El año 1854 el italiano Antonio Meucci construyó el primer prototipo de teléfono, que él llamó teletrófono, per por dificultades económicas no lo pudo patentar y tardó casi veinte años, hasta 1871, en presentar apenas una breve descripción de su invento en la Oficina de Patentes de los Estados Unidos. Mientras tanto otro inventor, el alemán Johann Philipp Reis, hizo también otro prototipo de la misma idea. Pero quien hizo bien los trámites formales y patentó el invento cinco años más tarde, en 1876, fue Alexander Graham Bell, considerado el inventor del teléfono durante muchos años pero finalmente en 2002 el Congreso de los Estados Unidos hizo justicia y reconoció que el verdadero inventor fue Antonio Meucci.
Los primeros antecedentes de telefonía móvil son del año 1940 de la mano de la estadounidense AT&T y más tarde, ya en la década de los 50, el soviético Leonid Ivanovich Kupriyanovich patentó el primer aparato que ya merece el nombre de teléfono móvil: el Modelo KL-1 que mediante ondas de radio podía llegar a operar a una distancia de 30 Kms. Después ya vino Martin Cooper, de Motorola, considerado el padre de la telefonía celular poniendo en marcha el primer radio-teléfono en los Estados Unidos, y después ya llega la primera red comercial del mundo, NTT en Japón, y ya en los años 80 encontramos los servicios de Ericsson y Mobira, el antecedente de Nokia, en Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia.
Estamos pues en los años 80 y tenemos distintas soluciones de telefonía móvil, pero no teníamos todavía un estándar que garantizase la compatibilidad entre los distintos servicios. Es decir, una llamada móvil no se podía transferir de un servicio a otro, o dicho de otra manera, las llamadas se cortaban cuando ibas a parar a la antena de otra compañía. Una llamada iniciada en un país se cortaba cuando cruzabas la frontera. Para trabajar este reto y empezar a diseñar protocolos estándares de telefonía móvil se constituyó en 1982 el grupo de investigación Groupe Special Mobile, GSM, que en 1984 recibió el apoyo de Francia y Alemania y con el tiempo acabó cambiando el significado de su acrónimo para pasar al inglés y significar Global Systems Mobile Telecommunications. No fue fácil y tardaron unos cuantos años en construir esta norma pero finalmente en 1989 GSM fue aceptado como el estándar internacional de telefonía celular. La primera llamada telefónica con el sistema GSM se hizo en 1991 en Finlandia, y el primer acuerdo de itinerancia entre dos operadoras de telefónia gracias a este estándar, una finlandesa y una inglesa, se firmó en 1992 mientras aquí hacíamos las Olimpiadas. GSM es un invento europeo y nuestras operadoras se iban adhiriendo a este estándar, y en 1993 se apunta la primera operadora no europea, que fue una australiana. Poco a poco GSM se iba consolidando como un estándar realmente mundial.
En 2006 el GSMA Mobile World Congress llega a Barcelona, y en el mundo ya hay 2.000 millones de líneas telefónicas con este sistema. Es la época del 3G y la reina es Nokia
En 1994 había un millón de líneas telefónicas móviles operando con el estándar GSM, y las diferentes operadoras que utilizaban esta norma querían encontrarse para coordinarse y aprender, dado que compartían el reto de desplegar la red, gestionar el crecimiento, comprar nuevas infraestructuras, establecer tarifas… y el resultado fue la creación de la asociación de compañías de telecomunicaciones que utilizan el estándar GSM: la GSMA. La primera reunión mundial de la GSMA, lo que ahora llamamos Mobile World Congress, se hizo en Madrid el 1995. El año siguiente, 1996, se trasladaron a Cannes y el uso del estándar continuó creciendo. En 1998 ya había 100 millones de líneas.
En 2006 el GSMA Mobile World Congress llega a Barcelona, y en el mundo ya hay 2.000 millones de líneas telefónicas con este sistema. Es la época del 3G y la reina es Nokia, y Barcelona ha visto como esta tecnología ha cambiado el mundo. Vimos cómo se iba Nokia y llegaba Blackberry, y como se marchaba Blackberry y llegaban Apple y Samsung, como también hemos visto llegar el 4G, el 5G y ya oímos hablar del 6G. En 2012 había 6.000 millones de líneas de telefonía móvil, 8.000 en 2018. Hay más líneas de teléfono móvil que personas en el mundo.
A riesgo de resumir demasiado, con la norma 2G la telefonía móvil estaba pensada para operar llamadas de voz, y las facturas se calculaban en función del número de llamadas, duración y distancia. Con el 3G (año 2000 más o menos) ya se adaptaron a las nuevas necesidades relacionadas con el tráfico de datos, y empezamos a hablar de Megas. En las tarifas ya nos hablaban de cuántos minutos de llamadas podríamos hacer, y cuantos Mb de datos nos podríamos descargar. Con este 3G ya nos acostumbramos al tema de los datos, y cada vez queremos y necesitamos más. Estamos en 2010 y llega el 4G para servir mejor los usos relacionados con datos, sobre todo los usos relacionados con el video. Sin 4G no habríamos podido hablar jamás de Netflix, Spotify y todas estas categorías de servicios basados en el tráfico de datos. Y ya hacia el 2108 nos llega el 5G, la solución para conectar múltiples dispositivos a la red, ya no sólo nuestros terminales sino también coches, relojes, ropa, neveras, contenedores… sin 5G no podríamos imaginar la internet de las cosas, las ciudades inteligentes o Tesla.
Sin 4G no habríamos podido hablar jamás de Netflix, Spotify y todas estas categorías de servicios basados en el tráfico de datos. Sin 5G no podríamos imaginar la internet de las cosas, las ciudades inteligentes o Tesla
¿Qué será 6G?. De la misma manera que los datos llegan con el 3G pero fue 4G quién acabó de consolidar la apuesta, 6G será la consolidación del camino iniciado por el 5G: la conexión de múltiples dispositivos, la creación de entornos virtuales y situaciones inmersivas. Si nos lo miramos bien, cada salto de 3G a 4G, y de 4G a 5G, ha supuesto cambios en el modelo de negocio y transformaciones severas de sectores industriales concretos. 4G nos trajo Netflix y el cambio radical de la industria televisiva. 5G podría traer cambios radicales en los servicios de salud. Y 6G también nos traerá oportunidades y cambios profundos en servicios e industrias que están hoy a nuestro alrededor.
Estemos atentos. El Mobile World Congress no es el lugar donde se presentan los nuevos modelos de teléfonos, más planos, más redondos o de más colores, sino que es el lugar donde la industria mundial de las telecomunicaciones se reúne para explorar cómo cambia su negocio, y por tanto el mundo.