"Compromiso con la equidad de género. #Equidad8m" es el lema de la imagen conmemorativa unitaria que impulsamos desde la Generalitat de Cataluña pero también desde las diputaciones y las entidades municipalistas. La imagen que sostiene este mensaje representa unas manos de mujeres que simbólicamente piden la palabra sobre un fondo de color lila y es un reconocimiento a la lucha histórica de las mujeres para conseguir la equidad de género. El lema pone de relieve el compromiso del conjunto de toda la sociedad catalana para avanzar de manera eficaz y efectiva hacia una igualdad de oportunidades real entre mujeres y hombres.
La razón es que este 8 de marzo tenemos que celebrar que la sociedad catalana ha creado nueva herramienta, la Ley 17/2015 de 21 de julio, de igualdad efectiva de mujeres y hombres, que nos tiene que permitir avanzar y eliminar los obstáculos que nos llasten y producen que todavía hoy en día las mujeres sufren importantes desigualdades en muchos ámbitos, especialmente en el mundo de la empresa y el trabajo.
Hombres y mujeres compartimos los mismos principios básicos de democracia, pero tenemos experiencias diferentes, conocimientos y saberes diferentes que provienen de una experiencia vital diversa y, consecuentemente, tenemos prioridades políticas diferenciadas. Estas prioridades de las mujeres no siempre se han reflejado a la agenda política y económica y seguramente esta es la causa de que a pesar de que avanzamos en el siglo XXI, y desde hace ya unos cuántos años la igualdad teórica es una realidad a casa nuestra, tengamos todavía pendiente considerar, abordar y reconocer como se merecen las necesidades, las aportaciones y las expectativas de las mujeres.
La nueva Ley nos tiene que permitir construir una Cataluña avanzada, una sociedad efectivamente equitativa entre mujeres y hombres, donde las mujeres puedan desarrollar sus carreras en el mundo profesional hasta allá donde quieran. Esto es bueno para las mujeres, pero es imprescindible para la sociedad y, todavía más para las empresas. Recordamos que la realidad de nuestra sociedad está muy lejos de esta equidad. Si analizamos el vértice a la esfera más alta de las empresas, las mujeres todavía no llegan ni a representar el 17% de los consejos de las empresas de la Ibex-35. Cómo se puede estar en el mercado girando la espalda a su experiencia, participación, talento, mirada, visión, etc., cuando las mujeres son las responsables de más del 80% de los actos de compra.
Es especialmente grave la pérdida del talento femenino y es urgente promover el liderazgo profesional y emprendedor de las mujeres. La nueva ley nos permitirá, por ejemplo, distinguir las empresas que tengan planes de igualdad pero que también cumplan con una serie de requisitos en su funcionamiento. Y, en cuanto a sus productos, también tendrán que ser coherentes con los valores de la equidad de género. Estas empresas serán a la vez las que estarán más muy situadas en los procesos de contratación pública, por ejemplo, y en el otorgamiento de ayudas.
Las mujeres trabajan más que nunca pero sufren más precariedad laboral que los hombres, tienen sueldos hasta un 25% más bajos y todavía hay una naturalització que las mujeres son las que tienen que hacer los trabajos de cura. Hace falta que avanzamos al romper la concepción de asignar el trabajo en el ámbito público a los hombres y los trabajos de cura a las mujeres. Esta dedicación al mantenimiento de la vida es menos tiempo que las mujeres tienen para la formación, la promoción laboral, el ocio, la participación social, política, etc. Y supone más carga y estrés. Todavía arrastramos una penalización de la maternidad, cuando la conciliación es un reto que nos afecta como sociedad y que tiene que ver tanto con mujeres como con hombres.
Hablo de conciliación porque a menudo las dificultades con que las mujeres tropiezan en el mundo laboral son consecuencia de sus responsabilidades familiares, que encara ahora recaen mayoritariamente sobre ellas en solitario (cura de los niños, las personas grandes y las persones dependientes). Mujeres y hombres no compaginan con la misma proporción el tiempo invertido en el mercado de trabajo y las tareas de cura y mantenimiento de la vida. La disponibilidad para trabajar está pues sesgada por el género.
En la actual coyuntura económica, la crisis está produciendo un aumento del paro femenino a la vez que la precariedad salarial se extiende entre los hombres al encontrarse en puestos de trabajo temporales y a tiempo parcial que antes ocupaban mayoritariamente las mujeres. La situación contractual también es diferente según el sexo. En los últimos años ha habido lo triple de mujeres ocupadas a tiempo parcial que hombres. Y este hecho repercute tanto en los salarios como en las prestaciones que sederivan, como el paro o las pensiones de jubilación. Este es también un importante factor de empobrecimiento de las mujeres que a menudo no se tiene demasiado en cuenta.
Esta nueva herramienta legal nos tiene que permitir hacer este salto hacia una sociedad más justa, con mujeres y hombres más libres. Lógicamente este no es un reto en solitario de la Administración, es un reto colectivo, el compromiso de toda una sociedad que ha decidido firmemente avanzar.