8M: Mucho por hacer

03 de Marzo de 2025

Recientemente, ha aumentado la percepción de que la igualdad entre hombres y mujeres en el mercado laboral ya se ha alcanzado. Es necesario romper con esta falsa percepción y evidenciar que la igualdad no es una realidad lograda. Los datos son la principal herramienta que tenemos para contrarrestar afirmaciones falsas que podrían llevar a la desmotivación para adoptar medidas que garanticen la igualdad real y efectiva. A continuación, presento tres ejemplos de afirmaciones que los datos desmienten.

 

1. Las mujeres ya son la mitad del empleo y tienen las mismas oportunidades laborales que los hombres
 

La realidad es muy diferente. En Catalunya, las mujeres representan el 47% del empleo, trabajan el 43% de las horas totales, pero solo reciben a cambio el 40% de los salarios pagados. Es el reflejo de que las mujeres se han incorporado en cantidad al mercado de trabajo, pero no en calidad. A pesar de los avances que vivimos en la primera década de 2000, actualmente las desigualdades en el mercado laboral entre hombres y mujeres se reducen muy lentamente o bien están estancadas.

Hoy las mujeres aún tienen más precariedad laboral que los hombres, lo que se traduce en una mayor vulnerabilidad económica. Algunas de las caras visibles de esta precariedad son que las mujeres tienen una tasa de desempleo más alta, hacen un mayor uso de las reducciones de jornada motivadas por las responsabilidades de cuidados, tienen más presencia en la economía sumergida y a menudo se ven obligadas a la autoocupación para poder conciliar.

 

Pero no solo hay desigualdades enquistadas dentro del mercado laboral. También permanece constante la brecha de género en el acceso al mundo laboral, es decir, en el porcentaje de población que está activa (aquella que trabaja o busca empleo). Desde hace una década, la tasa de actividad femenina en Catalunya en la franja de 25 a 54 años se mantiene con fuerza estable en torno al 85%, ocho puntos por debajo de la masculina (93%).

"Mientras las mujeres continúen dedicando a las actividades de cuidados y tareas domésticas el doble de horas diarias que los hombres, no veremos la igualdad real en el mundo del trabajo"

Este estancamiento tanto dentro como fuera del mercado laboral plantea un escenario futuro donde nuestras hijas no mejorarán significativamente su situación económica respecto a sus madres, a diferencia del salto que se ha producido en la generación anterior. Mientras las mujeres continúen dedicando a las actividades de cuidados y tareas domésticas el doble de horas diarias que los hombres (4 horas frente a 2 horas), no veremos la igualdad real en el mundo del trabajo.

2. Las mujeres ganan igual que los hombres por el mismo trabajo

No es cierto que a igual trabajo las mujeres cobren el mismo salario que sus compañeros. La cifra de la brecha salarial por hora (una vez corregida por el número de horas trabajadas, que es menor en el caso de las mujeres) muestra que continúa persistiendo una discriminación salarial del 12% en Catalunya, en 2022. La brecha salarial es universal, se observa en todos los sectores, tipos de contrato, edad y ocupación. Por poner un ejemplo, las principales brechas salariales por hora se dan en la hostelería, donde es del 22%, en la industria y construcción, el 20%, o en las ocupaciones directivas, el 14%. Como demuestran los estudios sobre esta materia, en todas las ocupaciones el peso de los complementos salariales (bonos, antigüedad, dietas, horas extraordinarias, peligrosidad, etc.) son más altos en los hombres que en las mujeres y es uno de los motivos que explican esta brecha salarial. En los sectores más feminizados, estos complementos se obvian o son infravalorados, como es el caso de la fuerza que se requiere en algunas tareas de cuidado o la toxicidad en los trabajos de limpieza.

"Un aumento de mujeres graduándose en sectores que tienen acceso a remuneraciones elevadas reduciría la brecha salarial de género"

Las causas que hay detrás de la brecha salarial de género son múltiples: desde la penalización de la maternidad hasta el techo de cristal que impide a las mujeres acceder a puestos de más responsabilidad. También contribuye a que las mujeres solicitan menos aumentos salariales y promociones que los hombres, un patrón que se replica a escala europea. Además, se observa que los sectores que ofrecen remuneraciones más elevadas, como las TIC, la industria o las finanzas, están muy masculinizados. Un aumento de mujeres graduándose en sectores que tienen acceso a remuneraciones elevadas reduciría la brecha salarial de género. Se debe tomar conciencia del potencial del talento femenino ya desde las decisiones en la etapa educativa.

3. Si las mujeres no llegan a la dirección es porque no quieren

El acceso de las mujeres a posiciones directivas es otro aspecto que no ha evolucionado como se esperaba, por los obstáculos visibles o invisibles que continúan frenando la carrera profesional de las mujeres. De hecho, los datos muestran que la presencia femenina en puestos de decisión está casi estancada. Según el estudio de la ODEE publicado en 2024, en el conjunto de las casi 200.000 sociedades mercantiles catalanas, las mujeres representan el 23,5% de los cargos directivos (solo 0,7 puntos más que en 2021), y únicamente son el 16% en las direcciones generales. Siguiendo este ritmo, tardaremos 40 años en que las mujeres lleguen a representar el 40%. Teniendo en cuenta que las mujeres son mayoría entre los titulados universitarios (el 58%), así como en las posiciones técnicas y profesionales por debajo de los cargos directivos (el 58%), es necesario poner en duda el discurso que defiende que las mujeres no llegan a la dirección porque no quieren. Más bien, el problema radica en estructuras corporativas masculinizadas que dificultan el acceso de las mujeres al poder empresarial y económico, así como en la falta de medidas efectivas para promover el talento femenino, con la consiguiente pérdida de eficiencia económica.

Un futuro con deberes y riesgos

Si bien se han logrado avances, la igualdad real aún está lejos. Como afirmaba Simone de Beauvoir: “No olvidéis nunca que habrá suficiente con una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres se pongan en duda. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis manteneros vigilantes toda vuestra vida”.

Los datos lo corroboran: la igualdad no se puede dar por hecha. Solo con medidas proactivas en las empresas para aprovechar todo el potencial del talento femenino, con políticas públicas a favor de la igualdad y con una mayor concienciación de la sociedad, se podrá garantizar la igualdad real entre hombres y mujeres. Desde el Observatorio Mujer, Empresa y Economía reivindicamos este 8M que aún hay mucho por hacer.