En un artículo anterior (Ucrania, aplaudirlos desde el balcón) les expliqué que España practicaba con Ucrania la solidaridad de pandereta -¡cosa rara!-. Quiero decir que, a pesar de la verbosidad, las aportaciones del Estado y de particulares son miseria. En buena parte provocado por la obsesión antimilitarista de Unidas Podemos.
Pero la guerra nos costará dinero. Y mucho. De hecho, ya nos cuesta. La inflación es un coste. El peor de todos. Un impuesto silencioso que hace que cada mes que pasa ganemos menos. Y nuestros ahorros también se reduzcan. ¿Por qué esta inflación? Pues miren, de entrada Rusia y Ucrania representan el 29% de la producción mundial de grano. Alguien pensará "bien, ¡pero el pan no es tan importante!". La harina lo es, pero los piensos también. De aquí viene el aumento de los precios de la carne. Actual y esperado. O el cierre posible de empresas cárnicas en no resistir el embate. Es decir, si no se suben los precios de venta de la carne todavía más -los precios se fijan a escala internacional-, las empresas medianas y pequeñas del sector no resistirán y tendrán que cerrar.
Esta guerra costará cara en términos de productos agroalimentarios
También habrá quién piense que esta producción de grano puede ser sustituida por producción propia procedente de otros lugares. Hablamos de los labradores. Pues miren, los adobos necesarios para cultivar el campo se manufacturan consumiendo grandes proporciones de gas y otros recursos energéticos. Ya lo ven. Podemos ponernos como queramos, pero esta guerra costará cara en términos de productos agroalimentarios.
Vamos a por las sanciones aplicadas a Rusia. Cuando yo llegué a Rusia, un amigo moscovita me enseñó una tienda de quesos que había en el bonito mercado de Usatxovski, en el barrio de Khamovniki, donde yo vivía. La calidad de los quesos dejaba bastante a desear. Dos años más tarde, después de una larga temporada de embargo occidental, aquellos quesos locales habían acontecido excelentes. Tipo camembert, secos, azules, etc. Todos. Quiero decir que con las cosas del comer no se juega. Y los embargos que estamos practicando sobre Rusia se nos volverán. Si tienen oportunidad, miren las fotos y reportajes de los nuevos "McDonald's" rusos después de que esta empresa decidiera marchar de Rusia. Ningún problema. Los establecimientos continúan funcionando. Dado que todos los productos que se utilizaban eran rusos, y el personal también, nada ha cambiado. ¡Ah, sí!, una cosa: ahora son propiedad del gobierno ruso. Hemos hecho aquello que se dice knowlege transfer. Ahora ellos ya saben cómo gestionar la empresa.
Y si miramos la vertiente industrial, nos encontraremos que el aliado chino suministra a Rusia bienes que, definitivamente, se habrán perdido para los proveedores europeos. Cuando todo se normalice, los proveedores europeos tendrán que empezar de bajo cero. Preocupante.
Putin dice que el coste de la guerra y de los embargos le costarán a la Unión Europea -es decir a la UE o, lo que es lo mismo, a usted que está leyendo este artículo- unos 400.000 millones de euros. Ignoro si la cifra es correcta. Pero de miles de millones nos costará muchos (también lo avancé en Nuestros intereses en el conflicto russo-ucraniano). La lista de costes de la guerra se va extendiendo. E irá a más.
¿Candidatura de Ucrania a la UE? Sí. Pero con la Rusia de posguerra se tendrá que negociar y hablar
Si se fijan, ante esta guerra hay tres posiciones claras. Una representada por los anglosajones, que persiguen la derrota, sin condiciones, de Rusia. De hecho, la han perseguido desde que cayó el Muro de Berlín. Esta actitud de no querer resolver el conflicto de la desintegración de la URSS, de confundir comunismo y Rusia, es responsable, en buena parte, de la guerra actual. Los intereses del mundo anglosajón en Rusia son muy limitados. El segundo posicionamiento viene representado por los antiguos países del Este que estuvieron bajo la bota comunista. A ellos los mueve el miedo y el resentimiento. Todo ello, lógico. Nuestro progresismo se encargó de hacernos olvidar que eran países donde, si intentabas huir, te disparaban a matar. Y esto, que nosotros hemos obviado largamente, ellos no lo olvidan fácilmente. Y el tercer posicionamiento es el representado por los líderes que marcan el destino de la UE: Macron, Scholz y Draghi. Estos tres gobernantes -tenemos la suerte que nos representen- saben las cifras de las que les he hablado. Por eso piensan que la derrota de Putin no tiene que ser la derrota de Rusia. Y que la humillación y la derrota total se tienen que descartar. En su última visita a Kiev en tren lo han dejado claro: ¿candidatura de Ucrania a la UE? Sí. Pero con la Rusia de posguerra se tendrá que negociar y hablar.
Disculpen, pero estoy hablando de intereses, de realpolitik . ¿O es que usted, que me está leyendo y que, quizás, su empresa exportaba sus productos a Rusia, no lo piensa, también? Y usted, que tendrá que hacer más cola a la sanidad, ¿qué opina? O todos nosotros, que tendremos que pagar más impuestos... En este sentido, como que la prima de riesgo de España ha subido debido a la inflación, el Banco Central Europeo ya ha previsto un plan de choque. Pero los países conocidos como frugal (Austria, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos y Suecia) ya han advertido que solo lo aprobarán si España hace las reformas que tiene que hacer -entre otras, no gastar más de lo que puede-. Primero la Gran Recesión, después la covid-19, ahora Ucrania... Tener que ser siempre ayudados empieza a cansar.