Nuestra sociedad está cambiando a gran velocidad, y a pesar de esto, el mundo empresarial y económico continúa aferrado a formas de hacer muy antiguas.
Los códigos de conducta del poder están diseñados para proyectar dominio y superioridad; la sensibilidad y la permeabilidad todavía se ven como debilidades. Y con esta fórmula, las esferas de poder se han preservado durante siglos como un entorno endogámico, homogéneo, y por encima de todo, jerárquico.
"Las esferas de poder se han preservado durante siglos como un entorno endogámico, homogéneo y jerárquico"
El mundo empresarial se encuentra, en realidad, en un momento apasionante, pues tiene una piel antigua, que continúa siendo la dominante, y a la vez está generando una piel nueva, más porosa y más conectada con los intereses que no son los propios.
La piel antigua se está dando cuenta que pierde terreno, y todavía lejos de sentirse agrietada, empieza a ver que hay nuevos lenguajes y nuevas formas de conectarse que pueden dejarla amortizada en poco tiempo. El poder vertical de la jerarquía está cediendo terreno al poder horizontal de la estructura en red. Un poder más difícil de organizar, pero infinitamente más rico.
Una parte muy importante del mundo empresarial y económico empieza a aceptar que ya no es admisible crear lobbies que defiendan exclusivamente sus intereses, que hay que conectarse con las preocupaciones de la sociedad y generar un impacto positivo para el bien común.
El objetivo de las sociedades que funcionan tendría que ser la construcción de entornos verdaderamente meritocráticos, donde el talento sea la única variable a considerar. Cada vez es menos importante a qué familia perteneces, a quién conoces o en qué entornos de élite te has educado. Aquello verdaderamente importante cuando empiezas a trabajar es qué sabes hacer y cómo lo haces. Y a medida que pasan los años, tener estructurada una idea del mundo que te haga de guía.
Nuestra tradición asociativa y la fuerza de las redes sociales está posibilitando que personas de varios ámbitos, pero con un marco mental similar, nos estemos conectando con una gran facilidad. Lo que nos une es la intencionalidad y la forma en la cual nos proyectamos en nuestra actividad profesional.
"Aquello verdaderamente importante cuando empiezas a trabajar es qué sabes hacer y cómo lo haces"
En determinados momentos históricos surgen a salto de mata movimientos artísticos y económicos que propulsan las sociedades. Lo que parece fruto de la casualidad no lo es en absoluto; es consecuencia de un proceso de conexión de muchas voluntades y talento. Las grandes oportunidades surgen a través de liderazgos muy preparados profesionalmente que se conectan.
Tendríamos que ser capaces de fortalecer estas conexiones y articular una acción coordinada dirigida a mejorarnos como sociedad. Tenemos la oportunidad de replicar el milagro que vivió Barcelona a finales del siglo XIX, cuando gracias a un enorme esfuerzo colectivo cristalizó una nueva conciencia que se proyectó de forma excelente en la industria, el urbanismo, la arquitectura, el arte y la literatura.
Los agentes del mundo empresarial y económico tenemos una gran responsabilidad. Yo estoy volcada en generar cambios que nos propulsen y busco cómplices que me ayuden; profesionales de perfiles diversos que tengan ganas de aportar.
Necesitamos una piel nueva; vamos a por ello .