Debido a los cambios acelerados que afectan cualquier sector, las organizaciones que quieren perdurar tienen que transformarse continuamente. Transformar quiere decir un cambio notable. Es decir, es un proceso por el cual algo acontece diferente. En las organizaciones hay muchos tipos de transformaciones. Veamos algunos de los principales:
• Cambio de sector cuando se llega a la conclusión que un sector no tiene futuro. Esto es el que hicieron, por ejemplo, empresas como 3M (Minnesota Mining Manufacturing) que empezó siendo una mina o Nokia (que empezó fabricando cables).
• Cambio en el modelo de negocio para seguir teniendo ventajas competitivas que los clientes valoren. Esto implica cambiar partes del modelo económico (productos, precios de venta, clientes objetivo, costes...) o del modelo financiero (inversiones, financiación...).
• Apostar por nuevos productos, mercados o clientes. Es el caso de Desigual, por ejemplo, que en 2007 hacía básicamente roba por chica joven y ahora hace todo tipo de complemento para el mismo tipo de cliente, pero también roba y otros productos para niños, chicos jóvenes y personas de más edad.
• Fusiones y adquisiciones. Son operaciones que permiten ganar dimensión de manera rápida. En estos casos el reto es integrar la cultura de la nueva organización y pagar un precio que sea razonable. Muchas adquisiciones acaban siendo un fracaso por la dificultad de integrar bien la empresa adquirida o porque el precio es desorbitado.
No es fácil hacer transformaciones. Un estudio de KPMG concluye que más del 50% de las empresas que intentan una transformación no consiguen el resultado deseado. Entre las claves de éxito hay de saber anticiparse a los cambios que experimentan los clientes y los competidores. Y también acertar en las decisiones relacionadas con las novedades tecnológicas. Esto requiere mucha visión y no olvidar que la necesidad de transformarse es como the never end story, nunca se acaba.