Conocernos

17 de Noviembre de 2024
Ariadna Romans

Se pueden aprender muchas cosas de una misma persona al conocer a otra. Estos últimos meses he conocido a muchas personas nuevas porque he empezado a trabajar y a vivir en diferentes lugares. Puede resultar un poco agotador, eso de conocer personas todo el tiempo, pero también es muy divertido, porque conocer a alguien implica revisarte a ti misma, explicarte y, de alguna manera, volver a conocerte a ti misma a través de la presentación.

En algunas de estas conversaciones también confiesas algunos de tus hábitos y costumbres, ya sea para compartir, para intentar enviar un mensaje o para contrarrestar una absurdidad que ha dicho la otra persona con una propia. Cuando conocemos a alguien, sea en el contexto que sea, siempre buscamos dar una buena impresión, mostrar nuestra mejor cara. Porque, al fin y al cabo, seamos amigos o no después, queremos que todos tengan un buen recuerdo del encuentro. Y es bonito ver el cuidado que tenemos de nosotros mismos y hacia los demás en esos primeros momentos, que dentro de unos años no tendrán ninguna importancia, pero que ahora son vitales para determinar quién será tu amigo y quién un conocido olvidado en cinco, diez o quince años.

El otro día le conté a un nuevo amigo que a mí me gusta trabajar de noche. Se rio y me soltó que en los Países Bajos trabajar de noche es trabajar a partir de las cinco y cuarto, y que eso no tiene ningún mérito, siendo mediterránea, pues apenas es después de comer. Le hice una mueca y me dijo que él era más de mañanas, que le gustaba levantarse antes de que la ciudad se pusiera en marcha y avanzar cosas para que, cuando todos despertaran, él ya lo tuviera todo listo. Mi supervisora, unos días después, me confesó que ella, cuando se levanta, se pone a trabajar y solo mira el teléfono o los correos electrónicos antes de comer. Otra compañera del departamento me contó que ella solo revisa los correos electrónicos una vez al día, de una a dos, y que todo lo que no entre en ese margen lo responde al día siguiente (y yo he tomado nota y le envío todo a las 12.30 horas). Cada uno tiene sus propias técnicas, y me pareció bonito ver cómo, en tiempos intempestivos donde las redes sociales, las noticias y la comunicación constante pueden agobiarnos, cada persona desarrolla diferentes formas de resistencia y resiliencia.

"En tiempos intempestivos donde las redes sociales, las noticias y la comunicación constante pueden agobiarnos, cada persona desarrolla diferentes formas de resistencia y resiliencia"

Otro tema que he hablado mucho con las nuevas personas que he conocido, tanto de mi departamento como de otros entornos académicos, es cómo cuidarnos a nosotras mismas en un sector que no solo está siendo muy cuestionado por la opinión pública, como es la investigación en los Países Bajos. Para unas, el yoga; para otras, las excursiones a la naturaleza los fines de semana; para algunos, trabajar menos horas y para otros, renunciar a las grandes ambiciones académicas. Es bonito e inspirador, aunque odie esta última palabra, ver la manera en que los demás se protegen de la tormenta. Es importante dejar de pensar en el tiempo de calidad como tiempo productivo y empezar a ver de qué manera podemos conocernos en profundidad, aprender de los conocimientos de los demás y descubrir cómo hacer que nuestra vida, tal como es ahora, sea mejor. Dedicar tiempo a entender profundamente lo que nos rodea y hacer pequeños gestos regenerativos puede ayudarnos a encontrar nuevas formas de vivir más significativas en este mundo confuso, ruidoso y cada vez más estridente.