La directora de este diario sabe de mi afición por coleccionar caganers y me ha pedido si puedo hacer las doce “cagadas” del año. A mí, por no menospreciar la figura entrañable del caganer, me gusta más hacer un par, aunque hay una que se lleva todos los premios y básicamente me centraré en esta. La otra, en realidad, es más importante para la gente porque afecta directamente a nuestro bolsillo.
Después hay otras más habituales en nuestro país y como son habituales es que deben formar parte de nuestro talante, o de nuestro ADN, como se dice ahora.
Y como justificación final, como no me gustan las doce campanadas ni las doce uvas, no quiero hacer doce caganers; son demasiado honorables para mezclarlos con según quién.
Después, cuando acabe esto, me sabrá mal no haber hablado de cuando James Bond, creo que en El mañana nunca muere, suelta: “Nunca me creo lo que dice la prensa, hoy imprimen cualquier cosa”. Años después esta frase comienza a ser una realidad en buena parte de la sociedad. La dictadura de Google y su famoso algoritmo están “obligando” a muchos diarios a publicar “noticias” para conseguir agradar al algoritmo y tener una gran audiencia. La noticia y su veracidad, que les den. Hoy, la programática y el algoritmo son los nuevos editores. Y como siempre el sector, lo mira, maldice y no hace nada. Y la gente cada vez nos cree menos.
"Hoy, la programática y el algoritmo son los nuevos editores"
También me sabrá mal no haber hablado de la obsesión por crear comisiones para intentar acabar con las comisiones que todo lo retrasan. Y para arreglarlo hacemos más comisiones. Ya lo decía no sé quién: si quieres que un tema se enquiste, crea una comisión. Aquí somos los reyes de las comisiones. Por cierto, ¿alguien sabe algo del FERA? Aparte de la fotografía y del acto, claro.
Esto merecería un caganer y un apartado aparte, pero como aquí no hablamos de política lo dejaremos en una pequeña mención: los políticos que hablan de cómo se debe ayudar a las empresas y nunca en su vida han trabajado, porque toda la vida han sido funcionarios o de la administración o del partido.
Y de la Copa América. ¿Hay que decir algo? Otra broma pesada y más vale no decir nada más. Quizás hay que recordar a Eugenio y preguntar “¿hay alguien más?”
Vamos acabando que si no no llegaremos al meollo del asunto: la vivienda. ¿Cuántas comisiones se han creado para hablar del tema y de las dificultades de los jóvenes para acceder a una vivienda y poder emanciparse? ¿Alguien es consciente de que desde la crisis de 2008 los sueldos de los trabajadores “normales” no han hecho otra cosa que bajar y que el precio de los pisos, en sus variantes de compra o alquiler, no ha hecho otra cosa que crecer y que no se hace vivienda protegida porque ninguna administración obliga a las constructoras a hacerla?
¿Y del no retorno de las empresas que cambiaron de sede y no han vuelto? Dicen, dicen, que en Madrid les tratan mejor desde que salieron de aquí. Y tristemente, seguro que hay una parte de verdad.
Más que suficiente. Y nos hemos dejado Holaluz; la gestión de la dana valenciana; la invasión de los Seo; la gestión de los no peajes de las autopistas...
"Dicen, dicen, que en Madrid les tratan mejor desde que salieron de aquí. Y tristemente, seguro que hay una parte de verdad"
Vamos entonces al Oso y el Madroño del año. La mayor “pifia” del año ha sido y sigue siendo, y lo será, la broma esta de la opa del BBVA al Sabadell. Todo aquello que parecía una operación bancaria, que ya había fracasado una vez, se volvió a reavivar por el interés de las dos partes. Unos porque se querían quitar la espina y los otros porque alguien se quería asegurar una vicepresidencia de la nueva entidad y no tener que plantearse devolver la sede a Cataluña. Hay que recordar, además, que los del BBVA son expertos en hacer desaparecer marcas y trabajadores, y como la memoria, a veces falla (interesadamente) hay que recordar que con la absorción de Caixa de Catalunya desapareció la marca y más de 2.000 trabajadores.
Para acabar de arreglarlo, la campaña de publicidad más lamentable que jamás se ha visto hablando de accionista a accionista. Como decía en su artículo el profesor Valls, “unos presuntos accionistas (provenientes de Bilbao) les explican a los del Sabadell por qué es buena la fusión, como si fueran idiotas, y le piden al salmantino Carlos Torres Vila, presidente del BBVA, que deje de hacer el ridículo con la campaña para convencer a los accionistas de Banc Sabadell de los beneficios de la oferta de compra”.
Podremos concluir, entonces, que esta es la gran “pifia” del año y, lamentablemente, continuará cuando comencemos el 2025. Que no falte, por tanto, el reparto de cargos; que se pierdan un montón de puestos de trabajo y una marca centenaria no tiene ninguna importancia. Es lo de menos.
La segunda del año la sufriremos cuando comience el 25: el aumento de precios de los seguros de salud. Y pasa lo que pasa cuando se juega con la salud y el dinero de los ciudadanos. Un amable lector recibió publicidad de una compañía para hacerse una póliza: “Tenemos esta campaña y para poderla aplicar necesito saber con qué compañía estáis, qué tipo de producto tenéis y la cuota que pagáis actualmente”. Cuando tuvo todo cumplimentado, respuesta de la compañía: “No puedo ofreceros nada, la edad máxima de contratación con el paquete familiar son los 65 años, lo siento”.
Un amigo, economista y actuario y gran conocedor del sector asegurador, me hace la siguiente reflexión: “Nadie desea sufrir ninguna enfermedad y, por tanto, es difícil aceptar que la prima pueda aumentar por “culpa” del hecho de que el asegurado haya utilizado en exceso las prestaciones garantizadas y más cuando el asegurador dispone de un cuestionario de salud para la aceptación/evaluación del riesgo. Además, continúa, como el riesgo de enfermar se incrementa con la edad, es en este segmento de edad donde se aplican aumentos exagerados, ya que saben que estos mismos clientes no pueden acceder a la contratación de una nueva póliza en otra entidad. Es importante señalar, acaba, que este comportamiento “no asegurador” supone un mal ejemplo para la reputación y la imagen del sector y evidentemente para el asegurado”. Este, por tanto, siempre es el último.
En definitiva, que aquellos que tengan un seguro de salud que se jodan. Si al menos lo pudieran desgravar... Porque no olvidemos que los que tienen seguro de salud ayudan a no colapsar las urgencias. Imaginen lo que pasaría si todos se dieran de baja.
En mi opinión es la segunda gran pifia del año y seguro que nadie hará nada. Y, como la otra también, tendrá consecuencias en 2025.
"Es lo único que nos queda: fe, esperanza y caridad"
Y nada más, como dice una colaboradora de esta casa, nos llenamos la boca de frases como “Cataluña tiene mucho talento y somos un referente”, y mientras nos lo creemos, dejamos de lado la realidad del país y de sus habitantes. Espero que en 2025 creemos una comisión para analizar cómo está el país. O mejor, contratemos una consultora de “prestigio” y que nos dé un dictamen que permita crear unas cuantas comisiones que analicen lo que ha dicho la consultora.
Nos irá muy bien. Tengamos fe. Es lo único que nos queda. Fe, esperanza y caridad.
Que ustedes lo pasen bien y coman las uvas pidiendo unos cuantos deseos. Yo haré doce gajos de mandarina.