IA y salud, un problema del primer mundo

Que unos hábitos saludables mejoran la salud no es ninguna novedad. Que unos hábitos saludables guiados por IA, tampoco; ya hace años que tenemos aplicaciones y relojes inteligentes que nos dicen que nos levantemos, que respiremos hondo o que dejemos de pasar tantas horas deslizando scrolls infinitos. Lo que es novedad es que OpenAI invierta en salud porque “la IA podría ir mucho de la eficiencia y la optimización a algo mucho más fundamental: mejorar tanto nuestra salud como nuestra vida útil”.

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Ver salud y OpenAI en la misma frase ya pone en alerta. Más cuando la manera de comunicarlo es en una carta a la revista Time firmada a cuatro manos por Sam Alman, CEO de OpenAI y Arianna Huffington, periodista creadora del Huffington Post. La carta está hecha con la plantilla de los tres puntos del solucionismo tecnológico: 1) Miedo, 2) La solución soy yo, y 3) Llamada a la acción. Veámoslo.

Miedo

La carta comienza con estadísticas elegidas específicamente para que apelen al miedo. “Un número sorprendente de hasta 129 millones de americanos tienen al menos una enfermedad crónica y el 90% de los 4,1 billones en costos de gasto anual en salud se destinan al tratamiento de estas condiciones de salud física y mental. Este costo financiero y personal está previsto que crezca”.

Observad que el miedo no es solo actual, sino que se proyecta en el futuro si no le ponemos remedio.

Solución

La solución pasa inevitablemente por la tecnología. Todos los aspectos de nuestra salud están influenciados por nuestros hábitos de sueño, comida, movimiento, gestión del estrés y vida social. Según la promesa del artículo, la IA “utilizando el poder de la hiperpersonalización puede mejorar significativamente estos hábitos”. La solución pasaría porque la IA aprendiera nuestras preferencias y nuestros patrones de comportamiento en los cinco ámbitos y nos hiciera recomendaciones para mejorarlos en el momento adecuado. Por poner un ejemplo: tal sistema nos podría ayudar cuando estamos a punto de pedir una pizza por teléfono recomendándonos una receta saludable con lo que tenemos en la nevera.

"La solución pasa inevitablemente por la tecnología"

Llamada a la acción

Y, finalmente, el tercer punto es el de la llamada a la acción para alcanzar el gran objetivo final. Una acción que debemos hacer entre todos y que nos beneficiará a todos —unos más que otros—. Pero para que esto sea posible deben pasar una serie de cosas, como que “los responsables políticos deben crear un entorno regulador que fomente la innovación en IA y proteja la privacidad. Los proveedores de atención médica deben integrar la IA en sus prácticas”. O haced lo que digo o ved el punto 1: Miedo.

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A ver

A pesar de que la nota, y el proyecto, es el típico caso de estudio de solucionismo tecnológico al que nos tiene acostumbrados Silicon Valley, tiene razón en algunos puntos. Una persona nacida en el siglo XIX en Europa tenía una esperanza de vida de menos de 50 años. Hoy un abuelo de un país desarrollado puede vivir con salud por encima de los 80 años de media. Por otro lado, el desarrollo de nuevos fármacos —a menudo gracias a la IA— hace que podamos tratar enfermedades que antes eran intratables. Más gente, viviendo más años con más tratamientos hace que los costos de salud suban exponencialmente.

Y de la misma manera que aumentan los costos de salud, aumentan también los datos que tenemos de nuestros hábitos. Hoy disponemos de dispositivos que miden nuestra actividad como FitBit, o como el Apple Watch, capaz de hacernos un electrocardiograma, o del mismo móvil que es capaz de detectar patrones tempranos de demencia senil (el tecleo es un indicador). Estos dispositivos generan cantidades ingentes de datos que puede ingerir un sistema de IA, que nos puede ayudar en nuestros hábitos de salud. Hasta aquí bien, y esto va en la línea del artículo.

Problema del primer mundo

Pero ¿qué pasa si todos estos datos, si esta IA, además de aconsejarnos también aconseja a nuestra aseguradora? ¿Nos podría subir la cuota si un mes hemos jugado demasiado a la Play y hemos sacado poco al perro a pasear? Esto no es un futurible, ya ha pasado. En 2018, la aseguradora norteamericana John Hancock anunció que una condición necesaria para estar asegurado era la de llevar un dispositivo de seguimiento de actividad.

"Y de la misma manera que aumentan los costos de salud, aumentan también los datos que tenemos de nuestros hábitos"

El profesor Michael Wooldridge, en su libro A Brief History of Artificial Intelligence propone un escenario aún más preocupante:

“¿Qué pasaría si solo pudiéramos acceder a los programas nacionales de asistencia sanitaria (o a otros beneficios nacionales) si accediéramos a ser supervisados y cumplir los objetivos de ejercicio diario? ¿Quieres atención sanitaria? ¡Entonces tienes que caminar diez mil pasos al día! Algunas personas no ven nada malo en un escenario así; para otros, representa una profunda intromisión y un abuso de nuestros derechos humanos básicos”.

Según el mismo profesor Wooldridge estas preguntas son problemas del primer mundo; donde pasar de un médico de carne y hueso a un “asistente personal de salud” es una deshumanización de la medicina. Para la mayor parte de la gente del planeta, en cambio, esto supondría una “humanización”, ya que la elección no es entre médicos e IA, sino entre IA y nada. Si creemos que la IA es en realidad la suma de muchas inteligencias humanas, la salud vía la IA será la salud más humana para la mayoría de gente.

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