Me piden que piense en las mujeres que han marcado mi vida, que han sido mi referente, mi role model. Y no tengo una, tengo muchas, y la mayoría anónimas. Claro que me han marcado las grandes pensadoras activistas, escritoras, científicas, las autoras que he leído y estudiado y he sabido sus dificultades para llegar donde han llegado. Y eso me ha fascinado, me ha inspirado. Virginia Wolf, Simone de Beauvovoir, Isabel Allende, Josefina Castellvi, Clara Campoamor, Hipatia, Concepción Arenal, Amelia Valcárcel, Ángela Davis, Rosa Parks, Arundathi Roi, Betty Fiednan, Carmen Alborch, Chimamanda Ngozi, Gerda Lerner, Cornelia Fine, Gloria Steinem, Judith Butler, Madonna Badger, Marina Subirats, Mary Beard, Pilar Sordo, Rosa Regas, Sara Berbel, Virginie Despentes, Anna Mercadé, Irene Natividad, Vivianne Gornik, Julia Otero, Natza Ferrer o Mercedes Wullich.
De todas y con todas he aprendido y me he inspirado. Pioneras, valientes, activistas, libres, disidentes, activas, femeninas, generosas, listas… muy listas. Cuestionando la norma y pisando fuerte.
Pero quiero mencionar a las anónimas, las que desde que nací y fui caminando por la ruta del feminismo me han alentado. Desde mis profesoras en la escuela Vedruna de Terrassa, hasta mis profesoras en la Universidad de Barcelona y en ICOMI, y tantas otras que han forjado y potenciado en mi la energía femenina y seguridad en defender mis ideas. Han sido mis maestras de asertividad. En los cursos que he estudiado en EEUU y en tantos eventos internacionales donde he aprendido más que en cualquier máster. Donde he admirado cómo mujeres de otras culturas, etnias y religiones muestran su asertividad y su fuerza y ocupan el lugar que se merecen. El que nos toca. He admirado mujeres en tantos viajes que me han llevado a disfrutar de la mirada femenina en la vida y en la cultura. Esa mirada camuflada en la norma masculina. En mis viajes he buscado guía mujer y recorrido desde lo femenino y he fomentado la curiosidad de saber cómo piensan, viven y sienten ellas. Desde cuando viajé por Nepal y conviví con las monjas budistas y caminé 24 días por los Annapurnas con una sherpa mujer, hasta cada vez que participo de un evento proponer otras mujeres y exigir las palabras inclusivas y no aceptar según que comentarios en las reuniones.
"Me han inspirado los hombres también. Los hombres feministas, valientes de verdad, que son conscientes de su ventaja por haber nacido hombres y la desechan"
De mi abuela, de mi madre, de mis socias en proyectos que me inspiran y fortalecen. Mis amigas, hermanas de la vida, que están ahí siempre incondicionalmente y entienden los abismos en los que podemos caer nosotras por aguantar tanta presión y ser tan exigentes con nuestras vidas… De la sonrisa de la señora que me hace el café por la mañana y entiende que he dormido mal y tengo hijos adolescentes y me espera un día duro y me hace un café exquisito lleno de sororidad y de mujer. De la sonrisa cómplice de la corredora que te cruzas a las 7 de la mañana que está pensando en sus cosas igual que tú, de la persona que nos ayuda en casa unas horas y sabemos las dos que nos necesitamos tanto y somos una gracias a la otra.
Pero me han inspirado los hombres también. Los hombres feministas, valientes de verdad, que son conscientes de su ventaja por haber nacido hombres y la desechan. Los hombres que en entornos hostiles tienen un discurso feminista y valiente y dejan calladitos a los cromañones que no tienen valor de cambiar. Los hombres que han abierto las puertas a las mujeres, las puertas del poder de la empresa de la política de la investigación. Los hombres que no se ríen de los chistes machistas que dejan que la mujer brille y sea más que él, que hacen de padres presentes y completos, que buscan la mirada inclusiva y transversal en la vida, que educan a hijos e hijas desde la igualdad y se cargan los tópicos. Los hombres que cuestionan la norma y destruyen el patriarcado. Los hombres feministas son rabiosamente atractivos, su inteligencia es superior, han abandonado el ego y esto les hace grandes. Estos son también mi inspiración y el motor para sentir que cada vez somos más mujeres y hombres que caminamos la ruta del feminismo y que de que las personas, empresas y proyectos que se suban a este barco solo van a mantenerse a flote desde la verdad, el maquillaje se va a deshacer y borrar y pronto se les vera el disfraz.
Me inspiran las estudiantes de bachillerato, de universidad, de doctorado que me piden que les ayude en sus tesis, que les comparta mi experiencia y mis aprendizajes... La generación joven me inspira porque esto lo estamos haciendo juntos. El feminismo es libertad, democracia, igualdad y respeto, y ha venido para quedarse.
GRACIAS por inspirarme.