Yo si fuera Jeff Bezos habría plegado antes. En todo caso nunca es tarde cuando llega. El bueno de Jeff ha decidido esta semana que a finales de año deja la silla ejecutiva en el consejo de Amazon para dedicarse a "nuevos productos" y "early initiatives" (Iniciativas tempranas? ¿Iniciativas tempraneras? ¿Levantarse bien temprano bien temprano?). Tendrá más tiempo para libros y para escuchar podcasts.
En la carta que dirige a sus 1.300.000 trabajadores —que se dice rápido— explica que hace 27 años no tenía ni nombre para su empresa y que tenía que explicar demasiado a menudo que qué era internet. Internet, en 1994 ya era el futuro. Un futuro que pedía algo más de fe que no ahora. Eran tiempo en que las CBS, ABC y NBC norteamericanas no veían ninguna necesidad de registrar los dominios (¡de 3 caracteres!) en un medio que sólo interesaba a cuatro estudiantes de informática. El discurso recuerda al de las discográficas con Napster en 2000 y al de la prensa con las redes sociales de ahora hace diez años.
Jeff Bezos, en cambio, sí que vio la necesidad de registrar un dominio, un dominio al que dio muchas vueltas y que registró limitado por la tecnología del momento. En 1994 Google no existía y el buscador de referencia era Yahoo! que empezó siendo A Guide to the WWW, una pandilla de enlaces categorizados. El primer dominio que utilizó fue Cadabra.com, una referencia a la magia abracadabrante que suponía poder comprar haciendo un clic en un sitio web. Pero la referencia resultaba poco clara para los usuarios. Finalmente acabó registrando Amazon porque le funcionaba la analogía —el río más grande del mundo, la tienda más grande del mundo— y porque salía primero en las listas alfabéticas de enlaces. Podía haber cogido Abracadabra.com, que estaba libre y habría salido todavía más arriba pero el río tuvo más fuerza.
"Bezos atribuye el éxito de Amazon a la inventiva; hacer cosas alocadas, impensables, imposibles y convertirlas en normales"
Bezos atribuye el éxito de Amazon a la inventiva; hacer cosas alocadas, impensables, imposibles y convertirlas en normales. Hoy encontramos normal que haciendo un clic desde el sofá de casa al móvil recibimos el día siguiente por la mañana en casa la edición americana de un libro. También en domingo. Hay una generación para quien la normalidad es esto.
Nunca había sido tan cierto como en el caso de Amazon aquello de que la sabiduría está en los libros. El dominio de Amazon lo encontró buscando palabras que empezaran por "a" en un diccionario y el primeros artículos que vendió Amazon fueron libros. Bezos buscó un producto fácil de almacenar, con costes de envío reducidos, que la gente pudiera comprar sin necesidad de tocarlo y que tuviera una demanda transversal. Si repasáis, no hay tantos bienes que satisfagan las cuatro condiciones. A partir de aquí, la librería más grande del mundo se convirtió en la tienda más grande del mundo.
¿Más cosas alocadas? Los almacenes tradicionales guardan los artículos de la misma categoría en una misma zona. Los libros con los libros, las cazuelas con las cazuelas y los botes de Wipp Express con los botes de Wipp Express. Si nunca entráis a un centro de distribución de Amazon veréis que los artículos más diversos comparten estantería. Parece antinatural pero es mucho más eficiente a la hora de evitar equivocaciones en la manipulación y a la hora de minimizar la distancia que el trabajador tiene que recorrer para llenar el cargador. Los algoritmos del ordenador central saben en todo momento donde está cada artículo y qué tiene a su alrededor, que casualmente son los que más a menudo se compran juntos. Con esta información sólo tienen que ir guiando el operario —y su extensión en forma de carretilla— de estantería en estantería con la seguridad que los recorridos que hará serán óptimos y que una vez en la estantería recogerá más de un artículo. ¿Quién es el robot ahora? Esta también es una idea alocada.
"Bezos buscó un producto fácil de almacenar, con costes de envío reducidos, que la gente pudiera comprar sin necesidad de tocarlo y que tuviera una demanda transversal"
Y finalmente la última, otra idea ganadora de visionario que hemos sabido hace pocos días: Jeff Bezos ha prohibido el uso del PowerPoint en Amazon. En vez de que el ejecutivo de turno presente un largo y pesado documento mientras el resto se lo mira, lo que hace Bezos es repartir un documento con los temas a hablar a los asistentes, dejarles tiempo para que se lo lean y a partir de aquí empezar a hablar. En una presentación con PowerPoint todo el mundo acaba cuando acaba el presentador; si todo el mundo lee el documento a su ritmo la suma total de los tiempo seguro que es inferior. Por otro lado, nos ahorramos toda la paja previa de la presentación. Según un estudio del MIT, un ejecutivo pasa 22 años de su vida laboral en reuniones. Un tercio de este tiempo es en reuniones que no aportan ningún valor: 7 años perdidos.