experta en estrategia y competitividad empresarial

El atrevimiento de hacer cosas diferentes

02 de Octubre de 2015
Nos toca vivir tiempos de cambios y transformaciones, donde nos angustia la incertidumbre y la velocidad del cambio y a la vez nos ilusiona la sensación que todo está para hacer... También el papel de las empresas como elemento transformador del modelo social existente tiene que ponerse en este contexto sobre la mesa.

Hoy en día, las empresas entendidas como comunidades de personas con proyectos comunes, con compromiso con los territorios donde se insertan y valores propios, acontecen un vector relevante de la transformación social y económica. Este nuevo rol de la empresa tiene que hacer posible la convivencia de la generación de un proyecto que incorpore los valores de la innovación, la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental, el compromiso con los retos sociales, los nuevos mecanismos de participación con la capacidad de competir de manera eficiente a los mercados internacionales.

Hablar de nuevo de los valores de la empresa parece un concepto demasiado gastado. Si buscamos cualquier web de una gran corporación,encontraremos la integridad, la honestidad, la colaboración... siempre como valores de empresa. Yo no hablo del que se escribe sino del que se hace. Hablo del atrevimiento de hacer cosas diferentes y de cruzar algunas líneas.

La empresa con valores cuenta con disparos estratégicos y culturales diferenciales y con nuevas maneras de combinar estrategia, valores y personas. Es una empresa que busca implicarse con los retos de su entorno, que se sustenta en un proyecto estratégico de futuro, sólido y competitivo, asentado en principios de rentabilidad, visión de largo plazo, R D y, enfoque "glocal", compromiso y co-creación de valor con el entorno. Una empresa que busca nuevas fórmulas de organizarse a través de diferentes modelos participativos, donde las personas y los valores de corresponsabilitat, solidaridad y colaboración, transparencia y evaluación de impacto jueguen un papel relevante.

Sabemos que Cataluña es un país de PYMES, donde la PYME sigue siendo un actor dominante e imprescindible de la estructura productiva del sector privado: representa el 99,8% de las empresas catalanas, el 61,2% del VAB que genera el sector privado y el 70% del total de ocupación. Es en este tejido de PYMES donde se están produciendo gran parte de estas transformaciones. Transformaciones que necesitan por un lado ser impulsadas, porque por este proceso, en muchos casos incipientes, se consoliden, es imprescindible contar con empresas y empresarios comprometidos con la generación de proyectos sostenibles en el largo plazo, vinculados con el desarrollo del territorio y la comunidad donde están insertas, y con un compromiso intergeneracional que garantice la sostenibilidad de los proyectos empresariales.

Y por otro lado, necesitan un entorno que abandone antiguos estereotipos y trabaje en como poner en valor la contribución de los empresarios y de las empresas como vehículos de desarrollo. Reflexionar sobre los valores de nuestras organizaciones. Mejorando la transparencia, fortaleciendo la relación entre los diferentes agentes, mejorando la colaboración con el tejido social y con los territorios.