Economista, experto en estrategias de la agroalimentación

Comemos energía

23 de Junio de 2017
Francesc Reguant | VIA Empresa

Alguien ha dicho que somos energía, no deseo hacer publicidad a nadie pero es una frase afortunada. Yoañadiría: comemos energía. Nos hace falta un cambio de paradigma sobre este tema.

 

Necesitamos la energía para adaptarnos a la vida en la Tierra, para disfrutar y para alimentarnos. Nuestras fuentes primarias de energía son el Solo y la Tierra (y en muy menor grado la Luna). Algunas veces estas fuentes primarias colaboran, por ejemplo en la energía hidráulica donde la Tierra levanta las montañas y el Sol le pone el agua.

Pero más allá de las fuentes directas, contamos con unos ahorros acumulados durante millones de años. Uno de ellos es la energía atómica -que trasciende estas fuentes primarias- y el otro es el petróleo del cual podríamos decir que es un ahorro geológico. Los ahorros son paquetes concentrados de energía, pero hay que saber gestionarlos (el contrario del que hemos hecho hasta ahora) y considerar los riesgos de su uso.

 

Hasta ahora, precisamente, hemos basado nuestro desarrollo en los ahorros energéticos (petróleo y energía atómica), hecho que nos ha dado una visión sesgada de la energía. Aun así, los riesgos asociados a la energía atómica, pero sobre todo las consecuencias vía cambio climático de la combustión de petróleo, nos están trayendo a mirar urgentemente hacia formas renovables de obtener energía, una energía que no nos llega concentrada sino distribuida a lo largo del territorio.

"Hemos basado nuestro desarrollo en los ahorros energéticos (petróleo y energía atómica)"

 

Al mismo tiempo nos hace dar cuenta del papel de la agricultura en sentido amplio (incluida la gestión de los bosques) como la principal fábrica de productos renovables. Efectivamente, a través de la función clorofílica, la agricultura transforma la energía primaria solar en productos capaces de atender nuestras necesidades de alimentación, de combustibles, de materiales textiles, de estética paisajística, etc. Como consecuencia de la versatilidad de la agricultura, capaz de producir alimentos pero también agrocarburants de manera sustituible, los precios de los cereales siguen hoy la misma tendencia del precios del petróleo.

De hecho, la Tierra es una gran planta solar que tiene que ser gestionada de manera integral e integrada. Sobre todo en uno en torno a presión de demanda en el que nos hay que decidir de manera razonada las prioridades para atender las diferentes demandas, tales como la preservación de la biodiversidad, la alimentación, la producción de electricidad, etc., compartiendo y seleccionando las opciones y las localizaciones más eficientes. Por lo tanto, de la forma como gestionamos la captación de energía solardependerá la organización del territorio. De aquí la importancia que estas decisiones sean tomadas de manera coordinada y planificada.

"De la forma como gestionamos la captación de energía solardependerá la organización del territorio"

 

En cuanto al uso agrícola, en términos de eficiencia productiva hay que incorporar el regadío, dentro del técnicamente posible y dentro de los límites medioambientales. En Cataluña, por ejemplo, el regadío multiplica hoy por más de siete (de media) la producción de secano por unidad de superficie. Lógicamente si dispusiéramos de una nueva tecnología de placas fotovoltaicas que multiplicara por siete el rendimiento de las actuales hablaríamos de una revolución energética.

El regadío supone esta revolución. Sin duda la disponibilidad de agua es limitada, pero hay que ser conscientes de su importancia para uso agrícola a la hora de planificar. El regadío y la tecnología pueden incrementar los rendimientos con objeto de evitar la deforestación, que es otra de las causas más importantes de emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial.

"La disponibilidad de agua es limitada, pero hay que ser conscientes de su importancia para uso agrícola a la hora de planificar"

 

Por otro lado, hay que considerar los costes de oportunidad. Actualmente se han localizado algunas plantas fotovoltaicas en zonas de regadío, el que es un contrasentido. En las zonas de secano las plantas fotovoltaicas pueden ser una gran oportunidad, a las áreas de regadío son un derroche.