Las vacaciones de Navidad son una época mágica para los niños: luces, el "tió", juguetes y… pantallas. Las pantallas están siempre presentes, pero durante las vacaciones de Navidad hace frío, da pereza salir y pasamos muchas horas en casa. Es tentador. Si no vigilamos, nuestro hijo o hija (o nosotros mismos) se perderá en el último videojuego de moda y todo el mindfulness, gentle-parenting, y lo que nos habíamos propuesto, se irá por el desagüe.
Pero ojo. No vengo a añadir más presión a las familias, que ya tienen suficiente, sino a ofrecer herramientas para gestionar el tiempo de pantalla y poder hablar del tema de manera abierta y rigurosa. No nos culpemos. Hemos creado un mundo en el que los niños no pueden jugar con la pelota en la calle, no pueden hacer ruido en los restaurantes y, ¡pobres de ellos!, no se pueden sentar en el suelo sin pegarse un chicle o algo peor. Pero, ¡eeeeeh!, les exigimos que se comporten como adultos en un entorno hostil. No nos autoflagelemos, ¿vale?
La fantasía tecnológica
Es tentador pensar que, con las nuevas tecnologías, estamos abriendo la puerta a un universo infinito de conocimiento y desarrollo. Tal vez, como los mejores padres de la galaxia, permitimos que nuestros hijos aprendan a programar desde los tres años con Scratch y Lego, y vean documentales sobre el espacio en inglés mientras decoran con lápices de colores y materiales reciclados. La realidad, sin embargo, es muy distinta. Según el Manifest dels drets digitals de la infància i adolescència de Catalunya, los niños y adolescentes no son tan “nativos digitales” como solemos creer. Simplemente son personas afortunadas que han nacido con wifi y una tablet.
El hecho de que crezcan con la tecnología no significa que sepan utilizarla de manera segura o constructiva. Además, el uso de pantallas implica tanto beneficios como riesgos. Últimamente, debemos poner énfasis en la falta de privacidad, la esclavitud de los algoritmos, la sobreexposición a contenidos nocivos y la pérdida de tiempo para la interacción social genuina. Sí, es cierto que mayoritariamente ofrecen oportunidades educativas y creativas si se usan de manera controlada y consciente. Pero sabemos que, aunque sea en un porcentaje pequeño, hay personas de todas las edades completamente descontroladas.
“El uso de pantallas implica tanto beneficios como riesgos, y últimamente debemos poner énfasis en la falta de privacidad, la esclavitud de los algoritmos y la sobreexposición a contenidos nocivos”
Los videojuegos pueden estimular la creatividad y la resolución de problemas, pero las investigaciones indican que no todos los videojuegos ofrecen los mismos beneficios, ni todos los beneficios aplican en todos los casos. En este contexto, las soluciones prohibitivas no son efectivas; es necesario acompañar y educar en el uso digital. Esta Navidad, aprovechemos la oportunidad para establecer normas que fomenten un uso equilibrado y saludable de las pantallas. La clave está en encontrar la racionalidad y entender que no todas las actividades digitales son iguales. ¿Es lo mismo pasar 8 horas cuadrando facturas en Excel que viendo vídeos de Illojuan y ElXokas?
Recomendaciones para establecer normas digitales
Hay familias que lo hacen en formato contrato, que el niño debe firmar. Se cuelga en la nevera y así todos pueden consultarlo cuando sea necesario. Hay decenas de ejemplos en Internet, pero los tres puntos principales que deberían marcarse son:
- Establecer límites claros y adaptados: No todos los niños tienen las mismas necesidades ni la misma madurez. Los más pequeños podrían tener media hora de pantalla dirigida al día, mientras que los mayores podrían tener más libertad, siempre con supervisión y ofreciendo opciones alternativas que no impliquen estar quietos haciendo doomscrolling. Vigilar qué pueden y qué no pueden ver. No todo vale.
- Involucrarse en el uso digital de los hijos: Seguir y entender qué ven o a qué juegan los niños no solo ayuda a detectar contenidos inapropiados, sino que también permite establecer un diálogo abierto y evita que la tecnología se convierta en un tema conflictivo. Mira lo mismo que tu hijo o hija, hablad después, creáis un vínculo. Puede que ya no te cuente qué ha hecho en clase, pero podéis hablar sobre lo que ha pasado mientras jugabais a la PlayStation.
- Promover el descanso de pantallas: La Navidad puede ser una buena ocasión para introducir hábitos de higiene digital, como desconexiones temporales o usar las pantallas solo en espacios comunes, fomentando un uso compartido y supervisado. Por ejemplo, prohibir su uso en las habitaciones cuando están solos. Y la desconexión puede ser pactada y convertida en un juego: quien pierda paga una prenda.
Las promesas de las pantallas son muchas. Nos prometen, a través de los anuncios y las recompensas, una experiencia educativa, creativa y, por supuesto, entretenida. Pero hay una línea muy fina entre un juego que puede estimular la mente y uno que solo sirve para mantener a los niños ocupados mientras tú terminas de comer.
Equilibrios y alternativas (o cómo hacer que la Navidad no sea un reality show de pantallas) o El verdadero regalo de Navidad
El problema no es la pantalla en sí misma, sino que canibaliza el tiempo por culpa de la economía de la atención, provocando una exposición involuntaria. Al igual que una buena comida de Navidad debe tener la cantidad justa de turrón, las pantallas también deben entrar en nuestras vidas de manera controlada y con mirada crítica. No nos comemos todo el turrón de chocolate, y nos aseguramos de que sea del que nos gusta. Pues con el contenido digital, lo mismo.
“Las pantallas también deben entrar en nuestras vidas de manera controlada y con mirada crítica"
Estos días leo muchas propuestas de actividades analógicas para compartir tiempo en familia, pero aquí os propongo algunas digitales que también suman al tiempo de calidad, trabajando la mirada digital crítica con niños de todas las edades.
Suno.ai
Crea canciones sobre el tema que quieras, con el estilo que elijas. La cuenta gratuita permite crear 10 canciones diarias, ¡una barbaridad! Jugad a que cada uno cree una canción reguetonera de la abuela. Con los mayores, preguntad cómo han entrenado una red neuronal para lograrlo y cuál es el modelo de negocio.
Animation Maker de Meta Demo Lab
Convierte tus dibujos (digitales o analógicos) en animaciones divertidas. Haz una foto, ajusta el esqueleto y elige qué animación quieres. Descarga el vídeo y compártelo. Los más pequeños se alucinan, y los mayores pueden reflexionar sobre el futuro del "rigging" en el mundo de la animación.
Efectos de cámara en Snapchat o TikTok
Lo más tonto es pasarse un rato tumbado en el sofá haciendo muecas a la cámara del móvil que te ha transformado en un perro que saca la lengua o en un personaje manga. Los más pequeños se ríen, y los mayores pueden crear sus propios efectos y compartirlos con la familia y los amigos. No es difícil y pone a prueba la creatividad digital.
Sé que, siendo yo, esperabais una lista de videojuegos para jugar durante estas fiestas. Pues aquí os traigo algunas recomendaciones que debéis jugar en familia y que aportan momentos vibrantes y originales. No hace falta que os diga que, aunque sean de un solo jugador, la magia está en jugar acompañados y pasaros el mando en cada pantalla o vida, como los buenos jugadores clásicos.
Princess Peach: Showtime!
El primer juego con la princesa como protagonista tiene una premisa maravillosa: puede ser lo que tú quieras. Y así lo hace, porque en cada mundo adopta un rol y unas responsabilidades diferentes: espadachina, cocinera, patinadora, ninja… como una Barbie apuntada al SEPE, no te aburres ni un momento. Atención: hay alguna lucha.
Mario y Luigi Conexión Fraternal
El otro juego para Nintendo Switch que devuelve a los hermanos fontaneros italianos para salvar unas islas en un mundo lleno de criaturas extrañísimas. Tiene combates por turnos que debemos coordinar, pero si se nos hace raro, siempre podemos recurrir a Mario Kart, que es un clásico que nunca muere.
NEVA
La propuesta de Nomada Studio y el artista Conrad Roset para aquellos que buscan algo que va más allá de los fuegos artificiales. Si su juego anterior se llevó todos los premios, este no se queda atrás. Ahora llevamos un cachorro y una espada, pero el síndrome de Stendhal sigue muy presente. Atención: Hay espadas y combates.
ALBA: A wildlife adventure
Una aventura tranquila donde una niña veranea en un pueblecito de playa lleno de naturaleza. Unos hombres oscuros quieren construir allí y eliminar la flora y la fauna. Equipadas con una cámara, tendremos que hacer fotografías y evitarlo.
Koa y los cinco piratas de Mara
Una aventura donde Koa y Napopo deben navegar y descubrir paisajes para recuperar el tesoro de los piratas.
La tecnología, si se utiliza con consciencia y equilibrio, puede enriquecer estas vacaciones.
Esta Navidad, el wifi se vuelve misteriosamente inestable, quizá por obra de la magia de los Tres Reyes Magos, el Tió o la Lotería de Año Nuevo… Pero, más allá de la broma, esta es una buena ocasión para recordar que un acompañamiento digital consciente ayuda a los más pequeños a moverse con seguridad y confianza en el mundo digital, porque, en el fondo, el objetivo es que ellos (y también nosotros) aprendamos a encontrar el equilibrio entre el mundo virtual y el físico, hoy y cada día.