Ingeniera experta en innovación empresarial

Busco un problema para mi solución

13 de Noviembre de 2023
Mireia Garcia Roca | VIA Empresa

Popularmente tenemos asociada la innovación a la generación de ideas y, le hemos dado tanta importancia a las ideas, que existen múltiples herramientas y metodologías enfocadas a conseguir el máximo número de ellas: brainstorming (tormenta de ideas), brainwriting (en papel y de forma colaborativa), pensamiento divergente, mapas mentales y un sinfín de ellas con nombres sugerentes. Pero, cuanto más trabajo en el mundo de la innovación, más me reafirmo en que las ideas están sobrevaloradas. De nada sirve tener ideas si éstas no están enfocadas a solucionar un problema o a satisfacer un deseo (explícito o implícito).

 

Las ideas (a veces convertidas en startups o modelos de negocio) que han tenido más éxito nacen de dos maneras: resuelven una frustración (problema) o ofrecen una solución eficaz a una necesidad.

Vamos a ver un ejemplo de cada una de ellas:

 

Resolver una frustración: Uber

Uber nace de la frustración de tener que esperar un taxi en la calle sin saber lo que va a tardar ni lo que nos va a costar.

"Cuanto más trabajo en el mundo de la innovación, más me reafirmo en que las ideas están sobrevaloradas"

Una vez resuelta esta frustración, además aprovecha, y mejora otros “deseables” como conocer quién es la persona que te va llevar en su coche (la solución para poder enviar a alguien a recoger a tus hijos a la salida de la discoteca) o el mejorar la experiencia del trayecto con vehículos con unos estándares de calidad y limpieza establecidos. Además aseguramos la amabilidad del conductor, pues posteriormente será valorado y esta valoración tiene un impacto claro en sus resultados de negocio: los conductores mejor valorados son premiados por el algoritmo y también por la elección manual de los clientes.

Satisfacer un deseo no explicitado: iPhone

Antes de su aparición no existía una demanda visible de un teléfono que fuera al mismo tiempo ordenador, navegador, cámara de fotos, reproductor de música, etc., pero es obvio que las ventas de más de un millón de terminales el primer año de su lanzamiento a un precio de entre 499 y 599 euros demuestran que existía una demanda latente no detectada.

Volvamos al problema

En mi reflexión de hoy me gustaría centrarme en las ideas que resuelven un problema. Para entender un problema, primero debemos dimensionarlo. Preguntarnos: ¿Cómo de grande es el problema? ¿Cómo es de doloroso? ¿Cómo de frecuente es?

Si estamos delante de un problema grande, doloroso y frecuente... ¡bingo! Estamos ante una gran oportunidad. Pero, ojo, debemos ponernos siempre en los zapatos del que tiene el problema y analizarlo bajo su punto de vista, no bajo el nuestro.

Dentro del proceso, es muy importante que dediquemos nuestros mayores esfuerzos a entender este problema. En la metodología de Design Thinking, tan ampliamente utilizada hoy en día en los procesos de innovación, correspondería a las fases de Empatizar y Definir. Es entonces, y solo entonces, cuando debemos dedicarnos a trabajar en la ideación de la solución.

He visto muchos equipos de innovación y a muchas startups fracasar por no tener claros estos conceptos. Es cierto que en algunas ocasiones podemos empezar nuestro proceso de innovación por una idea (o por algo que hemos visto, dos puntos que hemos conectado, etc), pero entonces es muy importante que nos aseguremos de que esa idea resuelve un problema,necesidad o deseo de alguien. Si no, será una buenísima idea pero no tendrá ningún resultado….

"Nunca te enamores de una idea"

Y un consejo: nunca, nunca, nunca te enamores de una idea. No hay nada más frustrante que trabajar en una idea que no quiere nadie y además darse cuenta demasiado tarde. 

Ya lo decía Einstein: si tuviera una hora para resolver un problema, dedicaría 55 minutos a analizarlo y comprenderlo y sólo cinco a buscar la solución.