El Congreso español ha aprobado la ley de eutanasia para tener derecho a una muerte digna cuando se produzca un "sufrimiento grave, crónico e imposibilitando o enfermedad grave e incurable, causantes de un sufrimiento intolerable". Paso adelante. Pero, ¿para cuándo una ley que permita vivir dignamente a aquellos que sufren un gran dolor? ¿Para cuándo una regulación del cannabis para fines terapéuticos?
El cannabis medicinal está regulado en muchos países de nuestro entorno, incluyendo 12 países de Europa, más de 40 países de todo el mundo y 35 estados de los Estados Unidos, y las Naciones Unidas lo ha reclasificado dentro de su lista de narcóticos, a propuesta de la OMS, para facilitar su uso médico.
Y es coherente, puesto que la evidencia científica demuestra que el uso de cannabinoides, los compuestos químicos que están dentro de la planta del cannabis, tienen un efecto terapéutico positivo para tratar el dolor neuropático, el dolor del sistema nervioso central en la esclerosis múltiple, el dolor oncológico, las náuseas y vómitos provocados por la quimioterapia contra el cáncer, o estimular la hambre en pacientes con cáncer o VIH. Y, por lo tanto, permiten que los enfermos que tengan estas u otras patologías puedan tomar cannabis seguro, de calidad, prescrito por un médico y dispensado en una farmacia, puesto que les supone una mejora sustancial en su calidad de vida.
Es el derecho a una vida digna. No es una cuestión de derechas o izquierdas, de liberal o conservador. En Alemania se aprobó por unanimidad en el Parlamento el enero del 2017, y la cancillera Angela Merkel promulgó la ley dos meses después. Es una cuestión científica y de salud pública. ¿Alguien cuestiona que la morfina se tiene que utilizar por razones médicas en según qué circunstancias? Pues lo mismo tendría que ser con el cannabis.
En España el cannabis está muy presente, sobre todo por su consumo lúdico, pero con un marco legal complejo e hipócrita que genera una gran inseguridad jurídica y que facilita la existencia de un gran mercado negro. Pero el cannabis medicinal no es legal, y los pacientes se ven abocados a cultivar su propio cannabis o a conseguirlo en unos clubes cannábicos que no lo pueden proveer con los estándares de calidad y seguridad que se exige a cualquier medicamento.
"En España el cannabis está muy presente, sobre todo por su consumo lúdico, pero con un marco legal complejo e hipócrita"
Además, obviamente, del argumento económico. La producción de cannabis para fines medicinales genera ocupación e investigación de calidad, y de hecho en Catalunya y España ya tenemos investigadores, centros de investigación y empresas que están trabajando, pero con menos recursos y oportunidades que en los países donde ya es legal. Ocupación, riqueza e impuestos, está claro. Otra oportunidad que también estamos dejando escapar.
Pero si tiene el aval científico y un apoyo del 84% de los ciudadanos españoles según el CIS, ¿por qué no se regula el uso terapéutico del cannabis? Pues porque los dos partidos en el Gobierno español no quieren. Un partido, el PSOE, con el argumento que no hay bastante evidencia científica, lo que no es cierto y se puede validar con organismos internacionales independientes. De hecho muchos de sus dirigentes reconocen en privado que se tendría que regular pero que ahora (da igual cuando leas esta frase) no es el momento. Excusas y falta de valentía política. Y el otro partido, Unidas Podemos, defendía la regulación integral del cannabis pero llegó al poder y, mira por dónde, lo ha aparcado (como derogar la ley mordaza o la reforma laboral, todo sea dicho). Y entre uno y otro están perjudicando la calidad de vida de miles y miles de personas. Vergüenza.
No se trata sólo de tener una muerte digna. Se trata sobre todo de tener una vida digna. Y la legalización del cannabis medicinal sería un gran paso adelante en esta dirección. Es justo y, para mucha gente, urgente.