Acabo de salir a comprar algunas cosas que necesitábamos en casa y no ver a nadie en la calle y encontrarme con los cajeros del supermercado protegidos hasta arriba como si estuvieran en un laboratorio me ha impactado realmente. No me acabo de creer lo que nos está pasando y busco el momento de despertarme de este terrible sueño, pero nunca consigo despertarme.
Y en este estadio de ansiedad y pesar, me he propuesto googlear ‘coronavirus’ y ‘buenas noticias’ para empezar a constatar que …
- Esto es claramente pasajero: China cierra su última hospital por el coronavirus por no tener suficientes casos o Apple empieza a reabrir sus tiendas en China.
- La cura no tardará en llegar. Científicos del Centro Médico Erasmus en Holanda afirman haber encontrado un anticuerpo contra el coronavirus. En la India están teniendo éxito combatiendo el coronavirus combinando Retonovir, Lopinavir, Oseltamivir con Clorfenamina y en múltiples países ya están haciendo ensayos clínicos -España entre ellos- con pacientes reales.
Y concluir así que no nos queda otra que cuidarnos mucho, ser más responsables que nunca e intentar ser todo lo optimistas que podamos. Y serlo no sólo para pasar como podamos estos días de confinamiento generalizado, sino para poder resistir también los meses complejos que se nos vienen a nivel empresarial y económico. A no ser que los gobiernos garanticen salarios e inyecten millones y millones en la economía a través de avales y préstamos para todo tipo de empresas, todo apunta que el impacto económico no será menor.
Todo apunta, al menos por ahora, que la economía es muy probable que pueda repuntar a partir de los meses de julio o agosto de este mismo año. No nos queda otra que resistir y aguantar como sea estos meses buscando reducir de manera significativa nuestra estructura de gastos afectando lo menos posible a los puestos de trabajo y equipos que tanto nos ha costado construir.
Pero, ¿qué hacer mientras tanto? Tras una primera semana de shock, y un par de semanas más tomando medidas, creo que debemos aprovechar este parón para reflexionar realmente sobre hacia dónde está yendo el mundo y ser mucho mucho más estratégicos.
En este sentido, existen cinco reflexiones que me gustaría haceros sobre los cambios que vienen y que el coronavirus solo hará que acelerar:
1. El mundo será más digital que nunca.
La cuarentena nos ha obligado a ser digitales. Muy digitales. Nunca compramos tanto online -Amazon está contratando 100.000 personas para poder dar respuesta a ello- o estuvimos tan conectados como lo estamos siendo estos días. Pero, aunque el confinamiento pase y salgamos corriendo a parques y bares a beber y socializar, estos tres escalones que hemos dado con esta digitalización forzada difícilmente los bajaremos cuando todo esto pase.
Y si la digitalización estaba siendo generosa en tiempos en algunas industrias, cada vez serán más las empresas y los sectores que se sentirán en jaque por la llegada de un nuevo futuro que cada vez se acerca más rápido. Estimada educación, apreciado ocio, mundo de la salud, sector bancario o asegurador: vienen curvas. Pero, de las buenas especialmente para aquellas empresas que no consigan reaccionar rápidamente ante la digitalización de sus sectores y la irrupción de nuevos actores y start-ups.
2. La convergencia de tecnologías y disciplinas sólo acelerará la llegada de este nuevo mundo.
Tecnologías como la computación cuántica, el blockchain, la inteligencia artificial, el 5G, el internet de las cosas, la robótica, la realidad virtual y aumentada, la nanotecnología y un largo etcétera no sólo se están haciendo más comprensibles y accesibles: están convergiendo para crear un mundo que hasta hace poco no podíamos ni imaginar.
3. Todo se conecta. Todo se integra y se automatiza. Todo estará en la nube.
Estamos viviendo en el centro de los sistemas de información y comunicación de las empresas una verdadera revolución y viendo cómo absolutamente todo se empieza a conectar e integrarse. No habrá nada que no se pueda medir, nada que no se pueda automatizar ni nada que no acabe en la nube. A su vez, hay una clara tendencia a empezar a automatizar muchos de los procesos de marketing que hoy en día todavía son excesivamente manuales. Esta automatización irá de la mano de la incorporación de capas de inteligencia artificial que se encargaran del resto.
4. El mundo será más inteligente que nunca.
Y las empresas se verán obligadas a ser inteligentes, especialmente en cómo se relacionan con sus clientes. Inteligentes comercialmente. No cabe duda que vamos hacia un mundo donde cada vez será más crítico saber leer y entender los journeys de nuestros usuarios y clientes. Y hacerlo en tiempo real, para propiciar conversaciones e interacciones más relevantes, más oportunas y certeras, dónde y cuándo el cliente lo desee. La convergencia de disciplinas y tecnologías como el user experience, el marketing automation, la personalización o la inteligencia artificial ya lo están haciendo posible y muchas empresas ya están empezando a implementar bots y automatizar su mensajería instantánea como parte de su estrategia de relación con sus clientes.
5. La relación entre las empresas y sus equipos deberá cambiar radicalmente.
Por otro lado, el trabajo que de manera repentina nos ha tocado realizar desde nuestras casas nos está obligando a pensar si la manera cómo venimos trabajando hasta la fecha -con horarios y un espacio común- tienen o tendrán sentido en un futuro cercano. Y esa reflexión deberá venir acompañada de la relación de confianza que queremos tener entre organizaciones y nuestros equipos y la creación de mayores marcos de autonomía, libertad y propósito.
Y de todo ello ahora más que nunca es el mejor momento de pensar y reflexionar. Por ello, el objetivo - ante esta crisis - no es sólo sobrevivir, sino dar un gran salto y aprovechar estos meses difíciles para adelantarnos al futuro y hacerlo presente. Ahora es el mejor momento para ser optimistas, estratégicos y sobre todo audaces y decididos. Nunca tendremos mejor oportunidad que ésta.
¡Aprovechémosla!