Este lunes el Govern presentó el Plan de Educación Digital para el periodo 2020-2025. El acto se hizo en el Citilab de Cornellà y contó con la presencia de la directora general de Educación Mar Camacho y la del Hble. Conseller d'Ensenyament Josep Bargalló. Que la presentación nacional no se hiciera en Barcelona es relevante; el lugar no es el mensaje.
El plan, que se pondrá en marcha en enero, tiene como objetivos que de aquí a cinco años los alumnos que acaben la enseñanza obligatoria sean competentes digitalmente y que aumente el número de docentes cualificados. Al mismo tiempo se conectarán a la banda ancha los centros que encara no tengan acceso, conformando una red de centros digitalmente competentes en cuanto a la educación. El plan llegará a 795.617 alumnos de enseñanza obligatoria, 102.632 profesores y los 3.249 centros educativos del Departament d'Ensenyament. Aprendices, maestros y talleres.
Según el Digital Education Action Plan de la Comisión Europea, en los próximos años un 90% de los trabajos necesitarán habilidades digitales. En Europa sólo un 66% de la población tiene estas competencias, 48.000 escuelas todavía no tienen acceso a la banda ancha y sólo el 20% de los profesionales del sector TIC son mujeres. Estas cifras dan la medida de la necesidad de un Plan de Educación Digital que sea transversal, equitativo e inclusivo.
Pero, ¿qué quiere decir ser competente digital? ¿Qué tienen que aprender nuestros alumnos para serlo? Y el profesorado, ¿qué formación necesita? Dejemos por un momento de banda el coyuntural "digital" y pensamos en qué quiere decir ser competente y qué significa aprender y enseñar utilizando la tecnología.
Vivimos tan inmersos en las tecnologías electrónicas digitales que los tres téminos nos parecen sinónimos. Pero no lo son. Ni todo aquello digital es electrónico —una melodía codificada en un tambor de un carillón es información digital— ni todas las tecnologías de la información y la comunicación son electrónicas ni digitales. Los libros, el alfabeto, la escritura y el habla son las TIC que hemos utilizado desde hace siglos para informarnos y comunicarnos, para enseñar y aprender. Sócrates no escribió nunca nada porque consideraba que la escritura nos haría perder la memoria. Y en cierto modo tenía razón, pero salimos ganando.
"Ni todo aquello digital es electrónico ni todas las tecnologías de la información y la comunicación son electrónicas ni digitales"
Hasta Gutenberg las TIC eran lineales y estancadas y ahora son exponenciales y combinatorias, me diréis. Y a continuación, los unos me diréis que es mucho mejor leer un libro en papel, y los otros, que no habíais leído nunca tanto como por ejemplo ahora que tenéis un Kindle (y que sabéis de donde bajaros todos los libros pirata. Esto no me lo diréis). Y todos tendréis razón. No entraré en el debate estéril de cuál es el mejor apoyo para la información (ya lo tuvimos con el vinilo-CD y todavía dura). La pregunta no es si lo uno o el otro es mejor, sino cuándo usamos el uno y cuándo usamos el otro. El placer de leer un libro muy bien editado al atardecer en casa al lado no se puede comparar a leer en el metro en un Kindle. Pero el placer de encontrar una referencia en mi biblioteca digital cuando llego tarde para entregar un artículo, tampoco se puede comparar al de hojear físicamente decenas de libros para acabar no encontrándolo.
Recuperemos digital. Digitalizar es la aplicación de las tecnologías digitales para mejorar productos, servicios o procesos. El correo electrónico es la digitalización del correo postal, la radio por internet es la digitalización de la radio terrestre y la Enciclopèdia Catalana en línea es la digitalización del saber hasta su edición. La transformación digital, en cambio, va mucho más allá y aprovecha la digitalización para crear nuevos conceptos; es Twitter que cambia la manera que tenemos de comunicarnos, los podcasts que permiten escuchar lo que queramos donde queramos y es la Viquipèdia que nos convierte a los usuarios en editores.
Análogamente la transformación digital de la educación no va de poner iPads en el aula, de leer libros en Kindles o de escribir en una pizarra electrónica; va de tener claros los objetivos y utilizar todas las tecnologías TIC que tengamos disponibles por atènyer-los. Recordad que libros, lenguas, alfabetos, dibujos y piezas de Lego son también tecnologías TIC; sirven para grabar y transmitir información.
"La transformación digital de la educación va de tener claros los objetivos y utilizar todas las tecnologías TIC que tengamos disponibles por atènyer-los"
Usar un ordenador, un móvil o una tablet no es tener competencia digital, dominar Instagram no es ser competente digital ni incluso ser un buen programador garantiza serlo. Ser competente digitalmente es saber escoger la mejor tecnología, herramienta o medio para lograr los objetivos necesarios en cada momento; saber discernir aquello que es bueno del hecho nuevo; y de aquello que es bueno, de lo que es esencial; saber distinguir qué es información de lo que es desinformación; entender las consecuencias de la pérdida de la privacidad; saber el valor de los datos que generamos; que aquello que hacemos en linea tiene consecuencias fuera de línea; que la nube está hecha de cemento y de acero; y que cada vídeo de gatitos que vemos en YouTube tiene un impacto en el planeta. Ser competente, también digital, es vivir en la duda sistemática y no en la certeza dogmática, tener espíritu crítico más que fe ciega y aplicar el método científico basando nuestras afirmaciones en datos. Estoy convencido que Sócrates estaría de acuerdo.