El siete siempre ha sido una cifra cargada de simbolismo y significados. Es un número primo, es el número atómico del Nitrógeno, las semanas tienen siete días, hay siete pecados capitales, casi todos los mamíferos tienen siete vértebras cervicales, los biólogos dicen que hay siete tipos diferentes de virus, los candelabros de la tradición judía tienen siete brazos, se habla de las siete plagas de Egipto, los siete samuráis, los siete magníficos, los siete enanitos de Blancanieves, las siete trompetas del Apocalipsis, los siete reinos de Juego de Tronos, los siete infiernos de Dante en la Divina Comedia… el siete no es un número cualquiera.
El balance de estos últimos siete años indica tendencias del momento en que se halla el mundo y nuestra realidad más cercana. La naturaleza sigue mostrando su fuerza, no sólo ahora con el virus sino también con los incendios de Australia, los tsunamis en Asia y los terremotos en América. La naturaleza está viva y es falso que los humanos la tengamos bajo control, por mucho que la tratemos con tecnología y arrogancia. Necesitamos otra manera de relacionarnos con el planeta y parece que las nuevas generaciones lo entienden mejor, con iconos como Greta Thunberg o Felix Finkbeiner pero sobre todo con actitudes mucho más contundentes hacia la movilidad, el plástico o el consumo.
"La naturaleza está viva y es falso que los humanos la tengamos bajo control, por mucho que la tratemos con tecnología y arrogancia"
También estamos hartos de cómo nos tratamos entre nosotros. El drama humano del Mediterráneo con millones de personas dispuestas a morir antes que soportar las condiciones de vida en las que les hemos arrinconado, la injusticia con que los gobiernos impiden que las ONGs les ayuden y cómo crece una ultraderecha rancia que niega los derechos a quienes no comparten su bandera. El Me Too como icono indignado de la pasividad con que toleramos que media humanidad menosprecie, veje e incluso asesine a la otra mitad.
Movimientos sociales reivindicando cambios más contundentes y firmes en cómo se gestiona el grupo, en cómo se hace política. Colectivos, países enteros, que nos dicen que no se sienten bien tratados y que ya hace demasiado que tratan de hacerse escuchar. Alborotos en Chile, chalecos amarillos en Francia, urnas en Catalunya… problemas de representatividad y de gobernanza. Cuesta saber de dónde eres y de dónde quieres ser, pero muchos quieren marcharse de donde sea que estén. Salidas con mayor o menor éxito, Brexits.
"Alborotos en Chile, chalecos amarillos en Francia, urnas en Catalunya… problemas de representatividad y de gobernanza"
En negocios y tecnología también todo el mundo habla de transformar. Hemos estado décadas hablando de informatizar las cosas, pero estos últimos siete años el término más utilizado ha sido el de transformación digital. Y no nos referimos sólo a 5G, blockchain, robotización, inteligencia artificial, bases de datos y computación cuántica, sino sobre todo a repensar los procesos, ganar en agilidad, evolucionar los productos hacia servicios, orientarse a cliente y liderar la relación personalizando el trato tanto como se pueda.
La toma de decisiones en un contexto tan convulso necesita apoyarse más que nunca en la mejor información. Fiable y actualizada, evitando nuevas trampas como las fake news y los deep fakes, y trampas de toda la vida como los interesados y los mediocres. Estamos en la sociedad de la información, y tan relevante es a qué información accedes como cuál generas. Es tiempo de datos y conocimiento.
Siete años intensos, siete años de convulsiones en la naturaleza, en la sociedad, los negocios y en la vida. Esta semana hace siete años que existe VIA Empresa, siete años de un digital económico en tiempos convulsos. Gracias por estar ahí.