Los centros de formación están cambiante. Este proceso, que ya hace un tiempo que está en marcha, está acelerándose en los últimos tiempos. Hace unos días, en el acto que hacía oficial una formación profesional dual en el sector de educación infantil, puse en el auditorio la antigua imagen de las películas de los años 50 del siglo pasado, donde el médico, el cura, el farmacéutico, el guardia civil y el maestro se reunían finalizada la jornada en el bar del pueblo para jugar a cartas. Es decir, las solitarias figuras del poder, juntándose en un acto simbólico del que no se nos puede escapar el significado. Esto, afortunadamente, se ha acabado.
Ahora necesitamos instituciones educativas que no son organs de poder. Necesitamos empresas humanas, que procuran por los servicios que ofrecen, y que intentan satisfacer a sus clientes.
Al sector educativo, en muchas ocasiones, no gustan estas palabras con términos económicos. Matizamos. Cualquier actividad humana organizada alrededor de un objetivo es una empresa humana. Cualquier actividad humana ofrece sus valías a sus conciudadanos. Estos conciudadanos que confían en tú y ponen en tus manos su formación y la de sus seres más queridos, son tus clientes.
En el sector de educación no gustan, habitualmente, las comparaciones economicistes. Pero, al fin y al cabo, nuestras sociedades están en la actualidad organizadas alrededor de estos conceptos. La educación y la formación son cosas muy importantes, pero los que trabajan a otros sectores también lo son, de importantes.
Ahora estamos hablando de centros modernos, con certificaciones ISO y EFQM, con política de formación por sus trabajadores (profesores y no profesores) que venden formación a empresas, y que comparten el ámbito de formación con ellas.
Para gestionar estos centros formativos necesitamos profesionales de la gestión. Está claro que el Director Educativo tiene que ser un profesional de la formación y la pedagogía, experto seguramente en formación de formadores, y en dirección de grupos de trabajo. Pero necesitamos este perfil para gestionar un centro de trabajo con 50, o 100 o 150 trabajadores? Será correcto un perfil pedagógico para buscar recursos, para difundir los servicios que la institución hace, para gestionar presupuestos, para hacer liquidaciones económicas, para lograr retos económicos? Tenemos que coincidir que la respuesta es no. Y este es uno de los retos en nuestra política educativa.
Para acabar, los que somos padres dejamos nuestros bienes más preciados (en expresión acertada de una directora de escuela cuna) en manso de unos técnicos en pedagogía, y estiércol bien al tener confianza. Es la misma persona la que tiene que hacer el plan de mantenimiento? Confiaremos en este caso? Me temo que no.