Las relaciones trabajador-empresa se sostienen mayoritariamente por la contratación y la retribución. Un empresario tiene una necesidad de cubrir un puesto de trabajo y logra un compromiso contractual con un trabajador. Este accede a este compromiso en base a sus necesidades y a cambio de un salario.
Explicada así, la relación trabajador-emprendida no difiere nada de la relación tradicional mantenida a través de siglos. A pesar de este argumento, que parece correcto y objetivo, se esconden otras muchas cosas. Los estudios nos demuestran que los trabajadores dejan los trabajos a pesar de que perciben correctamente su salario y que se respeten las especificaciones de los contratos. Los empresarios, en muchas ocasiones, despiden trabajadores a pesar de que hacen correctamente su tarea, o bien entre dos trabajadores que hacen la misma tarea y lo ejecutan correctamente,eligen uno y no el otro.
Las razones que acostumbran a pesar más a la hora de dejar un trabajo son emocionales. El trabajador no se siendo muy tratado, no se siendo valorado, no recibe la comunicación correcta de la dirección, etc. Todos conocemos personas que han dejado un puesto de trabajo por otro con menos remuneración asociada o bien con unas condiciones contractuales que parecen peores que las que tenía.
Las razones que acostumbran a explicar los empresarios a la hora de elegir qué trabajador prefieren, en igualdad de condiciones contractuales, retributivas y mismo perfil profesional, también se sustentan en factores emocionales como por ejemplo la carencia de compromiso o la carencia de implicación en el trabajo del trabajador que despide.
Todo ello muy similar a las razones explicadas por las personas que rompen una relación personal, sea de pareja o amistad. La decepción por la percepción de carencia de compromiso del otro es el que nos empuja a abandonar. Así, también conocemos historias de empresas que han superado una crisis gracias al viejo lema "la unión hace la fuerza", situación en que empresarios y trabajadores han unificado esfuerzos, sacrificando tiempos y ganancias, y esta lucha común los ha llevado a la superación.
En definitiva, hoy más que nunca hace falta el compromiso mutuo entre trabajadores y empresarios para echar las empresas adelante. Este compromiso que hace que todos se sacrifiquen si hace falta y todos disfruten de los éxitos cuando llegan.
Sin compromiso no hay empresa que perdure. Porque todos sabemos que una idea compartida nos estimula, pero una causa común nos trae a la acción y a la superación de trabas.