Ayer 18 de octubre abrió la esperada exposición IA: Inteligencia Artificial en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona donde se podrá visitar hasta el 17 de marzo del 2024. La exposición es una coproducción del propio CCCB y el Barcelona Super Computing Center a partir de una exposición original del Barbican Centre de Londres del 2019. Que la semilla de la muestra venga de Londres tiene cosas buenas y no tan buenas como veréis más adelante.
La exposición ha sido comisariada por el escritor, músico e investigador el Dr. Lluís Nacenta y ha contado con el asesoramiento científico del Dr. Jordi Torres, investigador y catedrático de la UPC y autor del libro de reciente publicación La IA explicada a los humanos que os recomiendo. La enhorabuena a los dos y a todo el equipo que lo ha hecho posible.
El momento no podía ser mejor. En pleno debate sobre el impacto de la IA en la sociedad en un tiempo donde todo parece que se acelere, es bueno parar y reflexionar. Desde la aparición del término IA en 1956 que hablamos de si pueden ser inteligentes las máquinas. No lo sabemos y a pesar de todo hablamos de inteligencia artificial. La exposición, junto con esta pregunta, se hace muchas otras con el triple objetivo de hacer difusión de lo que es la IA, de educarnos y sobre todo de hacernos reflexionar para fomentar el pensamiento crítico.
Esto lo hace con plafones informativos, objetos, pantallas, proyecciones pero sobre todo con instalaciones interactivas y obras de artistas repartidas entre cuatro grandes ámbitos temáticos.
Datos y supercomputación
En el ámbito de "Mundos de datos" se explora la importancia de los datos en la última oleada de IA, la generativa. Sin los móviles que llevamos, los sensores de la ciudad inteligente y sin internet, los investigadores en IA no tendrían los grandes conjuntos de datos que les permiten entrenar sus algoritmos de aprendizaje. Para que funcione el ChatGPT hacen falta muchos datos, muchos millones (el entrenamiento de la versión 4 costó 100 millones de dólares) y muchas personas que trabajen en la trastienda con sueldos de miseria optimizando respuestas.
De este ámbito os recomiendo mucho, muchísimo, que os paséis un buen rato —creo que son 32 minutos— viendo las proyecciones del BSC donde investigadores de la casa nos explican sus proyectos. Por ejemplo, el Dr. Alfonso Valencia nos habla de la aplicación de los dobles digitales en ciencias de la salud y la Dra. Marta Villegas de la importancia de los grandes modelos de lenguaje y de cómo están trabajando el caso del catalán.
"Somos las personas quienes hacemos cosas con la IA. La IA sola no hace nada"
Quizás no es la parte más atractiva desde un punto de vista interactivo pero es la parte que explica mejor cómo la IA ayuda a los científicos y su resultado a nosotros. Con sus explicaciones, los investigadores que la usan nos demuestran que somos las personas quienes hacemos cosas con la IA, que la IA sola no hace nada.
Máquinas e historia
El segundo ámbito es de las "Máquinas que piensan". ¿Pueden pensar las máquinas? Esta es la parte más visual y la que conformaba el grueso de la exposición del Barbican del 2019. Charles Babbage, Ada Lovelace, Alan Turing son los padres de la computación y de la IA. Casualmente todos británicos. Las reproducciones de la máquina analítica de Babbage y de "The Bombe", la máquina que Turing y su equipo usaron para descodificar las transmisiones de los alemanes en la 2ª Guerra Mundial, causan bastante impresión. También los facsímiles de poemas de Lovelace y las cartas de Turing. Es aquí donde podemos tener una idea de la historia de la IA en una serie de pantallas dispuestas a modo de línea del tiempo. Hay mucha información y de muy buena calidad, tanta que resulta imposible abarcarla toda. Las imágenes y los textos van y vienen demasiado rápido para poderlos procesar provocando una sensación de angustia que va en detrimento de la experiencia.
Es en este ámbito que podemos aprender conceptos de IA como son el aprendizaje automático, las redes neuronales y el aprendizaje profundo. Los podréis poner en práctica jugando con un AIBO, el perrito robótico de SONY.
Ciencia y ficción
El tercer ámbito lleva por nombre "El sueño de la IA". Si os recuerda a la novela ¿Sueñan los androides con corderos eléctricos? de Philip K. Dick, en la que se basó Blade Runner, vais bien. La exposición explora la ambición humana para crear artificialmente entes inteligentes. Desde el Golem judío a los espíritus kami del sintoísmo. También viajamos a los inicios de la civilización, a los sistemas de numeración de diferentes culturas (cuando vayáis fijaos en la representación del cero en los sistemas que lo tenían) y a los primeros intentos de formalizar el conocimiento y de escribir las reglas combinatorias para generar de nuevo. Mención especial para nuestro Ramon Llull y su Ars Combinatoria del que hay unas cuántas reproducciones. Cualquier muestra, libro o tertuliano que no cite a Llull al hablar de IA no es de fiar. Gracias CCCB.
"Cualquier muestra, libro o tertuliano que no cite a Ramon Llull al hablar de IA no es de fiar"
La importancia de las preguntas
Y finalmente en "Transformación permanente" encontramos las grandes preguntas que nos acompañarán de vuelta en casa: ¿es la IA realmente artificial? ¿Qué oportunidades abre para la ciencia? ¿habrá nunca una IA que merezca un Nobel? ¿Qué impacto tiene en el mundo del arte? ¿Cómo influye en la obra final? ¿Y en el artista? ¿Nos quitará el trabajo? ¿Cómo tenemos que adecuar el derecho? ¿Y nosotros?
¿Más que humanos?
"AY: more than human" es el título de la exposición que el Barbican hizo en el 2019 con gran éxito de público y crítica. La pregunta es provocadora pero yerra en el foco. La IA no es más que humana o menos, sencillamente porque una inteligencia y la otra no se pueden comparar. ¿O preguntaríais si un avión a reacción es más que un pájaro? No. Los dos vuelan y lo hacen de maneras muy diferentes. Este título manifiestamente equívoco pervive en uno del plafones de la muestra del CCCB.
La parte buena de que la muestra venga de Londres es que han podido llevar reproducciones de museos de la ciudad de las máquinas de Babbage y de Turing. También hay una máquina de calcular diseñada por Leibniz, la primera máquina que podía sumar, restar, multiplicar y dividir.
La parte mala es que la línea de tiempo ha quedado tal y como estaba en Londres quitando el periodo 2019-2023, que es nuevo. Se ha perdido una oportunidad de oro para localizar los contenidos —no solo traducirlos— e incluir los pioneros en computación e IA que en Catalunya tenemos de muy relevantes. Se me ocurren tres protagonistas. Por un lado Joan Majó fundador de la empresa Telesincro que construyó el primer ordenador hecho en el Estado en 1966. Por la otra las "tejedoras" de circuitos de estos primeros ordenadores como las hermanas Teresa y Lola Carmona, programadoras primordiales. Y finalmente, Ramon López de Mántaras, el informático y físico que llevó la IA a nuestro país. Su tesis doctoral en 1977 ya versaba sobre la IA y en el 1985 fundó el grupo GRIAL (Grupo de Investigación en IA y Lógica) que en el 1992 aconteció el actual Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (IIIA) que dirigió hasta el año 2019. Por cierto, también acaba de sacar el libro 100 cosas que hay que saber sobre la IA que entra a examen.
Ramon López de Mántaras es uno de los impulsores de la carta contra la proliferación de armas autónomas que en 2015 firmaron gente del nivel de Stephen Hawking, Stuart Russell, Geoffrey Hinton, Steve Wozniak, Yann LeCun y Elon Musk y que ya cuenta con 11.251 firmas. Me sabe mal que la imagen que ilustra la carta en la línea de tiempo de la IA no haya su foto y me ofende profundamente que en su lugar haya la de la Elon Musk. (Exención de responsabilidades: Ramon fue profesor mío y además de profundo respeto intelectual le tengo aprecio personal.)
Sin supercomputación no hay IA
Este es un mantra que hemos escuchado muchas veces y que la expo refuerza. Bien, en realidad no es así. Sí que es cierto que hacen falta superordenadores al alcance de muy pocos para entrenar los actuales modelos grandes de lenguaje (LLM) pero de IA hay desde que Turing se hizo la pregunta de "¿Pueden las máquinas pensar?" en 1950 (seguramente todavía podríamos tirar más atrás). Lo que sí que es cierto es que no habría IA generativa —la de ChatGPT, Dall-E, Midjourney, Stable Diffusion, Runway, etc.— sin la supercomputación.
Pep Martorell, codirector del BSC, destacaba en la presentación la importancia del diálogo interdisciplinario como el que han tenido el CCCB y el BSC, dos instituciones punteras de la ciudad y que en sus respectivos ámbitos son referentes globales. Como que para que podamos tener IA generativa además de supercomputació también hacen falta datos y algoritmos, al diálogo habríamos podido sumar todavía dos otras instituciones referentes: el Centro de Visión por Computador de la UAB, que de datos procedentes de las imágenes tienen unas cuantas, y la IIIA, también en la UAB, que de algoritmos saben un poco. Están en la exposición pero su presencia es testimonial (Exención de responsabilidades: fui el segundo becario del CVC en década de los 80).
"Más importante que no que la IA pueda tener algún día todas las respuestas, aquello de verdad importante es hacerse las buenas preguntas"
4 horas de respuestas, toda la vida para preguntar
Dicho esto, la exposición entra en el examen. Id. Solos, con amigos, como queráis pero pasad un buen rato: ¡yo me pasé 4 horas y todavía me quedaron cosas! Llevad a los niños, que se hagan preguntas, que os hagan preguntas y no os agobiéis demasiado si no tenéis respuesta; más importante que no que la IA pueda tener algún día todas las respuestas, aquello de verdad importante es hacerse las buenas preguntas.
A pesar del rato que pasé todavía me quedaron muchas cosas para ver y experimentar. Volveré para verlas y para ver cómo han cambiado la cara de Musk por la de Ramon.