El Mobile World Congress ha empezado con la noticía de la compra de WhatsApp por parte de Facebook. La operación tiene sentido estratégico, al dirigirse al mercado de los contenidos de mensajería instantánea donde Facebook quiere incrementar su presencia. También en términos de clientes, dado que accede –en teoría- a un segmento de usuarios que pueden complementar, por su perfil, a los que ya tiene en Facebook. Si bien algunos analistas aseguran que muchos de ellos podrían tener ya cuento registrado a Facebook, y por lo tanto, no serían clientes nuevos.
A pesar de esto, la operación no tiene sentido económico. Difícilmente podrá rentabilizar una inversión tan descomunal. Hay que recordar que hace muy poco tiempo se formalizó la compra de Viber , con tecnología parecida, por unos 900 millones de dólares. Y no se podrá rentabilizar sin forzar al límite los ingresos provenientes por publicidad o bien subiendo los precios de suscripción mucho por encima de los actuales. Hecho que originaría que muchos de los usuarios actuales dejaran de utilizarla.
El mercado de las aplicaciones se caracteriza para tener una fidelidad muy baja. Enseguida que apareció la noticia de la compra, miles de usuarios colapsaron el registro de Telegram , uno de sus competidores. Muchos usuarios ven negativamente una posible integración de Facebook con WhatsApp. Noticia que fue una de las primeras al ser desmentida. Además de esta infidelidad poco disimulada, técnicamente WhatsApp tampoco ofrece nada desde el punto de vista tecnológico. Problemas de servicio y de seguridad han originado la aparición otras alternativas que permiten el uso de la mensajeríainstantánea en uno en torno a negocios, donde la seguridad es importante.
Entonces, cuáles son las auténticas razones última de la operación?. Entendemos que la primera es sacar WhatsApp de las manos otros posibles compradores. Con Google en primer lugar. Últimamente se estaba hablando de esta opción, y han salido a la luz propuestas que muestran que esta acción estaba siendo valorada como una alternativa seria. La segunda razón, a pesar de ser evidente y clara es poco tratada en los medios, es el enorme músculo financiero de Facebook. Además, sólo una 'pequeña' parte de la operación se hace en efectivo. La mayor parte de la oferta se traduce en acciones de la compañía. Esto no es de extrañar cuando la compañía de en Mark Zuckerberg tiene en la actualidad su cotización en máximos históricos desde que empezó a cotizar en Bolsa. Así pues, incluso le puede resultar un pago muy cómodo, dadas las circunstancias.
Esta historia recuerda mucho los primeros tiempos de Internet, cuando los métodos de valoración tradicional se vieron trastornados por las primeras compras corporativas del sector y los precios estratosféricos que lograron a Bolsa las empresas de Internet. Enseguida aparecieron indicadores nuevos para intentar explicarlo. Y a la larga, el tiempo dio la razón a los que explican que la cotización en Bolsa de una empresa tendría que reflejar sólo su capacidad de obtener beneficios en el futuro. El tiempo lo dirá.