Ahora hace cien años que alguien utilizó por primera vez el término “robot”. Fue una idea de Josef Čapek, que se inspiró en la palabra “robota” que en checo significa “trabajo forzado”, que a su vez viene del término “rab” que significa “esclavo”. La ocurrencia le gustó a su hermano Karel, que la utilizó en una obra de teatro titulada R.U.R. publicada en 1921 en Praga, y un año después en inglés en Nueva York.
R.U.R. va de una empresa que se llama Robots Universales Rossum y que en la ficción de la obra se dedica a fabricar hombres artificiales mucho más eficientes laboralmente y mucho más fáciles de mantener que los humanos, sin alma y por tanto sin los inconvenientes de las emociones y la vida afectiva. Esto de fabricar androides se descontrola y más adelante los robots de la obra se rebelan y matan a todos los humanos excepto Alquist, el arquitecto de la fábrica porque “trabaja con las manos”. La obra acaba con que dos de los robots, un robot y una robota, adquieren alma y se enamoran y si bien la humanidad se extingue también es cierto que nace una nueva civilización.
Para cuando llegue la próxima rebelión de los robots, esperemos que de aquí a cien años, intentad ser artistas
Tiene un siglo pero es una trama sorprendentemente contemporánea. Alguien que busca una fuerza laboral más eficiente, más barata y que no le dé problemas. Esclavos que hagan trabajos forzados sin quejarse y sin pretensiones. Pero incluso los robots se rebelan si los tratas como una andrómina deshumanizada, y la queja no viene de que les hagas trabajar, sino de que no aceptes que tienen sentimientos, emociones y la necesidad vital de querer vivir. Cuando pasan a la lucha sólo respetan a quien trabaja con sus manos, y la victoria final no es otra que ser más humanos, y por tanto ser capaces, por fin, de enamorarse. Al final esto va de poder enamorarse, y lo llamamos vivir.
Ayer me explicaron que quien trabaja con las manos es un obrero. Si utiliza las manos y la cabeza, es un artesano. Pero si utiliza las manos, la cabeza y el amor, es un artista. Para cuando llegue la próxima rebelión de los robots, esperemos que de aquí a cien años, intentad ser artistas. Por si acaso.