Cámaras de comercio y la perversión catalano-española

27 de Junio de 2023
Xavier Roig VIA Empresa

Dentro de unos meses, pasado el verano, tendrán lugar las elecciones a las cámaras de comercio. Ahora que ya ha pasado un cierto tiempo les explicaré una historia curiosa. La Cambra de Comerç de Barcelona ha sido siempre una institución de gran utilidad para el país. Durante el franquismo optó por trabajar en la sombra e hizo buen trabajo. Su gabinete de estudios llegó a tener un gran prestigio. Llegada la democracia, el Gobierno quiso reglamentar sobre las cámaras -los españoles saben de cámaras lo que puede saber de óptica de precisión el sindicato de toreros. A pesar de todo, se dejó en manos de la Generalitat gran parte de la reglamentación.

Bien es verdad que, cómo buena parte de la desgraciada Transición, se aprovechó la Cambra para que los que la gestionaban hicieran sus pequeños negocios. Es decir, corruptela. El sistema electoral era un escándalo. Es así que, entre unos y otros, consiguieron pervertir la institución, dejándola prácticamente inservible. En el año 2003 empecé una cruzada. Creí que la manera de hacer caer la corruptela electoral era avanzar en el voto electrónico, puesto que los miembros que votaban no llegaban al 1% y este hecho permitía el caciquismo. A tal efecto me entrevisté sucesivamente con los consejeros de comercio del ramo (Pere Esteve y Josep Huguet, entre otros) pero también con exconsejeros como por ejemplo los señores Sanuy y Subirà.

"La Cambra de Comerç de Barcelona ha sido siempre una institución de gran utilidad para el país"

La cosa contó con gran oposición por parte del caciquismo establecido. Y no fue hasta hace un tiempo que contacté con la consejera Àngels Chacón a la que llamé la atención con un artículo publicado en el ARA. Hablamos. La consejera es una persona de gran determinación cómo quedó demostrado en las acciones que emprendió para integrar el voto electrónico en las elecciones de las cámaras. Es una persona con coraje y capacidad de gestión a la cual agradezco lo que hizo en nombre, pienso, de muchos de nosotros y de la democracia y la transparencia. Que no se dedique al servicio público de gobierno es una lástima y deja claro que nuestro sistema político rechaza los buenos para integrar a los peores.

No hay que decir que las primeras elecciones las ganó el movimiento independentista. No hay que ser demasiado espabilado para darse cuenta de que la mayor parte del empresariado catalán tiene poco de renegado. Mi intención siempre fue abrir las puertas de las cámaras a la realidad del país. Si esto hubiera tenido lugar hace décadas, las cosas serían muy diferentes. ¿Por qué? Pues porque, cómo he dicho, en el momento de definición del rol de las cámaras estas estaban ocupadas por gente que puso en práctica la frase catalana afarta’m i digue’m moro! Quiero decir que, cómo ya he mencionado, el tema iba de los negocios particulares y no del interés general. Fueron en los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando hubiéramos podido quitarnos de encima muchos organismos estatales que ahora nos aprietan.

"Las cámaras francesas, paradójicamente, ayudan a hacer que las infraestructuras no formen parte del jacobinismo, cómo sí que sucede en España"

Lo digo porque, por ejemplo, las cámaras de comercio de Francia gestionan muchos servicios públicos que son de interés empresarial y económico. Son organismos no gestionados por la administración del estado sino por el empresariado local. Es así que las cámaras francesas, paradójicamente, ayudan a hacer que las infraestructuras no formen parte del jacobinismo, cómo sí que sucede en España -un día hablaremos del supuesto jacobinismo francés, que no es tal. Si acceden aquí, podrán comprobar que las cámaras francesas gestionan puertos, aeropuertos, los servicios inmobiliarios que alojan empresas y los polígonos industriales. ¿No les parecería formidable que nuestras cámaras gestionaran todo esto en lugar de hacerlo AENA, ministerios o ayuntamientos? Esto no pasará porque el tema ya se ha perdido.

Ahora nos queda hacer que las cámaras, al menos, no sean ocupadas por gente a sueldo de Madrid. O con intereses en Madrid. Esta actitud es la que en el pasado ha dominado el espectáculo. Quizás los que ganaron las últimas elecciones en las cámaras no tenían mucha experiencia. Este tema se irá puliendo, sin duda. Todo menos volver al caciquismo empresarial con intereses fuera de Catalunya que ha provocado tantas desgracias en el país.