"Si compra la raqueta, no se preocupe que el transporte le sale gratis". Cuántas veces hemos escuchado esto de forma engañosa. Y por qué no "incluido"? Si al fin y al cabo lo está.
Todos tenemos la necesidad imperiosa de transportar cosas de un lado a otro, ya esté en el mundo online o en la vida real. Es evidente que las cosas no viajan como por arte de magia. Siempre hay alguien que, como una mano oculta, deja el paquete al buzón de casa suya.
Muchas veces culpabilitzem al pobre mensajero del estado en el cual llega el paquete o del contenido del mismo. No pocas veces nos centramos demasiado en nuestros deseos, en el que queremos, despreciando así lo cómo se transportan las cosas. No es tan sencillo como decir "te vendo esto y no te preocupes que el transporte es gratis".
Curiosamente el observatorio de costes presentado el pasado 6 de marzo por el Observatorio del Transporte y la Logística en España (OTLE), expone que los costes logísticos suponen un 6,5% del volumen de negocio de los principales sectores productivos, sabiendo que el transporte por carretera supone más del 58% en el VAB del transporte español y casi un 5% del PIB nacional. Cada producto que fabricamos a nuestras industrias y que hay que trasladar a otra industria o a un particular supone un incremento notable del precio final en función de cómo, donde y quien lo va a hacer.
Por otro lado el observatorio de costes de la Generalitat de Cataluña (IDESCAT) expone en su web de forma periódica los costes por configuración de vehículo sea camión, camión pesado o furgoneta, teniendo en cuenta los factores que suponen un gasto para el transportista de mercancías. Así como el gasóleo, el mantenimiento del vehículo e infraestructuras, las tasas, los peajes o los salarios del personal implicado en todo el proceso. Muchas son las variables previsibles o no que juegan a la vez en un periodo de tiempo muy corto para hacer que este producto llegue a su destino.
Para hacernos una idea basta con ver el precio del gasóleo y pensar en nuestro coste cuando viajamos durante las vacaciones o diariamente al trabajo y ver cuánto nos cuesta este trayecto. Al instante nos daremos cuenta que de ninguna forma es gratis.
Publicidad engañosa o simplemente expresiones que nos hacen pensar que hay trabajos que se pueden despreciar así como así. El transportista, el mensajero o el cartero son vecinos, familiares, amigos. Personas de nuestro día a día que por bien o por mal nos unen de forma necesaria. Es necesario entender el trabajo y el esfuerzo de todos los sectores.
Una vez comprendida la lección no sería comprensible si dijéramos "compre el transporte, la raqueta es gratis". Creo que es suficiente. Alguien duda que el transporte NO ES GRATIS?
En un entorno en que la crisis ha supuesto una presión en el precio, hay que rescatar el precio justo por una calidad adecuada al servicio solicitado. Y ante todo, sentido común.