Pocas industrias han vivido una
transformación tan profunda como el sector musical, causada principalmente por el gran impacto del hecho digital a toda la cadena de valor del negocio. Hace todavía no 10 años el producto ofrecido, su distribución y su promoción no tenían nada que ver con la situación actual. Si analizamos la actual
evolución del negocio musical, podemos observar el siguiente:
Existe una progresiva convergencia entre las tres principales líneas de negocio del sector La industria musical, como muy bien
argumenta el fundador de Songkick, Ian Hogarth, se ha caracterizado históricamente por tres líneas diferenciadas de negocio:
la músicadonde demand, desde el vinilo hasta las actuales plataformas de streaming
;
la radio, principal canal para descubrir nuevos artistas; y los
conciertos, actualmente una de las principales fuentes de ingresos de los artistas. Estas tres líneas de negocio siempre habían coexistido de forma separada, pero las plataformas de streaming
(Apple Music,
Spotify, Deezer…) se están convirtiendo en un espacio de convergencia de las tres áreas. El gran volumen de información que tienen de sus usuarios
convierten estas plataformas en el canal ideal para la venta de entradas de una forma personalizada. Por otro lado, plataformas como
Apple Music y Spotify tienen la estrategia de posicionarse
como el canal principal para descubrir nuevos artistas, ocupando un territorio que tradicionalmente pertenecía a las emisoras de radio.
El sector de las plataformas de streaming es poco maduro y se encuentra a su fase inicial Por algunos actores del sector
las plataformas de streaming ya suponen la principal fuente de ingresos, aconteciendo por lo tanto en un canal estratégico por su negocio. Esta tendencia a la alza de los ingresos ha provocado la atención otros jugadores, como por ejemplo
Youtube Red que llegará a Europa durante este 2016. La situación actual parece indicar que el sector puede vivir una evolución muy parecida a la que experimentaron otros sectores impactados por el hecho digital, donde inicialmente también hubo un gran número de jugadores y posteriormente hubo un proceso de consolidación, también de sus modelos de negocio.
Actualmente los principales servicios de música donde-demand en modelo de suscripción (Deezer, Spotify, Apple Music o Google Music)
tienen más de 30 millones de canciones a sus catálogos.
La diferenciación del resto de plataformas será un elemento clave para acontecer competitivo en este mercado. Algunos de estos elementos de diferenciación pueden ser la mejora de los
servicios basados en la personalización y en el conocimiento más grande del usuario, la integración con otras plataformas para añadir valor al servicio, o las alianzas con operadoras de telefonía para incluir sus servicios dentro de la oferta.
El ciclo de vida del concierto: una nueva manera de experimentar la música en vivo Gracias a la presión del hecho digital, los puntos de contacto entre los usuarios y los artistas se han multiplicado, favoreciendo la interacción entre ellos. Según el estudio
Social Media and the Live Event Hacen 2014, los asistentes a conciertos en los EE.UU. tienen un patrón muy claro de actividades digitales en relación a los conciertos; antes (ver conciertos antiguos del artista o anunciar en las redes sociales que tienen previsto ir); durando (publicar fotos del acontecimiento a las redes sociales); y después (ver vídeos del concierto al cual han ido).
Este patrón establece el que podríamos denominar como
ciclo de vida del concierto, y representa una oportunidad tanto por los artistas cómo para las discográficas y productoras. Una oportunidad que puede ayudar a la industria a conseguir un de sus principales objetivos, que
cómo argumenta el responsable de nuevos negocios mundiales de Universal Music,
Olivier Robert Murphy, es convertir los consumidores en fans.
De las notas a los datos La gestión de los datos está experimentando un fuerte impacto a la mayoría de industrias, y la musical no es ninguna excepción.
Spotify ayudó al cantante norteamericano de country Hunter Hayes a diseñar la suya gira por los EE.UU., eligiendo las ciudades donde el consumo por
streaming de sus álbumes había sido superior a la media nacional. Además, durante los conciertos se hicieron acciones de fidelización y engagement basadas en los datos recogidos por la plataforma. Este sólo es un ejemplo del potencial que tendrán los datos al sector, y las plataformas lo tienen muy presente (
Apple y Spotify ya han comprado empresas de BigFecha ) pero que de momento ni discográficas ni la mayoría de artistas han incorporado todavía a su estrategia.
El potencial es muy grande, y quien lo sepa aprovechar obtendrá una ventaja competitiva sobre el resto. Veremos si con el tiempo se confirma una de las demandas de la artista canadiense Zoe Keating, que dijo que
prefería cobrar con datos generados por su actividad que no con dinero, puesto que de este modo se podría centrar en el que realmente le interesa: hacer (vender) conciertos.
La industria musical
es un ejemplo más de la capacidad transformadora que el hecho digital puede tener en un sector, sometent los jugadores tradicionales a una fuerte presión. Sólo aquellos que sepan integrar de manera correcta el factor digital a sus organizaciones y funcionamiento podrán seguir al mercado. En los últimos años hemos visto el paso de un sector tradicionalmente basado en productos a otro ya basado en servicios, y también
la aparición de nuevos modelos disruptius que han transformado completamente el mundo de la música. En los próximos años nos tocará ver la consolidación de los principales jugadores y sus respectivos modelos de negocio.