Mis hijos adolescentes me han puesto al día de l'argot cotidiano que utilizan entre los jóvenes para expresarse rápidamente a las redes sociales. Ahora ya puedo entender las letras de las canciones sin poner cara extraña (lol, ya era hora!), y puedo preguntarlos si hacen las cosas por postureo y que no me trolegin. Dab.
De todo el nuevo vocabulario, la palabra hater, me ha hecho reflexionar... Persona que odia o aburre. Pero su aplicación en la vida de los jóvenes se refiere a aquellas personas que aprovechan cualquier motivo para mostrar su disconformidad. Normalmente lo expresan de forma ingeniosa a las redes sociales y sus objetivos de burla suelen ser famosos o temas que tengan mucho eco mediático para que sus críticas los ayuden a ganar fama.
"En qué grado nosotros actuamos como 'haters' en nuestro trabajo?"
Mi reflexión es en qué grado nosotros actuamos como haters en nuestro trabajo. Pongámonos una cámara virtual durante un día y miramos nuestras propias actuaciones e interacciones. Cuando nos presentan un proyecto. Cuando nos escalan un problema. Cuando nos dicen el parecer. Cuando nos hacen una sugerencia. Cuando hay propuestas de innovación. Cuando explican una metodología. Cuando nos hacen una formación y nos plantean un reto a hacer con los compañeros. Cuando un proveedor nos viene a vender sus servicios. Cuando valoramos a final de año el rendimiento de las personas. Qué actitud nos define en cada una de estas situaciones? Cercanos a los haters? O cuando menos, tenemos una actitud constructiva, de ver qué hay de bono en aquello que estamos escuchando o valorando, en vez de buscar precisamente aquel detalle que puede tumbar la propuesta?
Creo que hay dos motivos que nos pueden conducir hacia la actitud hater. Una es por profesión. Aun así, excepto las malas personas o aquellas quequieren percibir un beneficio propio, ningún profesional pretende ser hater por el solo hecho de ser. La otra es menos directa, menos consciente, muchas veces como consecuencia de querer ir al gra (al menos esto es el que me pasa a menudo!), ver resultados, no entretenerse en las cosas buenas para mejorar las malas directamente. Esta segunda es involuntaria y por lo tanto, con una actitud de mejora personal, es reconduïble.
"La actitud de preuar no quiere decir ser ingenuo o poco directivo; quiere decir incluir las cosas positivas como las mejorables"
Propongo el ejercicio del día de la valorización. Donde pasen por nuestra mente (y el corazón) las sensaciones buenas y malas de las cosas que vemos, y que comunicamos a nuestro interlocutor aquello que es bueno del que nos proponen y, sólo después, aquello que pueden mejorar. Y que el balance del día el estiércol con aprecio también, y por lo tanto que esta revisión nos lleve a un segundo día de constatación positiva, y así sucesivamente.
La actitud de preuar, pero, no quiere decir ingenuo o poco directivo. Quiere decir incluir en nuestro proceso mental tanto las cosas positivas como las mejorables, y expresarlas de tal forma que por el otro todas ellas sean un regalo.