Las personas afrontamos de diferente manera todo aquello que se nos presenta por delante, como por ejemplo, los momentos excepcionales que a estas alturas estamos viviendo. Podemos decir, en resumen, que existen tres tipologías de personas, con actitudes claramente diferenciadas y que afrontan las cosas de manera diferente:
1) Por un lado están las personas con un perfil negativo y pesimista, donde están aquellos que se quejan de todo, además de que son "pesadas" y agotadoras, que ven la oscuridad en todo lo que pasa en el mundo y critican lo que hacen los otros de manera sistemática. Dicen cosas como "era lógico que saliera mal", "esto es un desastre", "...y espérate que esto no es nada", "esta gente es muy mala", "no hay que ponerse la mascarilla". Los denominamos sabios frustrados. Por cierto, ellos nunca tienen la solución para ningún problema, pero encontrarán siempre un problema para cada solución. Un consejo importante que querría compartir: aléjate todo lo que puedas de la gente así, sólo restan, no suman nunca. Son sabios reprimidos y no aportan, ni hacen ni dejan hacer.
2) Otro grupo de personas son las de perfil "happy flowers", aquellos que todo lo ven de color de rosa, que son tan extremadamente ingenuas, que hacen ver o creen que nunca pasa nada, que todo va bien, que dicen "todo es una exageración", "no pasa nada", "esto no es más que un resfriado", "todo es fantástico", rozando un poco la ingenuidad. Evidentemente es mucho mejor estar cerca de esta gente que no de la anterior, pero siempre aplicando una fórmula correctora que no nos aleje de la realidad.
3) El tercer grupo de personas tienen un perfil realista y positivo, que es el más objetivo, que está normalmente informado, que escucha más que habla, y cuando dice algo solo es porque está informado y tiene datos, sentido común, y no es alarmista, sino que es objetivo y enfoca la realidad. Su tono es cercano y no va demasiado de sabio, no va de dar la lección magistral sino de compartir activos claramente positivos. Claramente nos tenemos que saber rodear de esta gente.
"Hay que ser optimistas y abrir nuevas ventanas, otras ya se cierran solas"
Es justamente la actitud positiva ante la vida y ante todo lo que está pasando la que tenemos que intentar integrar en nuestro comportamiento, siempre y especialmente en los momentos que estamos viviendo. No podemos quedarnos de víctimas, no podemos cambiar lo que no podemos controlar, y cómo dice el dicho "los inteligentes buscan soluciones, y los inútiles, culpables". Esto no quiere decir ser poco realistas, o que no seamos conscientes d lo que está pasando. Estamos ante una cosa desconocida, que claramente nos aparta de la situación de confort, una crisis, y por lo tanto, de una oportunidad, hay que ser optimistas y abrir nuevas ventanas, otras ya se cierran solas.
¿Por qué hay que ser optimistas?
Ser optimista te hace sentir bien, disfrutas más de la vida, te hace ser más sociable y altruista, mejora la percepción de ti mismo, además que fortalece tu sistema inmunitario, y, en especial, te mueve a la acción, determinante para resolver problemas y conflictos y que te puede llevar al éxito profesional y personal. En definitiva, incrementa tu felicidad, te hace más eficiente y productivo, y te permitirá vivir más años.
La risa es uno de los mejores medicamentos que tenemos a nuestro alcance, menos contaminante y sin coste. Esta es la actitud, la gente se acercará más a ti y te permitirá abrir nuevas ventanas.
No pienses en lo que había sido o en lo que puede pasar, tenemos que aceptar la situación que tenemos hoy, no mirarla desde el enojo o la reticencia, sino desde la aceptación, esto es lo que hay. ¿Lo podemos modificar nosotros? ¡¡No!! Pensar por qué ha pasado, quién son los culpables, el no poder abrazar a algunos familiares o amigos, o pensar si hubiera ahorrado algo más para el futuro o ir revisando el pasado, lo único que nos aporta es angustia y pesimismo, y esto no nos conviene, puesto que entre otras cosas deteriora nuestros mecanismos fisiológicos y psicológicos de defensa.
Lo mismo sucede si estamos pensando qué haremos cuando salgamos de esto. Así pues, tan estresarnos pensando en el futuro como en el "si hubiera hecho" no nos interesa, nos genera angustia y esta nos deteriora las células y los mecanismos de defensa de nuestro cuerpo, que precisamente necesitamos en forma, por si se le ocurre cruzarse con nosotros este virus, tenemos que tener el máximo de nuestras fuerzas.
Por lo tanto, la receta es vivir el presente, disfrutar del día a día, el que nos toca vivir cada mañana cuando nos despertamos, teletrabajo, leer y, sobre todo, reír todo el que podamos, provócate la risa y compártelo.
Aunque tenemos que estar pensanso en el presente, sí que puede ser bueno reflexionar sobre qué comportamientos habrá que reforzar de cara al futuro para ser más positivos, y lo más importante, para ser más felices. Estos son algunos de ellos:
- Aprender a vivir con la incertidumbre y seguir siendo feliz. Tenemos derecho a ser felices, que no quiere decir tener más cosas materiales.
- Que trabajar por proyectos que nos gusten sea más relevante que el contrato indefinido o el exceso de confort.
- Hacer teletrabajo y no ir al trabajo no quiere decir no trabajar, sino trabajar diferente, con tanta o más responsabilidad.
- Autoconfianza en un mismo; esto te lleva muy lejos.
- Ser feliz con lo que estés haciendo a escala profesional, y si no, busca aquello que quieres hacer.
- Generosidad, no pensar en lo que crees que tienen los otros, ser tú feliz con lo que tienes.
- Estar rodeado de gente tanto o más buena que tú, ser modesto y aprender de otros, igual que otros lo harán de ti.
- Compartir. No tener miedo a compartir. Dos personas juntas pensando tiene un efecto sumatorio y muy superior que si lo hace cada cual por libre. Quiere decir sumar inteligencias y poder ir más lejos que solo.
- Aprender a trabajar por objetivos y gestionar el tiempo.
- Aprender a ser más eficientes.
- Comunicar, hablar y relacionarse. Esto da vida y regenera neuronas.
- Aprender a descansar y desconectar cuando toca. El descanso es vital para ser más eficiente.
- Potenciar la autoestima. Si no nos queremos nosotros mismos quién nos querrá.
- Humildad y generosidad en general. Dejar de ser tan egoístas.
- Escuchar de verdad, no sólo escuchar lo que dicen.
- Ser responsables de nuestros actos, no esperar que sean los otros quién nos lo hagan sentir.
Esperamos que el susto que estamos viviendo sirva de algo más que para lamentarse, que hayamos aprendido cosas y lo más importante es que las sepamos llevar a cabo e incorporar a nuestras vidas. Estamos ante nuevas fórmulas y maneras de hacer y, por lo tanto, tenemos que aprender a comportarnos diferente, esto si, seamos positivos, seamos felices.