas, colectivos y sociedades. El documento propone una ética algorísmica —"algorética"— y concluye con los seis principios que los firmantes piden a la IA: 1) Transparencia, 2) Inclusión, 3) Responsabilidad, 4) Imparcialidad, 5) Fiabilidad y 6) Seguridad y privacidad. No hay que ser un premio Nobel para ver el oxímoron que representa que uno de los estados menos transparentes, inclusivos e imparciales abandere estos principios y se los pida a la IA, tanto como Microsoft pidiendo fiabilidad, seguridad y privacidad. A pesar de no ser de la religión secular de la "singularidad" me gustaría estar cuando una inteligencia artificial general (AGI) les pida lo mismo.

"El pasado 28 de febrero el Vaticano, la FAO, el Gobierno Italiano, IBM y Microsoft firmaban en Roma el documento "Rome Call for AI Ethics" que valora el impacto que la IA tiene en personas, colectivos y sociedades"

Por cierto, el reportero que pregunta a Klopp dice literalmente "Sólo una pregunta sobre el coronavirus. Le preocupa como equipo o como club la expansión del coronavirus o cómo os puede afectar?", una pregunta que no apela a ninguna condición de epidemiólogo sino a su trabajo de entrenador. La respuesta humilde, comprometida y épica de Klopp que lo ha petado en las redes sociales al final no tenía nada que ver con la pregunta.