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Consultora de RH y 'Coach' ejecutivo

La dualidad organizativa: gestión para el presente, liderazgo para el futuro

04 de Diciembre de 2024
Aida Jurado

En palabras de John Kotter, “la gestión asegura el presente, mientras que el liderazgo construye el mañana”. Esta distinción, aparentemente sencilla, oculta un desafío profundo para las organizaciones modernas: equilibrar dos funciones esenciales que, aunque complementarias, a menudo compiten por recursos, tiempo y atención.

 

Durante décadas, las empresas han priorizado la gestión, centrándose en la planificación, los presupuestos y las estructuras operativas. Sin embargo, hoy, la capacidad de inspirar, alinear y transformar —propia del liderazgo— no es solo un valor añadido, sino una necesidad estratégica.

La gestión es indispensable para garantizar el funcionamiento diario de cualquier organización. Se focaliza en la eficiencia, el cumplimiento de objetivos y el control de los recursos. Sin ella, las empresas se derrumbarían ante la falta de orden y previsibilidad.

 

Sin embargo, la gestión por sí sola ya no es suficiente ni lo será en el futuro, aún menos con herramientas como la inteligencia artificial que nos superarán en muchos aspectos. Mientras los gestores aseguran el statu quo, las organizaciones necesitan líderes que miren más allá del horizonte, inspiren creatividad y preparen a sus equipos para afrontar los retos futuros.

El liderazgo, según Kotter, no se limita a dirigir; consiste en movilizar a las personas hacia una visión compartida. A diferencia de la gestión, que opera dentro del marco de lo conocido, el liderazgo se adentra en lo desconocido, desafía paradigmas y genera entusiasmo por el cambio.

"A diferencia de la gestión, que opera dentro del marco de lo conocido, el liderazgo se adentra en lo desconocido, desafía paradigmas y genera entusiasmo por el cambio"

Un líder efectivo no solo motiva a su equipo, sino que también fomenta la innovación y da sentido a los esfuerzos colectivos. En este sentido, el liderazgo es un arte emocional: conectar con las personas, alinear sus valores y transformar sus aspiraciones en acción.

El Informe Global Gallup 2023 sobre State of the Global Workplace revela un panorama preocupante: solo el 23% de los empleados a nivel mundial se sienten comprometidos con su trabajo. Esto significa que el 77% restante carece de una conexión emocional significativa con sus responsabilidades laborales.

Dentro de este grupo, encontramos:

  • El 59% se encuentra "no comprometido", cumpliendo solo con las tareas mínimas requeridas.
  • El 18% está "activamente desconectado", expresando su descontento de manera visible y a menudo afectando negativamente a sus compañeros y a la organización en general.

Esta desmotivación masiva representa un obstáculo para la productividad, la innovación y la cultura organizativa, y evidencia la urgencia de transformar los entornos laborales en espacios que prioricen el bienestar y la conexión emocional.

Los principales motores de la desmotivación identificados son:

  1. Entornos laborales tóxicos: un liderazgo que prioriza los objetivos empresariales por encima de las necesidades humanas, provoca estrés crónico y sentimientos de alienación.
  2. Falta de reconocimiento: la ausencia de recompensas emocionales y profesionales mina el sentido de propósito de los empleados.
  3. Cargas excesivas y burnoutun número creciente de empleados identifica el agotamiento como una barrera crítica para la satisfacción laboral.

La clave para revertir esta tendencia radica en desarrollar liderazgos emocionalmente inteligentes que sepan inspirar, reconocer el esfuerzo y fomentar conexiones auténticas. Según Gallup, las empresas con niveles más altos de compromiso tienen un 23% más de rentabilidad y un 18% menos de rotación de personal. Estas estadísticas destacan el impacto directo de la satisfacción laboral en los resultados organizacionales.

La desconexión laboral no es solo un problema individual; es una crisis estructural que exige un cambio en los paradigmas de liderazgo. Un liderazgo empático y estratégico no solo puede reducir la desmotivación, sino que también tiene el potencial de construir culturas organizacionales más resilientes, creativas y competitivas.

"La desconexión laboral no es solo un problema individual; es una crisis estructural que exige un cambio en los paradigmas de liderazgo"

Para que las organizaciones prosperen, deben encontrar un equilibrio entre gestión y liderazgo. Un cambio urgente que comienza por:

  • Fomentar el liderazgo emocional: las empresas deben priorizar la formación de líderes capaces de conectar con sus equipos, gestionar conflictos y empoderar a los colaboradores.
  • Rediseñar estructuras humanas: incorporar tecnología como la inteligencia artificial para aligerar tareas repetitivas y permitir que las personas se centren en actividades creativas y estratégicas.
  • Construir culturas de respeto y cuidado: crear entornos donde el desarrollo personal y profesional sea tan importante como los resultados financieros.

El éxito organizativo del futuro no dependerá únicamente de procesos eficientes, sino de personas inspiradas. Mientras que la gestión continuará siendo esencial para el orden y la ejecución, el liderazgo será el motor que impulsará la innovación, la resiliencia y el cambio.