Aplausos de agradecimientos y de ánimos

04 de Abril de 2020

Primera lección del coronavirus: valorar económicamente y socialmente el personal sanitario. Salimos cada día al balcón a aplaudir al personal sanitario, agradecemos su generosidad y les damos ánimos. Nuestras vidas están en sus manos. Las de ellos y las de ellas. Muchas de ellas con un estrés sobreexpuesto porque siguen dedicando más horas de cuidado y de dedicación al hogar. Además, un porcentaje importante de ellas son madres solteras y, por las normas de confinamiento, cargan estos días con el 100% de la custodia. Todas ellas tendrían que tener un apoyo por parte del estado de 600 euros para poder pagar canguros o personal que las ayude en casa, tal como está haciendo el Gobierno italiano.

 

"Las mujeres con niños a cargo tendrían que tener un apoyo por parte del Estado de 600 euros para poder pagar canguros o personal que las ayude en casa, como está haciendo el Gobierno italiano"

Hechos y no palabras es lo que queremos las feministas. Mi cuñada, muy preparada como enfermera, tuvo que abandonar su trayectoria profesional cuando nació su segundo hijo. Las continuas guardias eran imposibles de compaginar con el trabajo de su marido, que, como estamos acostumbradas en nuestra sociedad, ganaba más que ella. Ahora, después de 10 años, ella depende económicamente de su marido, ha abandonado la carrera profesional y le es muy difícil volver en el mundo laboral. Cómo ella, hay muchas.

Las enfermeras, que son la gran mayoría del personal de enfermería, a pesar de estar muy bien valoradas como profesionales, tienen uno de los niveles salariales más bajos de la Unión Europea y unas condiciones de trabajo que hacen imposible compaginarlas con la maternidad y con el cuidado de los hijos. Algunas, como mi cuñada, tienen que abandonar la profesión cuando tienen el segundo hijo. Otros, durante la última crisis y después de los recortes de sanidad, emigraron a Inglaterra o a Suiza donde cobran tres veces más y son muy valoradas.

 

Lo mismo pasa con el personal médico. Las personas que están haciendo MIR, la mayoría mujeres, tienen condiciones pésimas, muchas guardias y sueldos muy bajos. A pesar de que es la edad mejor para ser madre (25-30 años), las mujeres no podrán plantearse seriamente crear una familia o ser madres durante los 4 años de MIR. El 77% de las profesionales sanitarias del Estat español son mujeres. Según un estudio del 2018 de CCOO y de la UGT, ellas cobran de media 8.941 euros menos que sus compañeros.

Según otro estudio de la Organización Médica Colegial, en 2017 sólo el 45% de las médicas españolas tenían una plaza en propiedad en el sistema sanitario, ante el 54'4% de los hombres. Además, ellos copan las especialidades mejor pagadas y con más complementos, como cirugía y traumatología.

"Sólo el 45% de las médicas españolas tenían una plaza en propiedad en el sistema sanitario, ante el 54'4% de los hombres"

En estos momentos en que valoramos tanto el trabajo que hace todo el personal sanitario y que salimos al balcón cada día a las 20 horas para aplaudir y dar ánimos, podríamos reconsiderar su valor social y económico en el futuro. Hay que valorar la sanidad pública como un tesoro y poner todos los recursos necesarios.

Tampoco nos podemos permitir como país la pérdida de talento femenino y menos en un sector clave para la supervivencia de la sociedad cómo es el sanitario. La raíz del problema es la persistencia de una sociedad patriarcal y androcéntrica que sólo persigue y pulsa la rentabilidad económica y la producción, el dinero y las ganancias. Una sociedad que valora más a los futbolistas que a los profesionales de la sanidad o de la educación, que los investigadores y que la cultura no es humana; se ha perdido.

Esta crisis nos tiene que servir para hacer cambios profundos y sobre todo revertir las estructuras patriarcales y androcéntricas que rigen nuestra sociedad. Esta crisis es una oportunidad para hacer un gran pacto social que incluya por fin la visión del 50% de la población, que somos las mujeres. Hay que cambiar las estructuras económicas y sociales que dependen de la oligarquía y de la gran banca. En primer lugar, organizar los tiempos y los espacios en clave femenina (combinando tiempo profesional y personal). Nos llenamos la boca con la Agenda de las Naciones Unidas 2030, pero lo que tenemos que hacer es cumplirla. Tenemos que conseguir que haya paridad, es decir, un 50% de mujeres en todos los lugares de decisión; apostar por una economía sostenible y ecológica; y poner a las personas, su salud y su bienestar en el centro de la sociedad.