Durante mis primeros años como emprendedor siempre iba con mucha prisa. Porque el negocio funcionara bien, iba rápidamente de un lugar a otro haciendo más del que seguramente podía hacer. Empecé a buscar soluciones y después de leer centenares de libros creé mi lista personal que me ayudó (y me ayuda hoy en día) a ser más feliz y deshacerme de las ansias de correr. Desde entonces, he compartido esta lista con mi equipo de trabajo y he visto muchas reacciones positivas después de que los trabajadores las implantaran en su vida cotidiana. Tanto ellos cómo yo nos hemos sentido más satisfechos, tranquilos y felices a lo largo del día.
1. Despertarse temprano
El 2007 asistí a un acontecimiento que impartía el experto en administración Ken Blanchard. Durante la hora de la comida, uno de los asistentes, Conor Neill, le pidió como creía que las personas podían ser más conscientes de "el ahora y aquí" y estar relajadas durante su rutina. La respuesta fue muy simple e inteligente. Tanto, que desde entonces siempre me acompaña en todas partes: empezar el día lentamente.
Si configuramos la alarma porque suene una hora antes, conseguiremos empezar el día con un ritmo más lento y tendremos tiempo suficiente para relajarnos, pensar en el que necesitamos hacer y planificar toda la jornada. A partir de aquí, no cambiar a menudo la hora de despertarse, porque puede tener efectos malos para la felicidad y la productividad.
2. Hacer ejercicios de respiración
Concentrarse en la respiración propia se ha demostrado que ayuda a aumentar la concentración, disminuir el estrés y la presión arterial. Empezar el día con unos cuántos ejercicios de respiración puede ayudar que te sientas más listo para conseguir que tu día sea productivo. Un ejemplo son las respiraciones profundas de vientre. Tomas aire profundamente por la nariz, llenas el estómago y sueltas lentamente el aire a través de los labios. También puedes contar los segundos mientras respiras. Cuenta cuatro mientras inspiras, cinco según mientras aguantas la respiración, y expiras contando hasta seis.
3. Sonríe!
Una sonrisa tiene un doble impacto. En un mismo y en las personas del tuyo cercando. Si quieres ser más feliz, cambia tu entorno empezando por tú mismo. Sonríe cerca de los otros y mira como acabarán imitando tu acción (y se desata así una cadena de sonrisas de uno al otro).
Según Ron Gutman, el fundador y director ejecutivo de HealthTap, cuando alguien hace una sonrisa es difícil arrufar el frente, puesto que el control que tenemos sobre nuestros músculos faciales queda suprimido. También el estudio Smiles when lying de 1988 demuestra que incluso una sonrisa falsa tiene efectos beneficiosos. Con esto no digo que dentro de la empresa no se pueda demostrar el dolor uno que puede sufrir. Pero una sonrisa no deseada de inicio puede acabar siendo muy beneficioso al final.
4. Da las gracias a los otros
Ser agradecidos y aceptar la gratitud son dos de las claves para ser felices, pero muchas veces lo olvidamos. No dejamos de dar las gracias a las personas que durante el día nos irán ayudando, así nos sentiremos más positivo.
Con mi equipo de trabajo hemos incorporado una rutina beneficiosa a nuestros lunes. Primero hacemos la reunión semanal, donde hablamos de los temas de la oficina, y después comemos todos juntos. Durante la comida, cada uno de nosotros tiene que compartir un ejemplo de su vida cotidiana que represente uno de los valores de la empresa. Esto da la oportunidad de agradecer abiertamente a alguien algún hecho, sea del equipo o externo. También anima que cada persona explore el mundo en positivo, y en última instancia, ayudar a crear un ambiente mejor.
5. Parar cada 90 minutos
Cuando estás obligado a concentrarte durante horas y horas, lentamente te vas perdiendo entre tus pensamientos. En general, te vuelves más improductivo al final del día. Una forma de evitar esta carencia de productividad es tomar descansos cada 90 minutos. Haz una cosa tan simple como ir a dar un paseo rápida o cualquier otra cosa que te ayude a desconectar un poco y hacer que la creatividad vuelva a fluir.
La breve cantidad de tiempo que necesitarás para relajarte desencadenará que vuelvas al trabajo siendo más eficiente, así como con un mayor nivel de satisfacción y felicidad, puesto que te habrás tomado un momento para tú mismo.
A Cyberclick intentamos que esto se haga. Todos mis compañeros hacen una vuelta, toman un café o juegan una partida de futbolín ( tenemos un a las oficinas) cada pocas horas. No sólo yo, si no todos hemos podido ver como la productividad aumenta inmediatamente después de los descansos y continúa a lo largo del día. Esto permite que las personas puedan hacer sus tareas con menos tiempo y que después puedan aprovechar el resto del día en qué ellos quieran.
6. Haz algo pelos demés
Ayudar a los otros es una gran forma de empezar un día. Trata de ayudar otras personas que podrían necesitar tus conocimientos o que necesitan resolver algún problema. Si te ofreces como voluntario para ayudar a los otros estás creando conexiones sociales que resultan ser muy beneficiosas a corto y a largo plazo. En el mismo momento liberas hormonas de la ocitocina, que nos ayudan a crear relaciones de unión y lidiar con los factores de estrés a la larga. Así no sólo estás ofreciendo un golpe de mano a los otros, sino también a tú mismo, puesto que estás propagando felicidad por tu mente y entre los otros.
Cualquier empresa está compuesta por un equipo de personas únicas. Pero, al final del día, la colaboración crea un sentido de conexión entre haciendo que el equipo se vuelva fuerte y eficiente. A la oficina de Cyberclick damos las gracias a las personas que nos ofrecen una mano amiga. Y lo mencionem a la reunión semanal del lunes y nos animan entre nosotros a seguir ofreciendo ayuda a los otros.
7. Da un propósito a tu vida
Esta idea es la más compleja de transmitir, pero la más importante. Todo se reduce a que nuestra vida funciona a partir de unos propósitos. Internamente, cada uno de nosotros tenemos unas motivaciones que nos traen a hacer el que hacemos con ganas y desde el corazón. Por eso es importante que el que hacemos a nuestro trabajo tenga un sentido, aunque la tarea sea pequeña.
Si cuando te levantas le das un propósito a cada una de las cosas que haces, todo tendrá una perspectiva más optimista y darás forma a tu actitud ante todo el que tienes que hacer. Esto determinará como gestionas la felicidad y cómo interactúas con los otros.