Empresa, cultura y sociedad digital

Por qué ahora las causas son globales

19 de Enero de 2022
Genís Roca

Si miramos la historia veremos una tendencia de la humanidad a organizarse en grupos cada vez más grandes. El paso del paleolítico al neolítico supuso la transición de un modelo nómada a otro sedentario, de estar organizados en grupos de unas decenas de personas en itinerancia a otro modelo en torno a un poblado donde ya podían haber centenares de personas. De la misma manera que la revolución industrial provocó un éxodo del mundo rural hacia los núcleos urbanos y el cambio de escala en cuanto a volumen de población en las ciudades. En la primera mitad del siglo XIX, en sólo 50 años Liverpool pasó de 82.000 a 376.000 habitantes, Glasgow de 77.000 a 345.000 y Manchester de 75.000 a 303.000.

 

Mucho de los actuales estado-nación europeos son el resultado de la unificación de una realidad anterior más fragmentada. Marco Polo, por ejemplo, no era italiano sino veneciano, pues en el siglo XIII aquel territorio estaba organizado en ciudades-estado, de la misma manera que la Península Ibérica lo estaba en distintos reinos. Hay diferentes razones que nos llevan a organizarnos en grupos cada vez más grandes, desde la economía hasta la seguridad pasando por la eficacia, sin olvidar la codicia, y también hay diferentes métodos para reunir territorios, aunque es más habitual hacerlo con una guerra que con una negociación. La actual Unión Europea se está construyendo con negociación, pero muchos de los estados-nación europeos se construyeron mediante conflictos armados.

La actual Unión Europea se está construyendo con negociación, pero muchos de los estados-nación europeos se construyeron mediante conflictos armados

En cualquier caso, de estar organizados en grupos de nómadas, a hacerlo en torno a poblados, de ciudades, de pequeños reinos hasta llegar a los actuales estados-nación. De gestionar trescientas personas, a trescientas mil, a treinta millones. Evidentemente las normas de convivencia no pueden ser las mismas, se han de ir adaptando, y con el tiempo han ido cambiando los modelos políticos, así como los económicos, los judiciales, los comerciales, los culturales, los policiales… todo lo que tiene que ver con la gestión del grupo queda alterado cuando se modifica de manera significativa el tamaño del grupo.

 

Resulta muy evidente que nuestra época se está caracterizando por un aumento muy significativo del tamaño del grupo que se debe gestionar. Empezó con la globalización y se ha disparado con la digitalización. La escala nacional ya no es eficiente para nada, ni para los negocios, ni para la justicia ni para la política. Google tiene más de 2.000 millones de usuarios, hay 1.000 millones de dispositivos iPhone operativos, Volkswagen tiene fábricas en 21 países, y así todo. Para hacer frente a Estados Unidos o China no basta con ser Alemania, como mínimo hay que ser Europa, y así todo.

En este contexto sólo es relevante aquello que es global. Los problemas locales preocupan lógicamente a un grupo reducido de personas, en cambio los problemas globales preocupan a mucha gente, así que cada vez la agenda está más y más ocupada por problemas globales y menos por problemas locales. La agenda local se ha de vincular a la agenda global, sino queda recudida a algo irrelevante. Por todo ello ahora los retos son globales: cambio climático, derechos humanos, desigualdades… han de ser causas a las que se pueda adherir gente de todo el mundo.

La escala nacional ya no es eficiente para nada, ni para los negocios, ni para la justícia ni para la política

En cada época de la historia los grupos humanos se organizan con un modelo político adecuado a su volumen, desarrollan modelos económicos coherentes con su volumen, y se preocupan por problemas proporcionales a su volumen. En los años 70 queríamos salvar las marismas del Ampurdán y ahora queremos parar el cambio climático en todo el mundo. No es que ahora seamos más conscientes que antes, sino que ahora movilizar 15.000 personas te hace irrelevante, y con sólo la causa de las marismas ampurdanesas es difícil ir mucho más allá así que debemos abrazar causas más globales, igual que los negocios también se están volviendo más globales.

La sociedad digital pide herramientas para gestionar un grupo de población más grande que nunca, y de la misma manera que nos está llevando a luchar por causas más globales que nunca, nos ha de llevar también a explorar nuevos modelos políticos, económicos, culturales, sociales, jurídicos y quién sabe cuántas cosas más que vayan más allá del sistema de fronteras nacionales que construimos durante el siglo XVIII. Formamos parte de la generación que explora modelos para el funcionamiento de un grupo grande, muy grande, modelos para este siglo XXI y puede que alguno más.