Unas letras en negrita, grandes y claras encabezan la escena y dicen así: "La mujer del siglo XXI: ni independiente, ni segura ni cono voz. Una de cada tres mujeres de hoy no se como té la imaginas". La frase me conmueve y me resuena, la imagen que ha escogido Manso Unidas por esta campaña también. Se trata de una foto en blanco y negro donde sale una mujer en medio de un campo de tierra. Es joven, trae los cabellos recogidos, viste un sari y calza unas xancletes de plástico. La atmósfera me transporta a un lugar lejano: el India? El Pakistán? Quién sabe.
"Se me acude también que si ahora os dijera las palabras: firefighter, astronaut o scientist en un idioma de sustantivos sin género como es el inglés os vendrían hombres a la cabeza y no mujeres"
No hay que ir tan lejos, pienso y me venden a la cabeza las chicas del CRAE a quien apenas he hecho un taller de gestión emocional. Me aparecen las directivas a quienes acompaño a liderar desde su propia feminidad, a conciliar sin culpa, a empoderar-se y a expresar su voz. Pienso en las mujeres que han reivindicado el 50a50 a la Cámara de comercio donde el 2018 todavía sólo 7 de sus 69 miembros eran mujeres. Se me acude también que si ahora os dijera las palabras: firefighter, astronaut o scientist en un idioma de sustantivos sin género como es el inglés os vendrían hombres a la cabeza y no mujeres.
Pienso en todas las mujeres que conozco, las que me quedan para conocer y las que no conoceré nunca. Y recuerdo un fragmento del libro Persuasión de Jane Austen que hace así: "Creo que nunca a la vida he abierto un libro que no tuviera nada a decir sobre la inconstància de la mujer. Canciones y proverbios, todos hablan de la inestabilidad femenina. Pero también puede ser que sea porque todos han sido escritos por hombres" y me pregunto, qué podemos hacer para cambiar esta narrativa colectiva que nos limita y ahoga?
Hay como mínimo dos maneras de cambiar hábitos de aquellos que están empotrados a nuestra sociedad. La primera es cambiar desde el interior, teniendo presente que muchos cambios individuales traen inevitablemente a un cambio colectivo. La segunda es cambiar de manera colectiva primero, para después llegar a un cambio individual, es decir: de fuera adentro. Cómo dice la psicóloga social norteamericana Amy Cuddy: fake it until you become it (hazlo ver hasta que te salga natural).
"Hay como mínimo dos maneras de cambiar hábitos: desde el interior, del individuo al colectivo, y desde fuera adentro, del colectivo al individuo. Cómo dice Amy Cuddy: fake it until you become it (hazlo ver hasta que te salga natural)"
Sin duda, la mejor, por mí, es combinando las dos. Así pues, implica asumir un compromiso tanto social como propio. Nosotros podemos hacerlo de manera personal cuidando nuestro lenguaje, cuestionando los estereotipos de rol que tenemos interiorizados, tomando conciencia de los juicios que perpetramos. El gobierno, las instituciones, las empresas, los medios y un largo etcétera pueden hacerlo asumiendo la responsabilidad de crear leyes que realmente piensen en femenino, apoyando y mostrando a las mujeres como seres iguales, con poder, con voz, con fuerza, llevando a cabo políticas empresariales que sumen y educando en una sociedad igualitaria.
Y ahora me llama la atención otra imagen. Este golpe, pero es encima de una de las mesas de la oficina, el sari es de colores, la chica más joven, la mirada más firme y la frase, también en negrita, dice así: "Yo soy la Malala, la chica que tirotearon los talibanes para defender el derecho en la educación." El libro lo ha comprado mi socio.